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Ilene Glasser: «Se nos olvida que Catalunya siempre ha sido tierra de acogida»

Traductora e intérprete de árabe, coordina programas de inserción laboral de menores migrantes no acompañados

Ilene Glasser, coordinadora de programas de inserción laboral de la Fundación Diagrama.

Ilene Glasser, coordinadora de programas de inserción laboral de la Fundación Diagrama. / GLORIA SANCHEZ (ICONNA)

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Desde bien pequeña, cuando compartía clase con amigos marroquís en Creixell (Tarragonès), Ilene Glasser (Tarragona, 1992) sabe que quiere dedicarse a algo vinculado con los fenómenos migratorios; a "conectar culturas y comprobar que no somos tan diferentes", remarca. Hace un año y medio, tras estudiar Traducción e Interpretación y especializarse en cultura islámica y migraciones, empezó a trabajar en la Fundación Diagrama, que en Catalunya atiende a unos 700 jóvenes migrantes no acompañados.

-¿Cuál es su labor en la fundación?

-Soy coordinadora de programas de inserción sociolaboral y emancipación. Empecé como educadora, dirigí un centro y ahora gestiono proyectos de inserción de los chicos en su última etapa antes de cumplir 18 años.

-¿Cómo le han influido sus orígenes?

-Han sido determinantes. Estudié árabe para dedicarme a la interculturalidad; fui voluntaria con refugiados sirios y di clases de catalán a mujeres marroquís. Me he formado para trabajar con migrantes.

-¿Cuál es su relación diaria con los chavales?

-Cuando era educadora sí que estaba siempre con ellos; ahora soy 'la que busca trabajo' (ríe). Lo bonito es que de alguno he sido educadora, directora de centro y ahora estamos a punto de insertarlo laboralmente. 

-¿Qué ha aprendido?

-Estoy conociendo el perfil de joven migrante, que a nivel de estudios migratorios es totalmente nuevo. Aquí soy feliz porque hacemos felices a los chicos, cuya gratitud percibo cuando descubren qué quieren.

Ilene Glasser, coordinadra de programas de inserción laboral de jóvenes migrantes. / GLORIA SÁNCHEZ (ICONNA)

-¿Cómo ha vivido los ataques a menores

-Evidentemente, los condenamos. Es muy difícil de gestionar. Con los chicos trabajamos para que, desde el primer día que están en un municipio, queden vinculados a él y se integren en el tejido asociativo.

-¿Cree que como sociedad nos faltan herramientas para comprender el fenómeno?

-Totalmente. No sólo este, sino toda la migración: se nos olvida que Catalunya ha sido siempre tierra de acogida; que nuestros abuelos fueron migrantes o que en los 60 tuvimos que irnos a Alemania a buscarnos la vida como estos chicos.

-¿Qué claves destacaría?

-Es básica la educación: se debería incidir más en que somos una sociedad mixta; tratar con normalidad temas como el ramadán o el velo. Los medios de comunicación también deberían procurar más no estigmatizar.

-¿Cómo vive esta emergencia migratoria?

-Hay que dar salida a estos chicos, la mayoría marroquís. Si llegan 3.000 en un verano claro que hay dificultades, pero nuestro proyecto educativo está afianzado e incluso dentro de la vorágine sabemos adónde queremos ir.

-¿Qué le contesta a alguien que le dice: "Sólo vienen a delinquir"?

-Estoy acostumbrada. Yo contesto: "¿Ha hablado alguna vez con alguno de ellos? ¿Sabe cuál era el porcentaje de delincuencia juvenil antes de que estos chicos llegaran? Porque tampoco ha variado mucho". Cuando me dicen eso, pregunto qué haría esa persona en su lugar. Claro que no justifico a quienes delinquen, pero cada chaval es un mundo. Los intolerantes tienen miedo al cambio, y eso degenera en rechazo.

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-Una anécdota para acabar.

-Al principio, a pesar de haber estudiado árabe, me costaba mucho entender lo que hablaban en su jerga. Cuando fui entendiendo cosas, en ningún momento les dije que yo hablaba árabe. Una vez, un chico no entendía una cosa y de repente se lo escribí en árabe. ¡Imagina su cara! Me guardó el secreto bastante tiempo; algunos incluso me preguntan si soy marroquí y nunca les contesto (ríe). Me gusta transmitirles la idea de que he aprendido árabe hablando con la gente.