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Goyo Díaz: «Los dardos me han devuelto el gusanillo por competir»

Dueño de un bar de barrio que es, a su vez, uno de los mejores equipos españoles de dardos amateur

Goyo Díaz, en su bar de Sant Boi.

Goyo Díaz, en su bar de Sant Boi. / DANNY CAMINAL

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Bar de barrio parece, laureado equipo de dardos es. Uno entra al Goyo's & Company, en el barrio de Casablanca de Sant Boi de Llobregat, y los copazos de buena mañana para echar un dominó van que vuelan. "¡Te vas a hacer famoso!", le dice un cliente a Goyo Díaz (Barcelona, 1967), el dueño y artífice del local, que posa junto a una diana. Este pequeño bar se ha proclamado este mes de octubre ganador -único club catalán premiado- en el nivel 4 del Campeonato Nacional de Dardos Electrónicos Radikal Darts 2018, en el que participaron unas 3.000 personas. ¿El premio? Representar a España en el Mundial que se celebrará en abril del próximo año en Las Vegas (EEUU).

-¡De Sant Boi al mundo!

-Uf...estoy que no me lo creo. Por quien más me alegro es por los otros tres chavales del equipo, dos de los cuales son mis hijos.

-Hábleme del logro.

-Hemos ganado el campeonato en el nivel 4, que era el más bajo. A pesar de ser una competición amateur, fue duro porque los clubs, la mayoría bares, se preparan mucho y estuvimos 16 horas tirando dardos casi sin parar. Además, el sábado pasado quedamos terceros en otro campeonato para elegir al mejor club del mundo.

-¿Por qué le dio por los dardos?

-Antes tuve otro bar y me salió afición, pero la perdí. Aquí, hace 4 años, mi hijo puso una máquina de dardos 'online'. Me gustó la idea porque no tengo que salir de mi negocio y es a distancia, no presencial, por lo que no hay tanta tensión.

-¿A qué se refiere?

-En mi otro bar, la diana no era 'online' y la gente se retaba allí, lo que generaba tensión competitiva en el ambiente. Ahora, aquí, es mucho más distendido porque los clientes que juegan son del mismo equipo y retan a gente de otras partes del mundo.

-¿Todos los jugadores son clientes del bar?

-¡Todos! El cien por cien. Nadie viene sólo a jugar, que también podría ser, pero entonces se perdería el contacto con la gente. Tenemos una clientela fija de unas 300 personas cada semana.

-¿Cómo lleva su doble función de dueño y presidente del club?

-¡Es complicado! Cuando me toca ser capitán, ¿cómo le digo a un cliente que viene cada día que no puede jugar y que tiene que jugar otro? (ríe). Aunque suelo mantenerme al margen, intento que los capitanes no tomen decisiones que puedan influir en mi negocio: no es lo mismo que un cliente esté contento y consuma que se vaya a su casa por un enfado. Si alguien se molesta, ¿sabes quién lo paga? ¡El del bar!

-Cuando alguien lleva un par de copas de más, hay que cambiarlo, claro.

-O porque no tiene su día, ¡pero también, sí! Aunque te digo una cosa: ¡alguno que otro sin mucha experiencia a veces empieza a clavar dardos después de 3 cervezas! (ríe).

-¿Cómo se llama el equipo?

-El del campeonato que ganamos 'Goyosmix', porque era una mezcla de 3 equipos nuestros. Pero tenemos otros: los 'Minigoyos', de 19-20 años; los 'Bichigoyos', de unos 30 años; el 'Goyosteam', el primer equipo y los 'Goyosaurios', los de más de 50 años.

-¿Qué han supuesto los dardos en su vida?

-Después de mucho tiempo, me han devuelto el gusanillo por competir. La ilusión que les he visto a mis hijos me ha traído recuerdos de las horas que yo invertí jugando a fútbol en el club Cinco Rosas, de Sant Boi.

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-De fútbol a dardos: qué contraste.

-Siempre he estado ligado al fútbol: cuando empecé a trabajar de chatarrero con 15 años, mi entrenador me ayudó mucho. En cuanto a los dardos, aunque como deporte no salga mucho por la tele, lo juega muchísima gente.