"'Molaría tener un hombre pollo', dijo y yo me ofrecí"

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zentauroepp46036313 barcelona 26 11 2018 economia dos vecinos el uno due o del181207183421 / Ricard Cugat

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Núria Navarro
Núria Navarro

Periodista

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Lo que sigue es un cuento de Navidad. Lo protagonizan dos vecinos del número 21 de la calle de Badajoz: Miquel Gallén (1948), que residía con su madre, Lluïsa, en el primero, y David Bueno (1977), en el cuarto. Se saludaban nada más. Hasta que en junio del 2014, el más joven, que tenía una productora, decidió abrir un bar, El Santet, en la esquina con Icària. La relación se convirtió en una historia de amor y solidaridad.

D.B.– Empezamos las obras del bar, y Miquelet, que se había jubilado –trabajó en la Vidrafoc–, venía a vernos cada día.  

–¿Solo de visita?M.G.– Hacía recados, barría los escombros, ayudaba a levantar los sacos de cemento, paseaba a Maya...

D.B.– ... mi galga. Él tenía su rutina. Se acercaba por la mañana, se iba a comer con su madre, volvía. Cuando por fin abrí El Santet, él siguió viniendo. Entonces, su madre se accidentó...

M.G.– ... el suelo estaba mojado, resbaló y se rompió la pierna.

D.B.– La ingresaron en un hospital-residencia de Sant Andreu.

M.G.– Iba a verla todas las tardes. Le lavaba los dientes.

D.B.– Mientras tanto, venía todas las noches a cenar. Así, durante un año.

–¿No tiene familia, Miquel?M.G.– Tengo un hermano que vive en L'Estartit y una hermana que viene a verme los viernes por la tarde.

D.B.– Trasladaron a su madre a una residencia de la calle de Almogàvers, y a Miquelet, con ella, en la misma habitación. Él prefería seguir donde había nacido. No quería ir.

M.G.– No.

D.B.– Y le gusta callejear. Así que nos venía a ver igualmente. Un par de horas por la mañana y otro par, por la tarde. Hasta que Lluïsa murió en mayo del 2016. Se puso muy triste, ¿verdad?

M.G.– Sí.

D.B.– Empezó a pasar más horas con nosotros, a echar una mano.

–¿Qué tareas hace?M.G.– Por la mañana coloco las sillas, pongo los servilleteros, saco los toldos...

D.B.– Vigila que no falten tarjetas, avisa si el lavabo no funciona, cuida a las empleadas... Lo controla todo. Todo el barrio lo conoce.

David Bueno besa al 'pollo' Miquelet. / ricard cugat

–¡Los domingos se viste de pollo!M.G.– Sí. Cuando abrieron La Gabriela [justo al lado], como venden pollos al ast, oí que David decía: "Molaría tener un hombre-pollo". "Yo quiero", me ofrecí.

D.B.– Había comprado la máscara en Edimburgo para decorar la tienda, y cuando Miquelet se apuntó, mi madre hizo el traje.

M.G.– La gente se hace fotos conmigo, reparto 'flyers', juego con los niños, le doy con el pico a Noemi [la empleada]... Me dan fideuá, o medio pollo. Y en Navidad me disfrazo de Papá Noel.

D.B.– Incluso ha hecho de 'verdugo' en un videoclip mío muy guapo para el tema 'Ràbia' de Pere Espinosa.

–Es una relación de ayuda mútua.D.B.– De mucha amistad. 

M.G.– Son como mi familia.

D.B.– Vendrá a la cena de Navidad que montamos en el bar, porque es parte del bar. Es muy buena persona. Muy protector. Especial.

–¿Nunca se enfada?M.G.– (...).

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D.B.– No le gusta que le fastidien. Le encanta recoger todo lo que encuentra en la calle. Ejemplares del 'Sport', mecheros, muñecos... En la residencia, no le permiten guardarlo, y eso le enfada un poco.

–Usted David es muy joven. Podría pasar.D.B.– Su madre no está, en la residencia no tiene muchos amigos... Él quiere estar con nosotros y nosotros, con él.