Xavier Castells: "Me motiva cambiar de vida cada cinco años"

Se ha reinventado varias veces. El último giro lo llevo de la conserjería de un hotel de lujo al escenario. Hacer reír es ahora su vida.

Xavi Castells, en una actuación en la terraza del Hotel Jazz de Barcelona.

Xavi Castells, en una actuación en la terraza del Hotel Jazz de Barcelona. / FERRAN NADEU

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Patricia Castán
Patricia Castán

Periodista

Especialista en Economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.

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Año 2012. Se celebra la gala anual en Barcelona de las Llaves de Oro, la red mundial de conserjes de los mejores hoteles. Esos tipos-as (que no deben confundirse con recepcionistas) capaces de conseguirlo casi todo para el viajero que quiere más. Esa noche, ante unas 400 personas, marcaría un antes y un después en la biografía de un gran conserje, Xavi Castells (1976, L’Alcudia de Crespins, Valencia). No hubo bostezos ni sopor en los discursos de los postres. Subido al escenario, este hombre no habló esta vez a los turistas sino sobre los turistas, con agudeza y humor de 24 quilates. Las carcajadas atronaron e hicieron que aquella afición prendiera. Meses después, Castells se apeaba de la conserjería para agarrar el mundo por un micrófono.

-Se quita el uniforme, el pin dorado con las llaves cruzadas y se va del hotel de lujo de un día para otro.

-Me muevo por motivaciones. Hace años leí que para ser feliz había que cambiar de vida cada cinco años y a mí me ha sucedido así de forma natural. De hecho, había trabajado ese tiempo en la hostelería y de allí saqué la confianza para hablar en público y transmitir algo, más allá de caer bien.

-O sea que de pequeño no tuvo un sueño, una vocación.

-Muy pequeño ya interpretaba en el cole los monólogos de Gila... Pero mi primera etapa fue como mecánico textil y comercial. Y un día decidí marcharme, aprender inglés. Me fui a Yorkshire (Inglaterra) a trabajar en una cocina sin haber cocinado nunca. A la vuelta fui botones, recepcionista y al final, conserje.

-¿Pasado un lustro ya no le motivaba?

-Era un buen trabajo pero en la última etapa ya había empezado a hacer monólogos como 'hobby', escribía un blog, fui a una academia, hice alguna cosilla... Empecé en El Llantiol y en TeatreNeu. De aquella época eran los 'shows' 'Menasatrua' y 'Monólogos paralelos, pero sobre todo para listos'.

-¿Cuál fue la chispa esa vez para hacer las maletas?

-Conocí a una chica y me fui a Seattle (EEUU), quise conocer la cuna de la comedia. Estuve tres meses haciendo 'micros abiertos'. Fueron 50 actuaciones en 88 días. Me grababa siempre y, al salir de una mientras iba a otra, escuchaba lo que había funcionado y lo iba mejorando.

-A pelo.

-Descubrí que la traducción de mis monólogos no funcionaba aunque hablara de cosas universales. Empecé a escribir desde la verdad, el personaje que era, un chico de pueblo, un hombre confundido por el mundo. Me he reído tantas veces de mi tragedia que infundo respeto...

-Su tragedia es lo cotidiano.

-Exacto, los pequeños palos de la vida. El gran maestro fue Lenny Bruce, contando sus verdades y fracasos desde la comedia.

-¿Hay algo peor para un humorista que la risa que no llega?

-A todos nos pasa, hay que analizarlo y ver si hay que cambiarlo. O tal vez ha sido ese día y ese público. Yo he actuado en Las Vegas, en San Francisco, en cruceros para 700 personas de 14 nacionalidades, en La Haya, en un 'tour' por los Balcanes, estoy en el canal Comedy Central... cada nacionalidad tiene particularidades pero hay universalidad en las historias particulares. Ahora me voy con Chris Groves al festival de comedia de Edimburgo, con un espectáculo que luego traeremos al Teatre Arts.

-¿Cómo es un día en la vida de un cómico?

-Me levantó sobre las 6.30 h, hago meditación en el parque del Guinardó una hora, escribo tres páginas de lo que se me ocurre y que después podré desarrollar, descanso, medito de nuevo y preparo las actuaciones.

(Actúa en espacios fijos como el Aperitivo Cómico, pero sobre todo en actuaciones privadas para empresas, en fiestas u oficiando hilarantes falsas bodas y montajes.)

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-Estoy introduciendo cada vez más lo emocional en mis espectáculos, una combinación con 'poetry slam', un combinado de interpretación y poesía, estoy en la radio y dando clases de comedia en inglés con Chris. Pero, quién sabe, también podría retirarme como monje budista...