Gente corriente

Luisa Rodríguez: "Trabajar en 'El Víbora' fue un regalo de la vida"

La secretaria de la mítica revista contracultural reivindica el "espíritu del barrio chino" y revela su partipación en el histórico mitin de la CNT de 1977 junto a Federica Montseny.

Luisa Rodríguez, frente al ventanal de la antigua redacción de ’El Víbora’.

Luisa Rodríguez, frente al ventanal de la antigua redacción de ’El Víbora’. / SERGI CONESA

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Tiene su guasa que una revista antiautoritaria y sexualmente explícita como El Víbora tuviera su sede en una placita de Barcelona llamada de las Beates. Coincidiendo con la exposición que el MNAC le dedica a la mítica publicación contracultural, la que fuera su secretaria durante la década de 1980 se anima a volver al lugar de los hechos y, desde un balcón del Centre Artístic Sant Lluc con vistas a la antigua redacción, revive el impacto emocional y el potencial humanista de aquellos años de creatividad sin límites.

¿En qué barrio nació?

Yo soy del chino (a los del chino esto del Raval nos parece un poco pijoteras) y ser del barrio chino en aquella época nos ha marcado. La vida se hacía en la calle y había un espíritu de compañerismo y de cariño entre la gente, quizá porque era una época muy dura.

Y muy convulsa a nivel político y social a partir de finales de los años 60.

Yo era una adolescente de misa diaria. Estudié para secretaria de dirección y mi plan era tener una vida normal, casarme y tener hijos, pero estando embarazada de ocho meses tuvimos un accidente de coche y mi marido se mató.

Adiós a la vida normal

Empecé a ver el mundo desde otra perspectiva. Cuando me reincorporé al trabajo entré en una célula comunista. Fui responsable de organización del PSUC en la Barceloneta, pero no me sentía a gusto en una organización tan jerárquica, donde las mujeres no éramos tratadas como iguales, y entré en Mujeres Libres.

¿Qué era Mujeres Libres?

Una asociación de mujeres libertarias. En 1975 nuestro objetivo era conocernos como mujeres. Nos hacíamos exploraciones vaginales y teníamos una red de contactos fuera de España para poder ir a abortar. Allí volví a encontrar el espíritu humanista del barrio chino, aunque después entraron las universitarias y ya no fue lo mismo.

Muy poca gente sabe que fue una de las oradoras del multitudinario mitin de la CNT en Montjuïc de 1977 con Federica Montseny.

Leí un manifiesto de Mujeres Libres. Sentía pánico escénico, me temblaban las rodillas y la voz. ¡Allí había un millón de personas!

El video del mitin está en Youtube y entre otras cosas usted dice: "Nuestra lucha no es solo reivindicativa, no se trata de conseguir solo el divorcio y el aborto. Nuestra lucha es revolucionaria porque vamos a romper con todo autoritarismo".

En aquella época vivía con mi primer hijo en comunas bastante anarcos. Una gente de una comuna hizo una revista que se llamaba El Globo, la primera publicación sobre drogas de España, y yo fui la secretaria. Allí conocí a Onliyú [José Miguel González Marcén], que me dijo que en El Víbora les faltaba una secretaria. Entré en la revista en enero de 1981.

¿Cómo era el ambiente?

Trabajar en El Víbora y conocer a Nazario, Mariscal, Farriol… fue un regalo de la vida. Me llamaban Luisa Talones, porque era la que hacía los talones para cobrar, pero era una más del equipo y nunca me sentí menospreciada por ser chica. Yo les admiraba como artistas y como personas. Teníamos una relación  maravillosa, nos lo contábamos y lo compartíamos absolutamente todo. Era algo que iba más allá de la complicidad.

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Otra vez el espíritu del barrio chino.

Sí, es algo que ha estado presente toda mi vida, incluso ahora que estoy en los Yayoflautas. Para mí, esa relación tan bonita que teníamos en El Víbora fue el motor que nos daba ilusión para entregar las páginas cada mes y sacar al revista a la calle.