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Marc Guitart: "Nadaré 32 kilómetros pensando en no fallar a Sant Joan de Déu"

Su hija tenía 3 años cuando le detectaron un tumor en el hígado. Hoy tiene 8, está curada y él quiere dar las gracias

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zentauroepp48293025 barcelona 23 05 2019 contra marc guitart en la barcelonet190523191605 / Joan Cortadellas

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Núria Navarro
Núria Navarro

Periodista

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La enfermedad grave de un hijo te desaloja del mundo. Nada importa que no sea la curación. Y si sana, vuelves a lo cotidiano siendo otro, más esencial y quizá más generoso. Marc Guitart (Barcelona, 1976), empresario del sector biomédico, lo ha vivido y se echará al mar el 13 de julio para cubrir los 32 kilómetros que separan Roses de Cadaqués con el impulso de sus brazos y de revertir lo que el Hospital Sant Joan de Déu hizo por salvar a su hija Roser.

–Yo trabajaba en la multinacional Johnson & Johnson y tenía dos hijos, Xavi y Roser, de 5 y 3 años, que vivían con su madre tras un divorcio doloroso, que evolucionó en una buena amistad. El 9 de junio del 2014 fui a Roses a pasar un día de playa con los niños y, a las pocas horas de regresar, mi exmujer llamó para decirme que a Roser le había salido un bulto en la barriga.

–[...]

–Tenía un tumor de 10 centímetros en el hígado, que medía 12. En Sant Joan de Déu, donde le hicieron la biopsia, empezaron con la quimio. La pararon a los dos meses porque la niña se estaba quedando sorda. Sin embargo, el carcinoma se había reducido en un 80% y la pudo intervenir el cirujano Josep Fuster, que operó a Éric Abidal

–Su hija lo superó. ¿Y usted?

–Durante la enfermedad de Roser tuve que dejar la multinacional. Comenzó una evolución que, dos años y medio después, sigo notando.

–Notando y... nadando.

–Siempre había nadado, pero una compañera del IESE me animó a probar en mar abierto. Empecé haciendo un recorrido que había hecho de niño en la barquita de mi padre: los 4,5 kilómetros que separan la playa de La Almadrava de Roses. Me sirvió de entrenamiento para la Radikal de Calella, de 7 kilómetros. Luego cubrí 9, y 12, y el pasado verano me atreví con la media maratón –21 kilómetros–, acompañado por amigos en kayak. 

 

Marc Guitart, con el neorpeno con el que se echará al mar. / joan cortadellas

–Este verano el reto no será solo deportivo.

–El pasado diciembre me planteé nadar para recaudar fondos para el Sant Joan de Déu Pediatric Cancer Center. No solo por Roser, sino también por el resto de niños a los que no pongo cara pero que están ahí, luchando.

–Y ha causado un 'efecto bola de nieve'.

–Yo me propuse reunir 3.200 euros –100 por kilómetro a nado–. En marzo se lo comuniqué a mis amigos y durante la cena del 25º aniversario de La Salle –mi escuela–, se desató una respuesta increíble. Sin promoción, ya llevamos 3.400 euros que han ido directo al hospital. Empiezo a creer que podremos reunir 10.000.

–Cadaqués se ha volcado, ¿no?

–Ya lo creo. El jefe de un amigo mío, que tiene casa en Cadaqués, donó mil euros directamente y está montando una gorda en el pueblo. Se ha creado un pasaporte –400 unidades a 10 euros cada una–, al que se han adherido establecimientos del municipio que ofrecen productos de manera altruista. Y a través de la web de Tramuntana Republik, se venden camisetas. Incluso me han regalado el traje de neopreno [en la foto]. Me he dado cuenta de que si confías ciegamente, recibes mucho.

–Mire que si le da una rampa... Menuda responsabilidad. 

–Mucha. El ayuntamiento de Roses nos cede dos kayaks y una zodiac. El 13 de julio, a las 7 de la mañana, empezaré a nadar. Primero, hasta el Cap de Creus. Haré una parada en Cadaqués de media horita, para luego bajar a Cala Jóncols, pasar por el punto crítico del Cap de Norfeu, quizá Cala Monjoi, La Almadrava y Roses. Me gustaría que en los últimos 500 metros se unieran mis hijos, Roser quizá sobre mi espalda.

–32 kilómetros. ¿Físicamente matador?

–El año pasado tuve un punto de crisis hacia los 14 kilómetros. Sentí fatiga, ganas de vomitar, mareos. Sé que, pese a llevar un protocolo de alimentación y entrenar hora y media cada día, tendré uno de esos momentos. Invito a todos a nadar un tramo conmigo.

–¿Imagina que tendrá en la cabeza mientras bracee?

–No fallar. Al hospital, a quienes me apoyan, a mi hija, a los niños de la octava planta que siguen luchando. 

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–¿Y qué dice Roser de todo esto?

–Creo que lo valora. Y si no, lo hará en el futuro. Es un intento de transmitir valores, de decirle: "Siempre adelante".

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