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Cinta Tort: "Me insultaban por llevar gafas, por ser gorda, por tener pelos..."

Desde que decidió pintar las estrías del cuerpo y compartirlo en Instagram, los insultos mutaron en afectos

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jcarbo45763267 cinta zola181109182048 / PAU MARTÍ

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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En la casa familiar de pueblo que Cinta Tort Cartró ‘Zinteta’ (Torrelles de Llobregat, 1995) se ha arreglado como estudio, cuelgan cuadros que pintaba desde que tenía 12 años. Ahora, gracias a una foto que colgó hace un año y medio en Instagram, su trabajo se ha difundido por el mundo.

¿De qué foto hablamos?

Era un culo con las estrías pintadas de colores. Desde hacía tiempo compartía lo que pintaba en las redes sociales y solían tener entre 2.000 y 4.000 ‘likes’, pero esta llegó a 100.000.

¿Qué ocurrió después?

Me escribió una periodista de Nueva York para hacerme un artículo. A partir de entonces mi correo se saturó y me convertí en la chica que colorea las estrías y la chica que elimina el tabú de la menstruación.

¿Cómo se convierte el cuerpo en su lienzo?

Por lo que he vivido. He llevado años de mala relación con mi cuerpo. A los 14 tuve problemas con la comida que fui arrastrando. Vivía mal toda esta presión estética. Me insultaban por llevar gafas, por ser gorda en según qué épocas, por tener pelos porque había decidido no depilarme… Toda esta violencia me la quedaba dentro. Desde fuera no se veía nada.

¿Cuándo dijo basta?

El feminismo y la universidad me ayudaron mucho a aprender de mí y de la sociedad. Hace dos años estaba estudiando Magisterio en Madrid y un día que volvía a casa con mil cosas en la cabeza empecé a pintarme.  Me dejé llevar, no tenía nada pensado.

¿Qué se pintó?

Las estrías. En aquel momento me di cuenta de lo poco que tocamos nuestro cuerpo. Y no solo lo estaba mirando, me estaba fijando en él, estaba tomando conciencia. Este verano he ido con tops cortos y antes iba siempre tapada para que no se me viera nada. Mi proyecto artístico es mi mejor terapia.

Porque normaliza lo que se oculta.

Desde que colgué aquella imagen, la gente empezó a pintarse las estrías, hubo quien incluso se las tatuó y me enviaban las fotos. Hablar de cómo vivimos el cuerpo, cómo lo sentimos y cómo lo cuidamos es una necesidad colectiva. Mi objetivo es visibilizar cuerpos e identidades invisibles, por eso pinto cuerpos de mujeres gordas, trans, que sufren una enfermedad no común… Te venden un cuerpo normativo, pero es importante abrazar todas las realidades.

Acaba de hacer un taller en El Prat con mujeres que han pasado por un cáncer de mama.

También vinieron mujeres que no han pasado por un cáncer, pero que están interesadas en cómo cambiar la mirada hacia su cuerpo y trabajar los cuidados y la parte emocional a través de la pintura. Cuando pintas un cuerpo estás creando una conexión con alguien, construís algo juntas y se crean vínculos afectivos muy potentes que mueven muchas emociones. Es una colectividad donde hay una responsabilidad afectiva.

¿Pinta cuerpos de hombres?

No, no me interesa. Ser hombre cis [cuando la identidad sexual coincide con el sexo asignado] hetero es el máximo privilegio y nunca ha tenido problemas de visibilización.

También trabaja sobre la menstruación. Otro tema tabú hasta hace poco.

Al principio lo hacía para eliminar el tabú y el “¡qué asco!”, pero el proyecto ha evolucionado para crear conciencia del ciclo, que no es solo el día que sangras, sino compartir cómo vivimos todas sus fases. Por eso con otras artistas hemos publicado una agenda menstrual.

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¿Tener 100.000 seguidoras en Instagram da para vivir?

Hay quien puede pensar que vives de sobras, pero no. Yo lo combino trabajando en el ámbito del ocio educativo y apenas sobrevivo. Me han ofrecido publicidad de una empresa tecnológica pero no la he aceptado porque no va con mis principios.