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Eva Barta: "El mundo no está preparado para el problema mental"

Al frente de la asociación Salut Mental Ponent, reivindica la implicación de toda la sociedad si queremos borrar el estigma del trastorno mental

Eva Barta preside la asociación Salut Mental Ponent de Lleida.

Eva Barta preside la asociación Salut Mental Ponent de Lleida. / ADRIÀ ROPERO

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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Cuando Eva Barta (Lleida, 1967) jugaba entre árboles frutales con sus seis hermanos y sus primos, en el jardín de casa, no había mejor descripción de la felicidad que sus risas, sus carreras y cabañas en los árboles. La familia era una piña de apoyo. Y lo siguió siendo cuando años más tarde el trastorno mental pasó a requerir más arropo fraternal. Ella es ejemplo del aliento social en salud mental que aportan los familiares a partir de su vivencia de un diagnóstico en salud mental.

-¿Qué descubre la empatía con un ser con diagnóstico de salud mental?

-Cuando hablas con ellos de lo que les preocupa te das cuenta de que todo tiene una lógica en su interior. Y conocer sus límites nos ayuda a nosotros y a ellos. Sabes todo lo que condiciona su vida, sus pensamientos y comportamiento. Cuando comprendes, normalizas.

-Salut Mental Ponent

-Sí, normalizar haciendo visible la realidad de estas personas en su día a día y el de la familia que es quien primero debe integrar la enfermedad mental en su normalidad. Y cuanta menos empatía social reciben, más sufren.

-¿Falta conciencia?

El mundo no está preparado para el problema mental. No hay comprensión de lo que significa el trastorno y, sobre todo, de la necesidad de una atención adecuada en el entorno de la persona. Se ha progresado mucho en la atención hospitalaria y psiquiátrica, pero no en el hogar. Es muy dura la separación de un familiar por un ingreso.

-Por ello la ayuda entre familiares ha sido fundamental. Hablan un mismo idioma emocional.

-El apoyo entre iguales es clave y muy especial. El trastorno puede afectar físicamente el cerebro, pero también es una afectación de los  pensamientos y del alma de la persona, de la parte racional y de la emocional. Esta última, el sufrimiento, a menudo la olvidamos.

-Ha vivido en su familia dos casos de trastorno mental. Y desde Salut Mental Ponent constata lo que la OMS prevé: un aumento de casos.

La forma en que vivimos, la exigencia de nuestra sociedad, es muchas veces cómplice de las enfermedades o del empeoramiento. Sin comprensión ni acompañamiento, toda fragilidad crece. Y frente a un aumento de casos de depresión y otros trastornos, cada vez más evidente, conviene que nos planteemos las causas y cómo el estilo de vida afecta a la salud mental de la población. 

-Todo pequeño logro, pues, desde las asociaciones como la suya suman avance para muchos ahora y en un futuro.

-Se ha avanzado mucho, con tratamientos más eficaces, los pacientes pueden llevar una vida más normalizada. Anima ver que la salud mental ha pasado a ser prioridad para la OMS, para la Unión Europea y nuestros gobiernos la tienen presente.

-¿En qué se centran las reivindicaciones de asociaciones como SMP? 

-Nos hace falta más y mejor atención en el entorno comunitario. No debemos perder de vista el derecho de toda persona a la vida en sociedad. De ahí los clubs sociales como el nuestro en Lleida, La Brúixola (hay lista de espera). Tenemos piso tutelados y grupos de apoyo familiar. Pero necesitamos un cambio de modelo institucional y hospitalario para su autonomía en un ambiente normalizado e inclusivo, que los recursos, las herramientas se adapten a los pacientes, no al revés. Hay apoyo para los casos más fácilmente gestionables, pero para historias más complejas, nuestra sociedad no está preparada. Otra misión es prevenir. Muy necesario.

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-Y tratar la enfermedad mental como la física.

-Ese es el reto. El bienestar sin salud mental no existe. Ni en el mundo de los adultos, ni en el de los jóvenes. A la asociación cada vez nos llegan más familias con adolescentes que debutan con brotes psicóticos. Y quién puede dar lo mejor de él si sale de casa con una mochila enorme. La salud mental de un miembro es un terremoto para la familia, afecta la situación emocional, las relaciones, la economía… Algo falla en el sistema cuando las familias se sienten solas.