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Alberto Marín: «Yo no sabía dónde estaban el bien y el mal»

Los alunizajes le llevaron cinco años a prisión, donde hacer terapia con perros y estudiar le ayudaron a cambiar

Alberto Marín ha pasado 5 años en prisión por cometer alunizajes.

Alberto Marín ha pasado 5 años en prisión por cometer alunizajes. / JOAN CORTADELLAS

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Alberto Marín (Barcelona, 1993), que pide ocultar bajo ese nombre su identidad real, ha pasado en prisión los últimos cinco años de su corta vida. Con 19 años fue uno de los detenidos por los Mossos d'Esquadra de Mataró en una operación contra un grupo especializado en robos por alunizaje en el Maresme. En la cárcel ha estudiado, ha hecho terapia con perros y ha aprendido a tocar el violín. Ahora, en su segunda vida y todavía en libertad condicional, cursa ilusionado segundo de Fisioterapia.

-¿Cómo empezó todo?

-Una cosa lleva a otra, no te das ni cuenta. Con 14 años empecé a juntarme con gente que estaba un poco mal de la cabeza y se dedicaba a cosas que no eran legales. Tenía doble vida: en mi casa era un chico normal.

-¿Pero cuál fue el inicio?

-Es muy progresivo, como un porro: un día lo pruebas, le pegas dos tiros, y si te gusta otro día se los vuelves a pegar. A través de un amigo entré en un círculo de gente que queríamos tener buen nivel de vida. Veíamos 'Equipo de Investigación' y decíamos: "Hostia, nosotros también queremos ser conocidos y vivir así".

-Y lo acabó normalizando.

-Claro, yo lo veía como algo normal. Me fui creando un perfil al que le daba igual la legalidad, enajenado: yo no sabía dónde estaban el bien y el mal.

-¿Qué tipo de vida tenía?

-Con 16 años vivía con coches, mujeres, drogas, dinero... Estaba volando cuando me tocaba caminar. Ahora veo la tele y pienso: "Pobrecillos. ¿Cómo estáis tan perdidos en la vida?".

-Se arrepiente, entiendo.

-Ahora no lo haría, para nada. Por entonces no me arrepentía de absolutamente nada, pero ahora me pregunto: ¿cómo tenía huevos de hacer aquellas locuras?

-¿Un ejemplo de "locura"?

-Eh... tener una escopeta cargada y entrar en casa de alguien para quitarle dinero, joyas... eso sí, jamás he hecho daño a nadie. Alguna vez, cuando veía a gente durmiendo o cenando, decía: "Yo me voy de aquí".

-Pero su especialidad eran los alunizajes.

-Pude participar en unos 20 o 30 y eran lo más bestia, sí, porque requería de preparación: cómo sustraer el coche y cómo estamparlo. Evitábamos las joyerías, porque había mucha seguridad, pero íbamos a sitios de pasta, como perfumerías y tiendas de telefonía móvil. 

-Hasta que les pillaron.

-No, nunca nos pillaron en alunizajes, pero una vez nos detuvieron por un error abriendo una persiana en Mataró y, a través de las huellas dactilares, nos relacionaron. Al cabo de un año, los Mossos hicieron una redada simultánea en tres casas. Ahí me metieron preso; cuando me interrogaron, me dijeron: "Por fin hemos cogido a la 'Mafia Maresme'". Me abrieron 88 causas: robo con violencia, desorden público, atentado contra la autoridad...

-Hábleme de su experiencia en prisión.

-Me costó adaptarme, pero no he estado tan mal: allí me di cuenta de lo que vale la vida. Toqué fondo y decidí que no quería estar mirando hacia atrás cada dos pasos; quería dormir tranquilo.

-Sé que le ayudó mucho la terapia con perros.

-Sí, fue el detonante de que se me abriera el corazón. Tenía muchas corazas encima, me las quité y me liberé. También aproveché para estudiar en la prisión y aprobé el bachillerato y la selectividad.

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-¿Qué proyectos tiene a corto plazo?

-Acabar Fisioterapia, ayudar a mi familia y levantarme cada día para intentar ser mejor persona.