Gente corriente

Cecilia Bellorín: "Quería contar mi historia y reivindicar la negritud"

Actriz y cantante de origen venezolano, lleva 23 años actuando con la misma obra y es un personaje en el Poble Sec.

Cecilia Bellorín, en el corazón del Poble Sec.

Cecilia Bellorín, en el corazón del Poble Sec. / RICARD CUGAT

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Esta conversación avanza a trompicones salpicada de holas, adioses y chéveres dirigidos a vecinos y conocidos del barrio del Poble Sec, además de fragmentos de El Mesías de Händel y el musical Cabaret cantados a todo pulmón. Un fondo humano y musical para acompañar el relato de Cecilia Bellorín (Caracas, 1955), que hoy actúa con la comedia musical Cosas de negros or Black is beautiful (ocurrencias de una actriz desempleada) en La BiblioMusiCineTeca del barrio. La cita es a las 20.30 horas.

Lleva 23 años haciendo la misma obra.

Sí, la estrené en el Sidecar el 19 de junio de 1996.  ¿Le parece una exageración? ¿Cree que debería tirar ya la toalla?

Al contrario. Me parece una proeza. 

El mensaje de la obra sigue vigente, porque dentro de 20 o 30 años aún habrá gente hablando tonterías del color de la piel.

Pero usted dice que su espectáculo no es antirracista.

Porque no nació con esa voluntad. Yo lo que quería era contar mi historia y reivindicar la negritud.

Se adelantó a una reivindicación que ahora está en auge.

En 1986 leí unas declaraciones de una actriz negra, Soraya Sanz, en las que decía que llevaba 30 años en la televisión venezolana y siempre hacía el papel de criada. Ella tenía mucho trabajo, cobraba bien y en lugar de estar orgullosa me pareció que se quejaba. ¡Con lo que a mí me había costado conseguir el carnet del sindicato para actuar a nivel profesional! Esta contradicción me alcanzó para escribir un guión de ocho páginas.

Usted empezó cantando.

Todo el mundo dice que debería haberme dedicado a cantar. En la escuela siempre era la solista del coro folclórico, aprendí a cantar jazz con un casete de Ella Fitzgerald y cuando trabajaba en la empresa nacional de teléfonos me apunté al coro para cantar nada más y nada menos que la oratoria completa de El Mesías de Händel.

¿Y cuándo le picó el gusanillo del teatro?

Cuando fui a Londres y vi las comedias musicales. A partir de entonces quise ser una all-round artist, que canta, actúa y baila.

Puso todo su empeño en ello.

Cuando volví a Venezuela empecé a estudiar secretariado y por la noche me inscribí en el Centro Escuela de Ópera, el único lugar donde podía actuar y cantar. Luego entré en Rajatabla, la compañía de teatro por excelencia de Caracas, donde coincidí con Carles Canut. La última cosa que hice con ellos fue una gira por Rusia con Bolívar.

En 1991 vino a Barcelona y se instaló en el Poble Sec.

Mi intención era buscarme la vida en los escenarios. Siempre fui ratoncito de teatro, de pequeños espacios como el Llantiol, el Malic, el Jam Circus… También he cantado en el metro y en las fiestas del barrio. Estos últimos años me pongo a repasar mi vida y… bueno, no se puede decir que no lo haya intentado.

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¿Se siente un poco decepcionada?

A veces tengo mis bajones. No sé si no hice las cosas bien o no toqué las teclas adecuadas... Pero tengo mi mini fama: he sido muy conocida en el metro, en la calle, en el barrio… Esto es un triunfo. Triunfar no es salir en la tele, sino estar contenta con lo que haces y satisfecha de poder transmitir lo que quieres.