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Constantí Stefanescu: "La gente me recuerda como el niño de las mariposas"

Lo sabe casi todo sobre los lepidópteros en Catalunya. Y no trae buenas noticias

Constantí Stefanescu

Constantí Stefanescu / ANNA MAS

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Aquel niño que cazaba mariposas obsesivamente ha completado su metamorfosis en uno de los más reputados lepidopterólogos. Constantí Stefanescu (Barcelona, 1964) es autor o ha colaborado en casi todas las publicaciones sobre las 200 especies de mariposas diurnas de Catalunya. A su mesa de trabajo en el Museu de Ciències Naturals de Granollers, donde coordina un ambicioso programa de seguimiento de mariposas, acaba de llegar un sobre con remite de Canarias. Contiene ejemplares de un animal heroico, la mariposa migradora de los cardos. La cara del científico se ilumina como la de un niño en el día de Reyes.

-¿Por qué es tan especial esta mariposa?

-Hace migraciones entre Europa y África que implican movimientos de 10.000 kilómetros a través de una sucesión de generaciones. Muchas llegan a Marruecos, pero un porcentaje nada despreciable atraviesa el Sáhara hasta la zona del Sahel.

-Una travesía épica.

-Es brutal. Usan el viento y pueden migrar a muchos metros de altura. Pueden desplazarse mil kilómetros y hay una mortalidad muy alta. 

-¿Desde cuándo va detrás de las mariposas con espíritu científico?

-En 1988 empecé a contar mariposas en la zona del Cortalet de los Aiguamolls de l’Empordà. Durante 30 años he ido cada semana, de marzo a septiembre. Y aún lo hago. Solo en ese pequeño itinerario, habré  caminado 2.000 kilómetros.

-La perseverancia es la madre de la ciencia.

-Desde 1994 coordino el Butterfly Monitoring Scheme, una red de más 150 puntos de observación en Catalunya, Baleares y Andorra. La mayoría de las personas que hacen los censos son voluntarios. Identifican y cuentan todas las mariposas que ven y nos mandan los datos. Tenemos una base de datos brutal sobre cómo han ido cambiando las abundancias de las especies.

-El sueño de cualquier científico.

-Ningún científico podría abarcar tanto territorio desde la universidad. Tenemos casi tres millones de observaciones con unas series temporales de hasta 25 años y ves todos los cambios relacionados con el cambio climático y del paisaje.  

-¿Y qué nos dicen todas esas mariposas?

-Hemos detectado que alrededor del 70% de las especies en Catalunya están disminuyendo por el cambio global.

-¡70%!

-Es muy grave y es una tendencia omnipresente a nivel europeo. Estamos perdiendo muchas especies.

-La colección de mariposas del Museu de Ciències de Granollers no está abierta al público.

-Para que se conserven bien no les tiene que tocar la luz y además esto de las colecciones está desfasado. Ahora tenemos herramientas, como la fotografía digital, que nos permiten identificarlas inmediatamente.

-Usted ha depositado su propia colección en el museo.

-Un verano nos regalaron un cazamariposas a mí y a mi primo y empecé a dedicarme en plan obsesivo. El ejemplar más antiguo es de 1975, cuando tenía 11 años. La gente me recuerda como el niño de las mariposas.

-¿Vivía en la montaña?

-De niño vivía en Barcelona, pero iba al Montseny cada fin de semana. Ahora vivo en una masía colgada en la montaña, con placas solares. No tengo móvil y paso mucho tiempo trabajando al aire libre. Mi hobby es mi trabajo y eso es un privilegio.

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-Pero ya no las caza.

-Aparte de la migradora de los cardos, que es un objetivo científico, no mato ningún ejemplar. El impacto que produces matando una mariposa es casi nulo, pero siempre me sabe mal matar bichos y, además, no es necesario.