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Jordi Nadal Oller: exigencia intelectual e integridad personal

El historiador, referente en la historia de la revolución industrial en España y Catalunya y en la evolución demográfica del país, falleció ayer a los 91 años

El historiador Jordi Nadal.

El historiador Jordi Nadal. / RICARD CUGAT

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Josep Maria Fonalleras
Josep Maria Fonalleras

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Hay dos episodios, en la vida de Jordi Nadal Oller (Cassà de la Selva, 1929- Barcelona 2020) que definen a este sabio cuya obra, en palabras de otro historiador eminente, Josep Fontana, tuvo “carácter fundacional” en el estudio de la historia económica de Catalunya y de España. Uno ocurre en los inicios de su vida y otro, al final.

A los 16 años, cuando estudiaba en el Liceo Francés (“donde aprendimos a estudiar, nos aficionamos al estudio: eso fue definitivo para mí”) después de haber pasado el periodo de la guerra civil en Francia, le diagnosticaron un serio problema de sordera al que su padre, previendo las dificultades que tendría en el futuro, quiso responder con la instauración de un vitalicio que iba a asegurarle el futuro. Su madre era hija de un emprendedor en el negocio de tapones de corcho para el champán francés, Francisco Oller, que labró su carrera empresarial a caballo de los siglos XIX y XX. Ella no quería oír hablar de esa ayuda y proclamó: “De ninguna manera un vitalicio. Jordi ha de ganarse la vida como sus hermanos”. Fue una lección de tenacidad y compromiso que había de acompañarle para siempre. “Era una mujer extremadamente valiente”, declaró Jordi Nadal en una entrevista a 'L’Avenç'. “Siempre afrontaba los problemas, siempre encontraba soluciones, y eso le debo”. El entorno era el de una familia “de una burguesía a la catalana, austera, ahorradora, bastante sacrificada; no se permitían los lujos: me educaron así”.

El segundo episodio lo relata el historiador y excalcalde de Girona, Joaquim Nadal, su sobrino, que fue el encargado de pronunciar la 'laudatio' de Jordi Nadal cuando fue nombrado doctor honoris causa por la Universitat de Girona: “'Esta noche no he podido dormir nada’, me dijo un día. Le pregunté por qué, y él me contestó: 'He estado dando vueltas al libro de la Hispano Suiza que estoy preparando para publicar'. Despierto toda la noche por la pasión intelectual. Vivir pendiente de encontrar las respuestas adecuadas, saber interrogar al pasado y al mundo”.

En medio, una carrera académica que pasa por las universidades de Barcelona, de València y de Princeton, entre otras. Catedrático de la Universitat Autònoma y doctor honoris causa por la ya mencionada de Girona y por la Universitat Pompeu Fabra y la de París XII. Y con un trabajo de investigación ingente que va desde su primer libro –'La population catalane de 1553 à 1717', con Emili Giralt– hasta el que ha sido su magno legado, un estudio sobre mítica Hispano-Suiza: 'Esplendor y ruina de una empresa legendaria'. Entre sus obras más conocidas, que han creado escuela en la investigación sobre la historia de la población y de la revolución industrial, 'La población española (siglos XVI a XX)'; 'El fracaso de la Revolución Industrial en España, 1814-1913'; 'Historia económica de España'; 'Història econòmica de la Catalunya contemporània' o el 'Atlas de la industrialización de España'.

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A raíz de su fallecimiento, en las redes se ha destacado tanto su intensidad investigadora como su fervor pedagógico. El mismo Joaquim Nadal ha afirmado que “fue un intelectual apasionado, un profesor e investigador exigente e intransigente con la indolencia y la incompetencia; maestro de historiadores, discípulo de Jaume Vicens Vives”. Fue su inicial contacto con Vicens, cuando Jordi Nadal compaginaba los estudios de Derecho y de Historia, el que encaminó su carrera: “Aprendí que era un profesor de verdad y que yo tenía que corresponderle con honestidad y esfuerzo”.

Él fue también ese “profesor de verdad”. Entre sus muchos discípulos, el catedrático Albert Carreras, que colaboró con Jordi Nadal hasta el final, destaca “la calidad y relevancia investigadoras; la exigencia intelectual; el deseo de excelencia, la independencia de criterio, la absoluta integridad personal, el compromiso con el país y la sociedad, la convicción sobre el valor de la enseñanza, los principios sólidos, el coraje personal”.  

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