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Olaya Fernández: "Quiero tener vida también fuera del laboratorio"

La alumna con la mejor nota de selectividad en 2006 explica cómo la carrera científica puede afectar a la salud mental, que ella mantiene gracias a su carácter positivo.

Olaya Fernández, frente al centro biomédico de la Universidad de Columbia.

Olaya Fernández, frente al centro biomédico de la Universidad de Columbia. / ANGIE RAMOS LOBO

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Su primer trabajo fue de cajera en un supermercado, una corta experiencia que valora. Ahora trabaja como investigadora posdoctoral en el Irving Medical Center de la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde estudia los circuitos cerebrales relacionados con la anorexia en ratones. Olaya Fernández Gayol (Oviedo, 1988) repasa su trayectoria académica 13 años después de sacar la mejor nota de la selectividad en Catalunya. 

¿Se acuerda de la nota que sacó?

Hice doble examen y la que salió en la prensa fue un 9,79. Una cosa tan tonta como sacar una nota en un examen me ha dado muchas oportunidades.

Aquel año se había mudado de Oviedo al pueblo de Òrrius, en el Maresme. Un trastorno considerable a esa edad y aun así… 

Mi madre siempre dice que no me voy a morir de un ataque al corazón [ríe]. ¿Por qué preocuparte por lo que no puedes cambiar? También tuve una suerte tremenda con el instituto al que fui a caer, el Miquel Biada, y con mi tutora, Mercè Miquel Vergés.

Muchos estudiantes esperan en vilo las notas de corte, que se publicarán el viernes.

Yo hice la carrera de Biología, que entonces ofrecía muchas plazas. A la práctica no había nota de corte y los primeros cursos te daban una formación muy amplia. Ahora esas plazas se dividen en varios grados y en cada uno hay menos plazas. Es poner el embudo al principio y no creo que ayude.

Unas décimas pueden determinar tu futuro.

Es fácil decir esto desde mi posición, pero no hay que obcecarse. Lo que quieres a los 18 años no es necesariamente lo que vas a querer a los 21. Además, no entrar en Genética y optar por Biología, por ejemplo, no es el fin del mundo.

Columbia siempre queda bien en el currículum.

También se vende mucho humo. No discuto el valor de que en tu currículum ponga Doctor por la Universidad de Columbia, es triste pero es así. Yo hice la tesis en la Universitat Autònoma de Barcelona y, a nivel de formación, no creo que la diferencia sea tan importante.

Carrera, máster, tesis, posdoctorado… ¿Cómo se aguanta tanta intensidad académica?

No se aguanta. Ya no es solo la intensidad académica, sino el cobrar mil euros al mes y que nadie te enseñe cómo funciona la burocracia de la ciencia. Hay muchos problemas de salud mental en la carrera científica. Yo quiero tener vida también fuera del laboratorio y poder quedar con mis amigas a tomar una cerveza. Nuestro lema es: salud y alegría. ¿Que así no voy a ganar el premio Nobel? Pues vale.

¿Este sistema nos aporta la mejor ciencia que podríamos tener?

Ahí está. ¿Qué te da mejores resultados, un trabajador contento o uno quemado?

¿Cómo desconecta?

La semana pasada hice puente y quedé con una amiga del laboratorio. Fuimos a un parque precioso que hay a lo largo del río Hudson, estuvimos jugando al fútbol y luego vinimos a casa, hicimos la comida y vimos una maratón de Stranger Things.

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Les salió barato el plan.

A la fuerza. El 60 por ciento de mi sueldo es para el alquiler. He visto 15 musicales en 8 meses, siempre comprando las entradas más baratas. Me gusta mucho Julie Andrews y tengo grabada una frase que le oí decir: “Puedes tener suerte en la vida pero tienes que estar preparado para poderla aprovechar”.