Lidia Peroy: "Era hora de que se denunciaran los abusos en el teatro"

Es una enfermera de la salud pública, pero fue actriz de la Companyía Flotats

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zentauroepp44379797 barcelona 19 07 18 lidia peroy actriz en el ambulatorio d180720125322 / Alba Cambeiro

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Núria Navarro
Núria Navarro

Periodista

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Lidia Peroy no siempre ha sido enfermera del CAP de Numància. Fue alistada en la compañía de Josep Maria Flotats y debutó en el Poliorama con 'A la glorieta' (1991), de Jane Bowles, dirigida por Simone Benmussa. Jugaba en primera división y Flotats (sí) trataba bien a su equipo. Pero llegar es una cosa y permanecer, otra. La suya es la historia de tantos talentos que se apearon.

–¿Qué fue primero? ¿La enfermería o el teatro?

–De pequeña hacía teatro en el Centre Católic de L’Hospitalet, pero a la hora de elegir carrera, aconsejada por mis padres, opté por enfermería. Saqué el título, me presenté a las pruebas del Institut del Teatre y me aceptaron. Estudiaba y trabajaba en el turno de noche de la Cruz Roja de L’Hospitalet.

–Vaya trajín.

–Era feliz. Fue un placer tener profesores como José Sanchis Sinisterra. Aprendí muchísimo y conocí a gente maravillosa. 

Lidia Peroy, entre Pepe Rubianes y Anna Azcona, en el Raval. / INSTAGRAM

–¿Cómo fue el debut?

–Me presenté a un cásting de la Companyia Flotats y conseguí un papel en 'A la glorieta'. Flotats nos hacía sentir, del primero al último, como 'prima donnas'. Nos ponía profesores y el día del estreno enviaba una nota con una rosa. Los nervios antes, salir a escena, los aplausos después, ¡ohhh! Pensé: "De aquí al Goya".

–Y no.

–¡Qué va! Me contrató Ventura Pons, fui la 'amante' de Miquel Cors en la serie 'Poble Nou', trabajé para El Tricicle, hice alguna cosita para Canal Plus. Pero no me llamaban, y en los teatros públicos no se hacían cástings. Recuerdo que fui al Romea a pedir una prueba y me despacharons con cajas destempladas, y que un realizador de TV3 me pegó un chasco que me dejó la autestima por los suelos. "¿Por qué me molestas?", me dijo.

–Era (y es) usted muy guapa.

–Tenía un físico muy italiano. Pep Munné siempre me decía: "Eres igual que Sofía Loren". Pero no me ayudó mucho. Me tuve que defender, de ellas sobre todo. Es un mundo de envidias, de rabia...

–¿De "trato vejatorio" de algún director, como denuncian algunos profesionales?

–Ese tipo de actitudes siempre han existido, solo que ahora se destapan. Y me parece muy bien. No se puede abusar del poder de dar o no un papel. A mí no me ocurrió, pero en el Institut, Sanchis Sinsterra me ponía 10 y otros, ceros. ¿Por qué?

–No es difícil intuir la respuesta.

–Y encontré a gente muy importante en el portal de casa que insistía en subir a mi piso.

–¿Eso desbarató su carrera?

–Fue un conjunto de cosas. También me quedé embarazada, mi pareja tuvo un accidente muy grave y tuve que cuidar de él y del bebé. Necesitaba dinero y nadie llamaba. Pasé años con la autoestima muy baja. Pensé: "Si el teatro no me quiere, lo dejo". No luché lo suficiente. Tenía tanta inseguridad... Creo que tiré la toalla demasiado pronto.

–¿Cuándo?

–Entré a trabajar en el CAP de Numància en 1995.

–Pone y quita escayolas. ¿Le gusta?

–Si volviera a nacer, no estudiaría enfermería. Es duro, mal pagado y también hay déspotas. Recuerdo un médico que tenía el sello de la fecha delante de sus narices y me llamaba para que se lo pusiera yo. "Oiga, ¿no puede usted poner la fecha solito?". Pero creo que soy buena enfermera. Siento que ayudo a la gente.

–A estas alturas, ¿ha olvidado el teatro?

–Nunca he perdido la esperanza de encontrar algún papel, por pequeño que sea.

–Sueñe a lo grande grande.

Me encantaría hacer una Lady Macbeth. ¡Es tan mala!

–No. Pero creo que soy buena enfermera. Siento que ayudo a la gente. Aunque si volviera a nacer, no estudiaría enfermería. Es duro, mal pagado, también hay despotismo. Un médico, por ejemplo, tenía el sello de la fecha delante de las narices y me llamaba para que se lo pusiera yo. "Oiga, ¿no puede usted poner la fecha solito?". Pero creo que soy buena enfermera. Siento que ayudo a la gente.

–A estas alturas, ¿se ha olvidado del teatro?

–Nunca he perdido las esperanzas de encontrar algún papelito.

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–Sueñe a lo grande.

–Me gustaría hacer una Lady Macbeth. ¡Es taaan mala!