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José Aznar: "Me dije: 'José, a ti qué te gusta, ¿el garaje o la psicoterapia?'"

Hace psicoterapias gratis, pues la economía la tiene resuelta gracias a una gasolinera que heredó

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zentauroepp48201475 jose aznar190520134621 / FERRAN NADEU

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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Dice la tarjeta de presentación del doctor José Aznar: "Médico psicoterapeuta altruista, hace psicoterapias gratuitas a las personas interesadas en conocerse a sí mismas para ser más felices". La razón por la que este hombre nacido hace 69 años en Barcelona y criado en el barrio de Sant Andreu puede hacer este despliegue de generosidad es porque la economía la tiene cubierta: heredó una gasolinera que le da lo necesario para vivir.

-Tengo entendido que iba para médico internista.

-Pues sí. Lo que pasó fue que al hacer el examen MIR me dijeron que medicina interna en Barcelona no había, que tenía que ir a Palma de Mallorca. Yo quería quedarme aquí, y pensé: "Y qué hago yo ahora". Entonces me dicen: "Tiene un minuto para pensarlo".

-Un minuto para decidir su vida.

-Imagínese. Yo, como había ido a un psicoterapeuta mientras hacía la carrera, elegí psiquiatría. Psiquiatría en el Clínic.

-No se arrepintió, supongo.

-No… Si es que existen las casualidades, la vida es sabia y mueve hilos. Si uno se deja llevar encuentra todo lo que busca.

-La gasolinera. Cuénteme la historia.

-Empezó como una carbonería que mis abuelos, que eran de Salamanca, montaron cuando vinieron aquí. Empezaron por ahí y luego mi abuelo montó un garaje, y luego empezó a poner petróleo, que antes se usaba para las casas, las estufas, y también puso postes de gasolina y gasoil, para los coches.

-Estamos hablando de los años…

-Años 50. Yo era un niño. Ese negocio, cuando mi abuelo falleció se lo dejó a mi madre, y mi madre… Mis padres me lo dejaron a mí. En vida. A mí hermano que era farmacéutico le montaron una farmacia, y a mí me dejaron la gasolinera. Que es garaje y gasolinera, en realidad.

-¿Qué edad tenía?

-33 años o así…

-Ya estaba ejerciendo.

-Estaba en el Clínic, aprendiendo psiquiatría. Pero al salir de allí cogí la gasolinera.

-¿Y qué pasó?

-Que enseguida me di cuenta que no era lo que quería. Quería hacer psicoterapias gratuitas. El negocio ya me daba de comer, y yo no quería más dinero. Entonces empecé a promocionarme con los amigos, los familiares, incluso con los clientes de la gasolinera. Poco a poco fui tomando pacientes.

-¿Quiere decir que hacía ambas cosas?

-Sí, durante unos años. Hasta que llegó un momento en que me dije: "José, a ti qué te gusta, ¿el garaje o la psicoterapia?" Y me contesté: "Pues a mí me gusta la psicoterapia". Y entonces me dije: "Pues dedícate todo el día a la psicoterapia, y págale a alguien para que lleve la gasolinera".

-O sea, que ha estado más de 30 años haciendo psicoterapias gratis.

-Por ahí, sí. Más o menos.

-Supongo que la gente que viene a verlo es porque no puede pagarse una consulta.

-Yo diría que la mitad podrían pagársela. Más o menos. Pero yo a todos los trato igual.

-¿Ningún paciente le ha pedido que lo deje pagar?

-A veces, cuando empiezan la terapia, alguno. Me dicen: "Al menos tenga 10 euros", y yo me niego, entonces me dicen que me compran algo, y yo les digo que bueno, y acaban dándome una botella de vino, o de cava, o unos chocolates.

-¿Nunca ha tenido más pacientes de los que puede atender?

-Bueno… Lo que hago es llenar primero los días laborables, y si hay más gente, trabajo también sábado y domingo. Pero yo estoy contento. No me sobrepasa, al contrario, me alegro.

-¿Le produce especial satisfacción no cobrar?

-Mire, yo estoy encantado de dar mi tiempo, mi energía, mi conocimiento, mi experiencia, a cambio de nada. Yo aprendo de ellos y ellos de mí. Eso es lo bueno.

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-¿Le queda tiempo para pasar por la gasolinera?

-No, no. No hace falta. Confío plenamente en el encargado.