CRISIS SANITARIA INTERNACIONAL

Coronavirus: Tres vidas pendientes de la renta mínima

Un autónomo de la construcción, una profesional de hostelería y un profesor de educación física narran cómo les ha golpeado laboralmente la crisis del covid-19

Manuel de Grau, trabajador autónomo del sector de la construcción.

Manuel de Grau, trabajador autónomo del sector de la construcción. / JOAN CORTADELLAS

5
Se lee en minutos
Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

Escribe desde área metropolitana de Barcelona

ver +

Tres trabajadores a los que la crisis del coronavirus ha dejado en la estacada narran a EL PERIÓDICO cómo afrontan las dificultades y opinan sobre la renta mínima que el Gobierno prevé aprobar en mayo, para las personas más vulnerables.

Manuel de Grau: "Ya rescataron a los bancos. Ahora tocan las personas"

Manuel de Grau (Guayaquil, Ecuador, 1964) ha vuelto estas semanas al pasado. Para ser exactos al año 2008, cuando recién llegado a Barcelona sufrió en primera persona la crisis: acabó demandando a su empresa por impagos y la justicia le dio la razón. Fue entonces cuando decidió hacerse autónomo... hasta hoy. "Pertenezco a un grupo de supervivientes en vías de extinción, y lo peor está por llegar", pronostica.

Desde el 2011, De Grau trabajaba como autónomo en el sector de la construcción, concretamente en el mantenimiento del Instituto Severo Ochoa de Esplugues de Llobregat.

Allí estuvo hasta el pasado 12 de marzo, justo antes de la activación del estado de alarma, cuando le comunicaron que no acudiera a su puesto de trabajo "hasta nuevo aviso". Una situación que le ha llevado a la "desesperación", a un "calvario", especialmente porque sufrió un infarto de miocardio en el 2003 y teme que la depresión y el estrés le provoquen otro.

Si bien hace dos días recibió una buena noticia: en un plazo de 48 a 72 horas le ingresarán la prestación por cese de actividad vinculada al coronavirus, unos 660 euros para la base mínima. "Mi facturación ha bajado un 100%", apunta.

De Grau asegura haber tenido grandes problemas para solicitar la moratoria de créditos al consumo que la banca lanzó a principios de abril: "Llamaba al BBVA y Bankinter y, o me tenían a la espera sin contestar, o me decían que solo tramitaban moratorias hipotecarias".

Ahora, tras dos semanas intentándolo, le han comunicado que le van a tramitar su petición. "Ya les he dicho que no tengo dinero en la cuenta; no es que no haya querido, es que no he podido", afirma.

"¿Alguna de las personas en el poder se ha subido alguna vez a un andamio?", se pregunta este trabajador de la construcción, que entiende que es momento de arrimar el hombro: "Ya rescataron a los bancos en el 2008; si no rescatan ahora a las personas, ¿quién habrá para rescatar a la próxima?".

Corina Bondari, profesional de la hostelería en paro / FERRAN NADEU

Corina Bondari: "Esta semana nos llega para comida e hipoteca"

Antes de que la crisis del coronavirus estallara, en enero de este año, Corina Bondari (Moldavia, 1991) acabó su excedencia en el hotel donde trabajaba como mánager. "Entonces dije que no quería volver con el horario que tenía antes de la excedencia [de tres de la tarde a once de la noche], porque no me permitía conciliar ni ver a mi hija de dieciocho meses", cuenta.

En el hotel no le ofrecieron otro trabajo y el estado de alarma golpeó fieramente al sector de la hostelería antes de que encontrara empleo.

"Busqué en tiendas, pero me decían que estaba demasiado cualificada; decían que me llamarían... pero no me han llamado", relata. ¿Aceptaría ahora el puesto con el horario que rechazó? "No. ¿Cuándo iba a ver a mi niña si hiciera eso?", responde.

Ahora, ni ella ni su marido -autónomo, protésico dental- trabajan, y el pasado 29 de enero, como explicó en una carta a 'Entre Todos', invirtieron todos sus ahorros en un piso. "Esta semana nos llega para comida e hipoteca", señala Bondari, quien reconoce que la certeza de que podrá comprar comida se subordina a los pagos atrasados de clientes de su marido.

Esta profesional de la hostelería se muestra preocupada por el excesivo endeudamiento al que se ve empujada su familia: "La deuda ya no es solo con el banco, sino con toda la sociedad: también con la empresa de la luz, con la propietaria del negocio de mi marido... Los impuestos, igual: nos han permitido aplazarlos, pero tendremos que acabar pagándolos. ¿Y cómo, si la mayoría no tendremos ingresos?".

Sobre las prestaciones, concretamente la nueva renta mínima, Bondari dice que no sabe si se atreve a considerarse "familia vulnerable" porque tiene dónde vivir.

"Hay gente que se está echando a la calle. Nosotros tenemos al menos un año antes de que eso pueda pasar y hemos pedido ayuda a nuestros padres", reconoce. Los mismos padres de familia que sufrieron la crisis del 2008 ayudan a los hijos que ocupan su rol de entonces.

Sergi Font, profesor de educación física a quien le han aplicado dos ertes / SERGI CONESA

Sergi Font: "La renta mínima no es para que la gente se apalanque"

Sergi Font (Mataró, 1993) todavía vivía con sus padres y era demasiado joven en el 2008 como para sufrir en primera persona los perjuicios de aquella crisis financiera. Sin embargo, esta crisis del coronavirus lleva ya semanas causándole daños económicos. "Tras pagar el alquiler de abril me he quedado sin nada. Ahora mismo tengo 100 euros pelados", reconoce Font, que ya piensa en cómo afrontará la espada de Damocles del alquiler de mayo.

Este profesor de educación física en secundaria y ciclos formativos está en las listas de Ensenyament. "Pero como están tan saturadas", explica, "he tenido que buscarme otros trabajos vinculados al deporte y la educación". Estos empleos, ambos como asalariado, son de monitor de escalada en el rocódromo de Mataró y de monitor de comedor. En ambos casos, las empresas han puesto en marcha un expediente de regulación temporal de empleo (erte), aunque le han asegurado "tranquilidad" para cuando el estado de alarma finalice.

"Aunque estos trabajos me proporcionan un ingreso que me permite pagar el alquiler, ahora a saber cuándo me llega la prestación del Estado por el erte; y cuando me llegue, a saber cuánto es y si puedo arreglar alguna cosa con eso", agrega Font. "La crisis hace que no puedas ser tan independiente, que seas más esclavo del sistema", reflexiona.

Noticias relacionadas

Sobre la nueva renta mínima que prepara el Gobierno, Font dice estar conforme con la medida "porque no es un dinero para que la gente se apalanque; al revés". De hecho, él se muestra "interesado" en poder acceder a una prestación de esa índole, puesto que, por ejemplo, podría ayudarle a estudiar unas oposiciones. "Algo que actualmente no me puedo permitir", lamenta.

El alquiler es uno de los elementos que más ha tensionado su situación económica durante este último mes. "Suerte que tengo el privilegio de tener un alquiler asequible y compartir gastos con mi pareja; si estuviera solo no sé si podría asumirlo. Echo de menos más solidaridad de los propietarios", concluye Font.