Joan Termes: "Lo que hacen los jubilados yo ya lo hacía de pequeño"

En Sant Andreu, donde se crió, y en Horta, donde vive ahora, a Joan Termes lo conocen más por su condición de activista y dirigente vecinal y menos por la de conocedor de los intríngulis e historias del transporte público barcelonés; aunque también lo conocen por eso. Esa actividad comúnmente asociada a la jubilación que es mirar obras Termes la cultivaba cuando era niño, y no solo iba a mirar, sino que se colaba para ver de cerca la excavación de alguno de esos túneles por los que luego circularían los trenes; y desde entonces. Dos volúmenes autoeditados sobre la historia de la llegada del metro a Sant Andreu y Horta son el último fruto de esa pasión.

-¿Se colaba en las obras?

-Bueno, sí… Era un chico muy intrépido, me metía en todas partes, y además era muy preguntón. Así que me metía y preguntaba. Lo que hacen los jubilados, yo ya lo hacía de pequeño. Luego, gracias a mi trabajo…

-¿Que era...? ¿Me lo recuerda?

-Electricista e instalador.

-Ajá.

-Por trabajo conocía  a mucha gente que después resultaba que trabajaba en la construcción del metro, y como tenía amistad con ellos, cuando iba me facilitaban la entrada, me dejaban inspeccionar las obras, me contaban cosas.

-Un privilegiado.

-Todo eso me ha ayudado mucho. Me dio mucha información.

-No se lo tome a mal, pero… Debe haber un montón de libros sobre la historia del metro.

-Ciertamente. Los hay, hay muchos. Lo que pasa es que la mayoría de libros que se han publicado sobre este tema son grandes volúmenes, tochos que consultan los estudiosos del tema, los académicos, pero no el público en general.

-¿A eso apunta, al público en general?

-Sí. Quiero hacer llegar la historia del metro a los barrios, a los colegios, a las bibliotecas. Aprovechar las efemérides para que sepan cómo llegó el metro a sus barrios.

-Las efemérides, sí. Los libros coinciden con efemérides.

-Exactamente. El que está dedicado a Sant Andreu, ‘De Fabra i Puig a Torras i Bages’, como dice luego el subtítulo lo hice con motivo de los 50 años de la llegada del metro a Sant Andreu. Y el de Horta, que fue el primero que hice, bueno, el título lo dice todo: ’50 aniversari de l’arribada del metro a Horta’.

-¿Está pensando hacer una serie?

-Bueno. Ahora vienen los 50 años de la inauguración de la línea 5… Sí, algo haré.

-¿Cómo describiría los libros? Me refiero al contenido.

-Yo diría que son una mezcla de historia y anécdotas. Algunas curiosas, otras felices y otras desgraciadas. Y muchas fotos, porque a la gente le gustan las fotos. Que conste que muchas cosas son recuerdos míos, ¿eh?

-Cuénteme una anécdota. Una curiosa.

-Claro. Hablando de Horta, no sé si sabe que el último tramo del metro, entre Vilapicina y Horta, coincidía con el cauce de la riera. Eso suponía un reto añadido, y para hacer ese tramo trajeron a mineros de Asturias. Por eso no hubo ninguna víctima.

-¿Solía haberlas?

-No siempre, pero de vez en cuando había accidentes mortales.

-Me dijo que uno de sus objetivos es traer la historia del metro a los barrios, a las escuelas, las bibliotecas… ¿Lo ha conseguido?

-Pues sí, porque de 200 ejemplares que imprimí de cada uno, los distritos se han quedado con 25 para cuestiones académicas. Para mí que se quedaron cortos, eso sí.

-No le he preguntado de dónde le viene esto. Si es que le viene de algo, o de alguien.

-¿De alguien? ¿Le he contado que mi abuelo era palafrenero? Trabajaba en la Compañía de Ferrocarriles del Norte. Murió en un accidente de trabajo y no llegué a conocerlo.

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-¿Cree que le viene de él?

-No, en realidad no.