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Xavier Juan: "Las campanas fueron el Whatsapp vecinal años atrás"

Payés y ganadero, Cristo en la Pasión de Cervera y campanero desde los 10 años. Cervera Capital de la Cultura le trae trabajo

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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A la sombra del campanario de Santa Maria de Cervera, 50 metros de torre octogonal, vivió su infancia Xavier Juan (Cervera, 1979). Con su pandilla agotaba los días jugando en calles y plazas. Un día vieron la puerta de la iglesia abierta y, escuchando las campanas, sintieron ganas de subir los 130 peldaños hasta arriba. Allí estaba Jaume Font, el campanero que les enseñaría el arte de tocar las campanas, algo que 30 años después este agricultor y criador de corderos sigue haciendo. Xavier vive siempre en lo alto. Si no es al volante del tractor o la cosechadora, es sobre el escenario de la Pasión de Cervera, donde interpreta a Jesús, o más alto, en el campanario desde el que este año la designación de Cervera Capital de la Cultura Catalana lo lleva a recuperar antiguos toques.

Una vida sin vértigo la suya, y ¿religiosa?

No demasiado. Si voy a alguna misa es en alguna fiesta. Poco. Supongo que lo escrito sobre Jesucristo sí se inspiró en alguien que sí que debió existir. Yo subo al escenario como lo hacen los actores de teatro. Y entre el público que viene a ver la Pasión de Cervera hay quien lo hace por motivo religioso, que conoce minucionsamente al detalle los textos, y otros que vienen a ver un espectáculo.

Otro espectáculo que hace posible es el toque de campanas. ¿Qué lo motiva en ello?

Empezó como una curiosidad y hoy lo vivo como un servicio al pueblo y una manera de mantener vivo un patrimonio cultural. Por un lado, manteniendo la costumbre de diversos toques: el de fiesta, para el que se necesitan 13 campaneros o el de difuntos, que desgraciadamente es el que más toco. Y también por el valor de las propias campanas y campanarios. Este año, que somos Capital de la Cultura en Catalunya, aprovechamos para recuperar varios toques que ya se habían dejado de tocar. 

¿Cuáles son?

El de los padrenuestros, los viernes de Cuaresma a las tres de la tarde, que es la hora a la que murió Jesucristo y son 33 'batallades' (golpes de badajo), que era su edad al morir. A este toque se le conoce como la 'marxa dels arengaders', porque el momento en que se tocaba coincidía también con la hora en la que los viernes se iban los paradistas del mercado, entre ellos quienes venían 'arengades'. Otro toque recuperado, el pasado 6 de marzo, es el de inicio de Cuaresma. En julio haremos dos conciertos de campanas. 

¿Tienen suficiente relevo de campaneros en Cervera de las siguientes generaciones?

Sí. Somos unos 50 en la 'colla', de todas las edades. Y se van incorporando madres de los niños que vienen a aprender. Hacemos visitas guiadas al campanario para turistas y a los niños les explico que las campanas eran el Whatsapp de los vecinos tiempo atrás.

¿Se necesita mucha fuerza para tocarlas?

No es un tema de fuerza, es sobre todo técnica, saber cuándo hay que dar el toque.

Dice que el toque de difuntos es el más habitual. ¿Cómo le avisan para que lo haga?

Me llevan una nota a casa un día antes del entierro, y tengo un margen de 10 horas para tocar. El toque de funeral sí tiene que ser media hora antes del entierro. Históricamente se habían tocado hasta siete tipos diferentes de toque de difuntos, dependiendo de la clase social del fallecido. Cuanto más rico era, más largo era el toque. Y el más importante de todos era el de general de primera. Hoy aún conservamos la distinción de toques según el difunto sea hombre o mujer o si vive en la parte vieja o nueva de Cervera.

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¿Cómo vive la designación de Capital Cultural de Cervera (www.ccc.cat

Es la ocasión de dar a conocer más Cervera. Los campaneros contribuimos a ello también. Hemos hecho 19 propuestas, entre ellas la recuperación de los toques de campana y la preparación de un libro de nuestros campanarios. Tenemos 32. 9.000 habitantes y 32 campanarios.