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Eladio Herranz: "No sé si sería más feliz si no fuera en silla de ruedas"

Quedó tetrapléjico tras un accidente de moto a los 19 años; ahora, con 45, ha editado el libro en el que cuenta su historia

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zentauroepp48177471 contra contraportada eladio herranz190516182121 / JOAN CORTADELLAS

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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Un accidente de moto que sufrió a los 19 años marcó un antes y un después en la vida de Eladio Herranz (Badalona, 45 años). Tetrapléjico y obligado a desplazarse desde entonces en silla de ruedas, Herranz, psicólogo, actor y dramaturgo, acaba de editar por su cuenta un libro que ha tardado 25 años en terminar ('El tercer día, caminando sobre ruedas'), donde relata su experiencia en tres actos: el primer año tras el accidente, los cinco que siguieron después de dejar el hospital y una tercera parte dedicada al presente. La idea de escribir lo asaltó cuando aún estaba tendido en la cama, inmóvil.

-¿Cómo fue? ¿Por qué pensó que debía escribir de ello?

-La primera vez que lo pensé fue al poco de tener el accidente. Un compañero del colegio fue a visitarme y me dijo que no entendía cómo lograba mantener el ánimo estando como estaba.

-¿Qué le dijo usted?

-Le dije que si pudiera pasar por lo que yo estaba pasando sin pasar por lo que yo estaba pasando… Que entonces lo entendería.

-¿Es decir?

-Es decir, sentir y pensar como yo, pero sin haber pasado por lo que yo había pasado.

-Dígame, ¿lo escribió para los demás, para usted…? ¿Un poco de ambas cosas?

-En parte para mí, porque cuando empecé a mejorar me di cuenta de que empezaba a olvidar cosas. Quería recordar lo mal que lo había pasado para valorar lo bien que estaba luego. Pero sobre todo para los demás. Tanto para las personas que empiezan, los recién lesionados medulares, como para el público en general, la gente con curiosidad.

-¿Diría que es un libro para hacer pedagogía?

-Sí, es uno de los motivos de libro, básicamente porque hay muchos estereotipos sobre la silla de ruedas y la gente tiende a meter la pata. Sin intención. Por ignorancia, no por maldad.

-¿Por ejemplo?

-No sé: que entres el primero con un grupo de amigos en el restaurante y que el camarero se dirija a los demás y diga: "Oye, os he puesto en esa mesa, a él lo ponemos en el pasillo". O las zonas adaptadas de los cines.

-¿Por qué? ¿Cómo son?

-Detrás de la columna. Me ha pasado. O las plazas de párking: yo he oído a gente decir que nos guardan muchas plazas.

-¿No está normalizado el tema?

-No del todo. A veces la gente no sabe relacionarse con una persona que va en silla de ruedas. Hay sillas de ruedas que no se ven. Nadie lo sabe hacer absolutamente todo.

-¿Cómo lo afectó, saber que iría en silla de ruedas?

-Mire, yo no me alegro, evidentemente, es una mierda ir en silla de ruedas, pero no sé si sería más feliz si no fuera en silla de ruedas. No he dejado que eso me amargue la vida.

-¿Tardó 25 años en terminar el libro?

-Pues sí. La novedad del libro no es que lo haya escrito, ¡es que lo haya acabado! Estuve un año en el hospital, y nada más salir, como tenía más tiempo, empecé a escribir. Pero conforme me encontraba mejor, escribía menos.

-Vi que el libro incluye una parte de diario. ¿Estamos hablando de lo mismo o…?

-La verdad es que el diario al principio no tenía que ver con el libro. Eran dos cosas distintas. Empecé a escribir el diario para ejercitar los músculos de las manos, y dejé de escribirlo la noche antes de empezar a trabajar en el colegio donde trabajo ahora.

-¿Y?

-Y lo volví a leer al cabo de 10 años. Me enganchó y dije: "Esto forma parte del libro".

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-¿Por qué 'El tercer día'?

-Pues porque la gente siempre dice que la vida son dos días. Creo que con eso está todo dicho.