Mabel Bianco: "Atentar contra la igualdad de la mujer es ir contra todos"

De niña, Mabel quiso ser arquitecta. Pero cuando tenía 9 años, sus abuelos paterno y materno, un italiano del norte y otro del sur a los que quería mucho, murieron. Con un día de diferencia. Uno de enfermedad y el otro de repente. Ella y su hermana estuvieron dos días sin sus padres, mientras estos asistían a los funerales. Fue la primera vez que no vio a su madre un día entero. Muerte y pérdida abrieron en su mente un espacio para pensar en prevenir. Y descartó estudiar cómo levantar edificios para dedicarse a la Medicina preventiva y social, y en esa construcción de caminos de mejora se centró en la mujer. Hace un mes Mabel Bianco (Buenos Aires, 1941) fue invitada por el Institut Català de les Dones (ICD) en Barcelona con motivo del 30º aniversario del Consell Nacional de le Dones de Catalunya.

-¿Cuándo descubrió la discriminación?

-La viví en el primer hospital donde hice guardias de noche, en intensivos. Dos amigas y yo fuimos las primeras mujeres en hacerlas. No tenían donde alojarnos para pasar la noche, nos dieron un lugar provisional. Fue muy duro el trato. Allí concebí la discriminación. En casa éramos dos chicas, no me di cuenta. Lo vi en el campo laboral. Llorábamos al salir por el trato despectivo.

-Vivir algo lleva a saber percibirlo siempre.

-Lo siguiente que viví me impactó muchísimo. Fui a hacer mi especialización en salud pública en Cali (Colombia). Trataba a mujeres con enfermedades vinculadas al embarazo y al parto. Estuve seis meses en un hospital rural y llegué a atender alguna noche hasta 13 partos. Y allí vi muchos suicidios de mujeres, por violencia y maltrato. Era terrible, con un veneno para ratas ponían fin a sus vidas para no vivir sus infiernos.

-Y se arremangó.

-Volví a Buenos Aires y estudié en la Escuela de Salud Pública embarazos problemáticos y maltrato. Investigué sobre ello. Con una beca del gobierno estudié las violencias contra mujeres de villas y estratos sociales bajos y topé con la mortalidad materna, y el aborto, el gran tema tabú. Sin servicios de planificación familiar,  la natalidad bajaba. Las parteras –que practicaban los abortos– se anunciaban. Era un secreto conocido que no se hablaba. Pero la dictadura les quitó el poder y las hizo depender de médicos.

-¿Usted ha tenido hijos?

-No. Antepuse la carrera y quise más libertad. Siento que he tenido otros hijos. Y me rebela mucho la vuelta a priorizar la maternidad biológica, y que el debate del aborto no tome como condicionante la salud mental. Cómo va a querer a su hijo una mujer abusada, si ese hijo le hablará siempre de quien la abusó. En el 89 todo lo avanzado en Argentina, con Menem retrocedió. Y creamos la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM www.feim.org.ar).

-¿Cuántos femicidios tienen al año?

-Entre 280 y 300, desde que tenemos estadísticas. Este año hubo 30 en los primeros 40 días. Y vemos crecer las formas más agresivas. Se pasa más rápido al uso de las armas blancas o a quemar a las mujeres.

-¿A qué creen que obedece ese aumento?

-Lo vinculamos al ambiente social agresivo por la inseguridad económica. Los hombres que se quedan en casa entran en choque con su virilidad. También vemos que fundamentalismos religiosos, católicos y evangélicos están cuestionando la perspectiva de género, hablan de ideología de género. Ciertas ideas políticas y religiosas retrotraen la igualdad y eso es ir contra todos. Quien cree en la igualdad no impone, propone.

-¿Qué debemos saber las mujeres del VIH?

-Que nosotras no enfermamos de sida por consumir drogas, sino por los compañeros, muchos no quieren usar preservativo.

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-Y  de la infidelidad...

-Tener muchas mujeres es parte de la cultura del poder del hombre.