Gente corriente

Virgínia Cierco: "Una biblioteca no va de libros, va de personas"

La directora de la biblioteca pública Bon Pastor fomenta la diversión y la cohesión por encima del silencio.

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Risueña y apasionada, Virgínia Cierco (Barcelona, 1977) dirige la biblioteca pública del barrio de Bon Pastor de Barcelona, que acumula reconocimientos por su labor de cohesión social. En el edificio azul que alberga la biblioteca y los servicios sociales, las voces de los adolescentes o el ritmo de un cajón flamenco rompen a menudo el silencio.

Hay cosas que no se aprenden en la facultad.

Yo nací en el Gòtic, soy la pequeña de cinco hermanos y mi madre trabajaba muchas horas. Cuando abrieron una ludoteca en la calle Ample fue la salvación de muchos niños; si no, estábamos en la plaza de la Mercè todo el día. Creo que por eso estoy tan convencida de que una biblioteca genera oportunidades.

¿Dónde se estrenó como bibliotecaria?

Hice las prácticas de la carrera en una biblioteca de instituto y allí me di cuenta de que una biblioteca no va de libros, sino de personas. También fui bibliotecaria en la sección infantil de la biblioteca Sant Pau-Santa Creu del Raval y ahí confirmé que realmente puedes mejorar la calidad de vida de esos niños y niñas.

Eso va mucho más allá de la idea clásica de biblioteca.

Las bibliotecas públicas son espacios de relación de gente muy diversa, son gratis, puedes entrar sin identificarte, no hace falta que gastes y puedes hacer algo o no hacer nada. No hay otro espacio de convivencia igual y eso permite trabajar muchas problemáticas sociales.

Las actividades que se proponen reflejan la personalidad del barrio.

La biblioteca es de la gente. Uno de los secretos es conocer muy bien el territorio, adaptarte y formar parte de él. Hace poco montamos un karaoke con los mediadores de calle y acabamos mujeres gitanas, no gitanas, árabes, chinas y sudamericanas cantando A quién le importa como locas. Hay que trabajar los temas de género, pero si montas una charla no viene casi nadie.

No tienen el récord en préstamo de libros.

Seremos una biblioteca más normalizada cuando tengamos muchos préstamos de libros pero ahora las necesidades son otras. Fomentamos la lectura, pero más con el objetivo de mejorar las habilidades de comprensión lectora de los jóvenes.

No parece una bibliotecaria de las que mandan callar a cada rato.

¡No! A mí me hacen callar muchas veces los usuarios [ríe]. Para mí la cultura es diversión, puede ser individualmente, leyendo un libro, o de manera compartida, que es cuando genera cohesión social. Esta biblioteca no es silenciosa pero hay una norma: el respeto. Si la sala está vacía y los jóvenes se ponen a cantar me da igual, pero si hay otras personas intentemos respetarnos.

¿Y funciona?

No es fácil, además siempre hay un grupito complejo, pero detrás de ciertos comportamientos siempre hay una situación complicada. Tienes que tener un punto de empatía con el chico que te la está liando, quererle y ver cómo puedes ayudarle. Nuestro objetivo es que las personas sepan que la biblioteca puede ayudarles.

Han ganado el premio Biblioteca Pública y Compromiso Social y a usted le han concedido la Medalla de Honor de Barcelona.

Estoy un poco abrumada. La biblioteca lleva proyectos socioeducativos desde hace 15 años y ahora nos centramos más en el tema comunitario. Trabajamos para generar oportunidades a niños y jóvenes, que son los más vulnerables, pero esto es superambicioso y solo somos una biblioteca; no lo podemos ni lo debemos hacer solos. Este territorio es muy potente a nivel comunitario y todos vamos a una: servicios sociales, CAP, vecinos, escuela, biblioteca…

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Además de la inclusión, lucha en otro frente: el autismo.

Mi hijo tiene 7 años y tiene autismo y cada día me recuerda lo importante que es generar oportunidades para quienes lo tienen más difícil. Esta biblioteca es un servicio público y es nuestra obligación equilibrar las diferencias y las injusticias. Mi lema es Impossible is nothing. Hay cosas más difíciles, pero no hay nada imposible.