Carlota Mas Ruiz: "La regla debe ser el centro de nuestra vida"

Ha diseñado un 'kit de empoderamiento del ciclo menstrual' para experimentar

Kit menstrual Mimosa: el empoderamiento empieza por saber qué hay allí abajo / ZML

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Núria Navarro
Núria Navarro

Periodista

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Cuando Carlota Mas Ruiz (Barcelona, 1990) planteó la hipótesis de su trabajo de final de grado (Diseño Gráfico, ESDAP), el tutor –hombre– frunció el ceño. "¿La menstruación, otra vez? Ya nadie habla de eso". Pero ella, que venía coloreada de feminismo tras unas prácticas con Las Culpass de Murcia, sondeó en los institutos y constató que a los adolescentes se les hablaba de género y orientación sexual, pero de la regla ni media. El resultado es 'Mimosa', Kit de Empoderamiento del Ciclo Menstrual', un objeto "tierno pero contundente y sin vergüenza", dice.

El precinto de la caja formula una pregunta: 'Què cony és?'

–¿Directa, eh? Es una caja traslúcida con tapa de espejo que propone tres niveles: observación, documentación y experimentación.

–¿Realmente empodera?

–Abre la posibilidad de hablar de la regla y de la vagina, de posicionarse y coger fuerzas.

Carlota Mas Ruis muestra el clítoris 3D y su caja empoderadora. / elisenda pons

–Destape y hablemos.

–En el primer cajón hay un manual de uso, un diagrama lunar, un diario menstrual, el manifiesto...

Alto. ¿Qué dice el manifiesto?

–"Basta de invisibilizar mi proceso menstrual". "No nos avergonzamos de nuestra sangre". "Queremos transparencia en los materiales de los productos". "Estamos molestas y queremos un cambio"...

–¿Qué tipo de cambio?

–Aún hoy, manchar el pantalón es lo peor que te puede pasar. "¿No tendrás una compresa?", le susurras a la mujer que tengas más a mano, y vas rápido a cambiarte. ¡Me revienta! No es algo que decidimos, es algo que nos pasa.

"La primera vez que miré mi cérvix me impresionó. Me dije: '¡Guau, cuántas cosas hay aquí!'"

–Y que permite hacer el pinopuente.

–¡Anuncios! En uno sale una chica que se pone el támpax con total facilidad y se tira a la piscina. Tan pancha. Sin dolor. Con los pechos perfectos. Sin retención de líquidos. ¡Es tan hipócrita! Y en los prospectos no te explican cómo esconden el olor. La vagina, diseñada para quedarte preñada, es la parte del cuerpo con mayor capacidad de absorción; ponerle al coño perfume no le hace ningún bien.

–Tiene lógica. ¿En las bolsitas qué hay?

–Una copa menstrual, el espéculo de silicona que puede adoptar forma de pinza y, con la ayuda del espejo de la tapa, permite mirar el interior de la vagina... ¿Se ha mirado usted el cérvix?

–¿Usted sí?

–La primera vez me impresionó. Sueles tocarte, pero cuando te agachas, te abres y ves las formas, colores y líquidos dices: "Guau, cuántas cosas hay aquí". Yo me lo había imaginado mucho más pequeño y era muy complejo. Nuestro cérvix puede ir entre 4 a 10 centímetros de profundidad. Es básico e imprescindible que la pareja lo explore también, y que vea la sangre en la copa.

–Sigamos con el repaso del 'kit'.¿Qué más hay?

–Creí importante añadir un clítoris a tamaño real en 3D, porque todas tenemos uno pero tampoco sabemos cómo es. También hay un juego de cartas de las emociones, porque a veces nos faltan palabras para definir nuestros estados de ánimo. Hay tampones sin aplicador –las grandes marcas inventan dispositivos para que no nos 'ensuciemos'–, compresas, un condón femenino, test de ovulación y de embarazo.

"Si los hombres tuvieran la regla, justificarían su rendimiento según su ciclo y cogerían algún día de baja por dolor menstrual"

    

–¿Todo esto cómo se le ocurrió?

–Una amiga me prestó el libro 'Vagina. Una nueva biografía de la sexualidad femenina', de Naomi Wolf. Entendí que el ciclo de las mujeres no interesa al sistema, no está adaptado para que podamos acompañar la regla como se merece. La menstruación tendría que estar en el centro de nuestras vidas. Tomar conciencia te ayuda a ser más creativa, a cuidarte más, a alimentarte mejor. Cuando pones el foco ahí, el resto se ordena.

–Si la menstruación la tuvieran los hombres, ¿qué lugar ocuparía?

–El mundo giraría alrededor de eso, sin duda. Podrían coger algún día de baja por dolor premenstrual, justificarían su rendimiento según el momento del ciclo, no tendrían vergüenza... Y lo curioso es que el discurso general es "qué mierda tener la regla", "odio la regla...". Pero todas esperamos el día, porque sientes alivio, porque experimentas una sensación de limpieza. Y ellos también 'ciclan', ¿eh?

–¿De veras?

–No está estudiado, pero cada dos meses, aproximadamente, les pilla un bajón. No lo notan, pero nosotras sí, tenemos una bajada y subida de hormonas muy heavy cada mes. Es una montaña rusa que se repite y hay que respetar.

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–¿En qué parte de la casa hay que colocar su objeto?

–No hay que esconderlo. Yo propongo dejarlo al lado de la cama, o como cajón en el lavabo. A la vista.