Entender + con la historia

¿Quién ha hecho las comarcas?

mapa comarcas catalanas de 1936

mapa comarcas catalanas de 1936

4
Se lee en minutos
Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

ver +

Las medidas para detener la pandemia nos obligan a revisar las nociones de geografía. Estos días les toca a las comarcas, que parece que son la nueva frontera para contener el virus.

Este fin de semana se deja atrás el confinamiento municipal para convertirlo en comarcal. No hace ni cien años que oficialmente hay comarcas, pero es una realidad que se remonta a los siglos XVI y XVII. En aquellos tiempos ya había varios estudiosos que discutían como había sido la organización del Principado. Tal como explica el profesor Jesús Burgueño en su imprescindible libro sobre la división comarcal, a las propuestas de entonces ya aparecían nombres que continúan vigentes: Berguedà, Ripollès, Ribera d’Ebre, Barcelonès, Gironès, Conca de Barberà...

A partir del siglo XIX, la comarca fue convirtiéndose en un elemento vertebrador de la identidad catalana en oposición a la división provincial, impuesta desde Madrid. No es extraño, pues, que cuando en 1931 Catalunya consiguió arañar algo de la autonomía política que había tenido antes de 1714, uno de los primeros temas que se abordó fue la organización territorial.

En octubre, cuando la República aún olía a nuevo y el Parlament era provisional, ya se constituyó la Comisión de estudios de la estructura comarcal de Catalunya. Está formada por los grandes nombres de la geografía de entonces como Pau Vila y Miquel Santaló; además de otras personalidades relevantes como Antoni Rovira Virgili. El problema era que desde el gobierno no les dieron instrucciones claras de para qué eran necesarias comarcas, lo que desesperaba a Vila que ya era un referente en la materia.

Cansados ​​de esperar, los miembros de la comisión atajaron el asunto y redactaron unos principios metodológicos para hacer el trabajo. Una de las normas que se impusieron fue que las nuevas unidades territoriales fueran demográficamente equilibradas y que los habitantes de cualquier pueblo del área delimitada pudieran ir y volver de la capital comarcal en un solo día (no, entonces todavía no había coches). Y por encima de todo estaban de acuerdo en que “conviene que Catalunya sea dividida en el más pequeño número de demarcaciones a fin de no multiplicar los gastos de administración".

La comisión no estaba cerrada en un despacho, sino que quiso pisar el territorio para conocer la realidad del país y hacer una propuesta adecuada con el momento que estaba viviendo. Además, se envió una encuesta a todos los ayuntamientos preguntándoles a qué comarca creían que pertenecían y en qué mercado semanal solían ir los habitantes del pueblo.

Durante las sesiones de discusión, los miembros de la comisión protagonizaron algunos debates apasionados. Sobre todo a la hora de decidir si era necesaria una estructura intermedia o Catalunya se bastaba con la Generalitat y las comarcas. Vila decía que no había que complicarlo más mientras que Rovira era partidario de proponer un ente supracomarcal, idea que secundaron los representantes tarraconenses, leridanos y gerundenses. Es decir, todos los que no eran del centro del país. Esta es la razón porqué la propuesta de división territorial presentada estaba formada por comarcas y 'veguerías'.

Noticias relacionadas

El problema era hacerla realidad porque cuando se debatió en sesión parlamentaria todos los partidos quisieron meter baza y algunos directamente no querían ni oír hablar del tema. Además, el gobierno no se acababa de decidir a implementarlo porque esperaba asumir las competencias sobre los gobernadores civiles. Pero cuando esto pasó, en enero de 1934, en vez de eliminar las provincias, las convirtieron en Comisarías Delegadas. Luego hubo los Fets d’Octubre, el encarcelamiento de Companys, la intervención de la Generalitat por parte de Madrid... y el mapa de Vila y compañía quedó en un cajón.

La división comarcal se aprobó en plena guerra civil y en agosto de 1936 Catalunya quedó oficialmente organizada en 38 comarcas y 8 regiones, que a partir de 1937 fueron rebautizadas como 'veguerías'. Ironías de la política, lo aplicaba un gobierno con representantes socialistas y anarquistas, formaciones que en 1933 se habían opuesto al proyecto porque lo consideraban una imposición jerárquica. Pero todo había cambiado y en 1936 daban cuenta de que para controlar el territorio y los comités antifascistas locales que actuaban sin orden ni concierto necesitaban orden y estructura.

Pau Vila Dinarès, el referente

La vida del padre de la geografía catalana moderna es paradigmática de la vivida por muchos intelectuales del s. XX. Hijo de obreros del textil, hizo los primeros estudios de manera autodidacta y luego pudo terminar de formarse en el extranjero. Su compromiso con la República le obligó a exiliarse a América en 1939, donde renovó la geografía igual que lo había hecho en Catalunya.