Pasión de historia

Madame Tussaud: poner cera, quitar cera

Desde antes de la Revolución Francesa ya se utilizaba la cera para hacer figuras, pero nadie llegó al nivel de excelencia de la estrasburguesa Marie Desde antes de la Revolución Francesa ya se utilizaba la cera para hacer figuras, pero nadie llegó al nivel de excelencia de Marie Grosholtz

Los fans de Jackson han rellenado las 200 páginas del libro de condolencias ubicado en el Tussaud de Berlín.

Los fans de Jackson han rellenado las 200 páginas del libro de condolencias ubicado en el Tussaud de Berlín. / AP / MAYA HITIJ

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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Con la nueva normalidad han llegado nuevos inquilinos en la Rambla de Barcelona. La turistada de chancleta y sangría ha sido sustituida por Greta Thunberg y Copito de Nieve, que se han hecho los dueños de la parte baja de la emblemática vía. No es el inicio de una novela distópica sino una acción promocional del remodelado Museo de Cera, que entre las nuevas figuras ha incorporado el gorila albino y la ecologista sueca.

La inquietante propuesta de contemplar reproducciones hechas con cera y a escala real de celebridades de todo tipo la debemos a Marie Grosholtz, que ha pasado a la historia como Madame Tussaud. Una mujer con una vida digna de serie de Netflix.

De Berna a París

El inicio ya es chocante porque nació en Estrasburgo en 1761 huérfana de padre. Empujada por la necesidad, su madre se la llevó a Berna, donde hacía de asistenta del doctor Phillippe Curtius. Era un personaje pintoresco, aficionado a crear esculturas de cera para ilustrar las lecciones de anatomía. Además, para entretenerse, hacía bustos de personajes conocidos. Tenía tanta maña que abandonó la medicina para dedicarse exclusivamente a eso. Con ansias de fama y fortuna se trasladó a la capital del mundo, que entonces era París. Eso sí, acompañado de la criada y su hija.

Mientras los parisinos quedaban boquiabiertos con la destreza del médico, Marie se iba haciendo mayor y Curtius la cogió de aprendiz. La chica enseguida demostró tener talento y a los 16 años ya había esculpido los retratos de Voltaire, Rousseau y Franklin.

Un museo en Wuhan

Madame Tussauds es propiedad de un grupo inversor que los últimos años ha expandido la marca en todo el mundo. Actualmente gestiona 24 museos esparcidos por los cinco continentes. En Asia tienen diez y uno es en Wuhan, epicentro del covid-19. No consta que tengan previsto hacer la figura de cera del virus.

Curtius y Grosholtz eran un tándem de éxito y sus exposiciones triunfaban en el París de la época. Es comprensible. Cuando las imágenes solo podían ser pintadas por artistas, poder mirar cara a cara reproducciones 3D de los grandes personajes debía de ser fascinante. Pero todas las series necesitan un giro de guion. Y en este caso lo provocó la Revolución Francesa.

Poca gente sabe que dos días antes del famoso 14 de julio de 1789, un grupo de personas se manifestó por París con las cabezas de cera del duque de Orleans y del ministro de finanzas que habían sustraído de la exposición de Curtius y Grosholtz. Premonitorio de lo que pasaría cuando la guillotina comenzó a funcionar con frenesí.

Si hacemos caso a las memorias que dejó escritas Madame Tussaud, estuvo a punto de ser decapitada. Su buena relación con Versalles la puso en el punto de mira de los revolucionarios, que le perdonaron la vida a cambio de hacer los bustos de las celebridades guillotinadas. Así, en cuanto la cabeza caía en la cesta, aún caliente y con la sangre chorreando por todas partes, Marie la cogía y hacía un molde. Por sus manos pasaron las testas de Luis XVI, María Antonieta, Robespierre...

Tras el terror revolucionario a Marie parecía que las cosas le podían ir mejor. En 1794 heredó el negocio del difunto Curtius y el año siguiente se casó con el ingeniero François Tussaud. Pero Francia guerreaba con media Europa y los Tussaud no salían de la miseria. Había que probar fortuna en el extranjero e Inglaterra fue el destino.

Monsieur Tussaud

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Madame Tussaud viajó con su hijo mayor mientras el pequeño se quedaba en París con el padre. Fue de un lado para otra enseñando su colección y enviaba dinero a casa para ayudar a François, pero el ingeniero se lo pateó todo. Cuando Marie lo supo, se plantó en París, recuperó al hijo pequeño y dejó al marido para siempre. El apellido, sin embargo, la acompañó el resto de su vida, que pasaría a Baker Street de Londres, donde Tussaud & Sons abrió la primera sede estable.

Los ingleses estaban entusiasmados con el museo de cera. Incluso recibió la visita de la futura reina Victoria, cuando aún era princesa. Le debió gustar porque autorizó que Tussaud hiciera su figura ataviada con una réplica del vestido de novia. Aquello fue un reclamo extraordinario para un museo que continuó creciendo bajo la dirección de los hijos. Ahora Madame Tussaud continúa recibiendo los visitantes, pero convertida en una de sus figuras.  

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