Carlos Benito: "Somos un poco como superhéroes de carne y hueso"

Es miércoles por la tarde y un grupo de hombres y mujeres está a punto de empezar un entrenamiento de lucha libre en una nave industrial situada en un callejón. Pero esto no es el Bronx neoyorquino, sino el barrio del Clot de Barcelona. Aquí tiene su sede la Riot Wrestling Academy, una asociación sin ánimo de lucro que difunde la lucha libre en Catalunya. Carlos Benito, que sobre el ring responde al sobrenombre de Carlos Vega por uno de los personajes del videojuego Street Fighter, es uno de los miembros de la directiva.

¿Cuánto hace que practica la lucha libre?

Va a hacer diez años. Yo hacía teatro y kárate y por azar vi un espectáculo de lucha que me encantó. Pero tuve que esperar a cumplir los 18 para apuntarme porque mis padres no me dejaban.

¿Esto es habitual?

Suele pasar, pero ahora por suerte vienen a vernos más familias y ven que somos serios y profesionales. La lucha libre es una afición sana. Fomenta la integración social, el trabajo en equipo y la creatividad.

Pero trompazos se dan.

Es un deporte-espectáculo lesivo y no puedes pretender llegar a los 40 con el cuerpo intacto porque cuando caes, caes, no flotas en el aire, y si te pegan, te pegan, aunque sea más flojo y en una zona que no duele tanto. Nos damos golpes pero no para dejarnos knock out. Yo mismo tuve problemas de espalda, me costaba caminar, y tuve que dejar de luchar una temporada.

En el ring, ficción y realidad se mezclan.

Cuando vas a ver un combate tienes que pensar que lo que ves no es real, es un espectáculo coreografiado, pero al mismo tiempo se cuenta una historia que tiene elementos reales y los personajes, aunque son una construcción, comparten matices de la personalidad de los luchadores. El resultado es que, como en una película, el espectador se olvida de que aquello no es real.

Otra particularidad de esta disciplina es que no importa quien gane.

No, lo importante es la historia que estás contando, que muchas veces tiene moraleja. Para mí, sin historia la lucha libre no tendría sentido. Pueden ser historias de superación personal o de cómo gestionar una determinada situación vital. Antes de un combate, salimos a hablar de un tema, como en un teatro.

¿Y quién escribe las historias?

Un grupo de guionistas se reúne a principios de la temporada y escribe un argumento que se desarrollará a lo largo de diez shows. Se sabe cómo empieza y cómo acaba cada combate, pero entremedio puede haber variaciones según la reacción del público. Un buen luchador tiene que ser capaz de adaptarse al público, que es parte del espectáculo.

La lucha también tiene puntos en común con el cómic y los videojuegos.

Al final los luchadores somos un poco como superhéroes de carne y hueso. Se trata de ir superando todos los obstáculos que se te ponen por delante. Sería casi imposible que un chico de 60 kilos ganara a otro de 120, pero en la lucha puede pasar gracias a la fuerza del público.

Utilizan un lenguaje muy combativo. Riot

Se puede luchar solo o en equipos llamados facciones. En la nuestra somos tres personas con un discurso antiautoritario muy fuerte que paradójicamente se convierte en autoritario cuando defendemos nuestros principios. Queríamos que la gente nos percibiera como radicales y por eso tenemos una estética típica de los punks y las manifestaciones antifascistas.

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¿Cuándo es el próximo espectáculo?

El 16 de marzo habrá una pelea entre las dos marcas de Riot Wrestling, Riot y Rage, que son los más jóvenes. Los eventos siempre son gratuitos y será en la escuela Ball Centre de Sants.