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Ignasi Eiriz: "Las cosas no se cambian sacando líneas 'eco'"

Estudia Publicidad y viajó a Bangladesh para ver las condiciones de trabajo en el sector textil. Un año después, lanza una aplicación a nivel europeo para comprar ropa realmente ética y sostenible.

Ignasi Eiriz, frente a un escaparate de Portal de l’Àngel.

Ignasi Eiriz, frente a un escaparate de Portal de l’Àngel. / ALBERT BERTRAN

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Son las diez de la mañana y en el Portal de l’Àngel de Barcelona empieza el hormigueo de compradores. Hace años que Ignasi Eiriz (Vilanova i la Geltrú, 1998) no pisa estas tiendas, concretamente desde que empezó a barruntar el proyecto Ethical Time, una aplicación que verifica qué marcas de ropa son realmente éticas y sostenibles y permite adquirir sus productos a través de la misma plataforma. Ethical Time estará disponible a partir del próximo martes.

Entremos en una tienda, si no le importa. Veamos qué dice la etiqueta de estos vaqueros.

Lo primero es ver dónde está fabricado. Dice: importado de Rumanía y fabricado en Camboya. Luego están los materiales: 72% algodón, 23% poliéster, 3% viscosa y 2% elastano.

Tanto algodón debe ser bueno, ¿no?

Eso era en la época de nuestras abuelas. Ahora una camiseta de algodón necesita 2.700 litros de agua. Entre el 20 y el 30 por ciento de los insecticidas y pesticidas del mundo se usan en el cultivo del algodón, que también es el que emplea más niños. Además, el poliéster es plástico. La industria textil es una de las que más microplásticos genera.

¿Nunca se ha comprado unos pantalones como estos?

Soy el pequeño de cuatro hermanos y siempre heredaba toda la ropa. La comprábamos en este tipo de tiendas y en lugares como La Roca Village, sí. Hasta que pude tener mi propia ropa, me puse a investigar y decidí que no quería más este tipo de ropa.

Dejó de ir a La Roca y se fue a Bangladesh.

Quería ver la situación con mis propios ojos. Siempre decimos que hay personas explotadas pero solo son palabras, no nos damos cuenta de que son como nosotros y tienen que tener los mismos derechos. Vi a niños trabajando en la industria textil y después jugaba con ellos al fútbol. Se me pone la piel de gallina recordándolo.

Lo sabemos y seguimos comprando esta ropa porque es barata.

Si consideramos esta ropa como la normal estamos normalizando la explotación laboral; la normal debería ser la que cumple unos criterios éticos. La clave del cambio está en los consumidores. Si la gente empieza a comprar marcas de ropa sostenible, cada vez habrá más y serán estas pequeñas marcas las que tendrán más poder frente a las grandes.

¿Han hablado con las grandes marcas?

Nos llamaron de Inditex para enseñarnos su proyecto de sostenibilidad y derechos humanos, pero les dije que no era el momento. Está bien hablar, pero el problema de estas empresas es el modelo de negocio. Ahora mismo se fabrican más de 150.000 millones de prendas de ropa al año. Es una barbaridad.

Y casi todas las grandes marcas tienen líneas éticas y sostenibles.

No es una opción ética real. Las cosas no se pueden cambiar sacando líneas eco. Lo que hay que hacer es un cambio estructural en la industria textil y poner límites a la producción. Tenemos que pasar del modelo actual de usar y tirar a un modelo más duradero.

¿La camisa que lleva es ética y sostenible?

La mayor parte de mi ropa es anterior al proyecto. Mi madre dice que no es coherente dar entrevistas vistiendo marcas que van contra mis valores, pero no quiero comprarme ropa nueva y generar más residuos. Empezar con la moda ética no quiere decir cambiar todo tu armario sino que, a partir de lo que ya tienes, cuando necesites una nueva prenda que esta sea ética y sostenible. La pregunta que tenemos que hacernos es: "¿Realmente la necesito?".

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Detrás de Ethical Time hay cinco personas muy jóvenes y la plataforma nace en un momento de mucha movilización juvenil.

Nada es casualidad, todo es fruto del contexto social. Han salido movimientos como Fridays for Future, Extinction Rebellion... Es muy importante reivindicar cambios, pero a veces echamos la culpa a los demás cuando nosotros también tenemos mucho poder a la hora de decidir dónde compramos nuestra ropa.