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Alex Cuesta: "El jabalí dócil es el más problemático"

El jabalí simboliza el choque de la ciudad con su entorno natural; este arquitecto estudia el problema

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zentauroepp43841769 alex cuesta180621210348 / ÁLVARO MONGE

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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Cuando habla de los jabalís de Collserola, Alex Cuesta sabe de lo que habla. Arquitecto de la Escola Superior d’Arquitectura del Vallès, su trabajo final, de elocuente título –‘Porcs i jardins / The dark side of Collserola’– describe los problemas de convivencia entre el hombre y el jabalí en el parque natural barcelonés desde la perspectiva más amplia del choque entre ciudad y entorno natural. Miembro del equipo redactor del Plan Especial de Collserola, Cuesta inaugurará el ciclo de conferencias que el partido animalista Pacma inicia esta semana para dar visibilidad y debatir sobre problemáticas animales. Este miércoles en La Sonora de Gràcia.

-¿Cómo definiría el problema? ¿Podría hacer un diagnóstico veloz?

-El gran problema con los jabalís de Collserola es que tienen un acceso muy fácil al alimento. No tienen depredador, porque su depredador natural es el ser humano, que ya no los caza sino que mayormente les da de comer. Esto ha hecho que pierda el miedo y se aventure cada vez más por la ciudad.

-Lo cual es incómodo, peligroso…

-El jabalí en sí no es peligroso. Alguna vez he leído por ahí: "Jabalí ataca a señora…" Eso es improbable. Lo que pasa es que hay jabalís que están acostumbrados a que les demos de comer, y el ruido de las bolsas ya es sinónimo de comida para ellos. Yo he visto jabalís que han aprendido a volcar papeleras, no solo eso, a quitarle el freno a los contenedores.

-Signos de inteligencia, ¿no? De cierta inteligencia, al menos.

-Bueno, son mamíferos. No son reptiles, ni insectos… Tienen un proceso mental más complejo. Es el animal más parecido al ser humano que hay en Collserola.

-Me imagino que esa confianza con el hombre solo la tienen unos cuantos.

-Mire, en Collserola los hay de tres tipos: el salvaje, el medio salvaje y el dócil. La paradoja es que el más problemático es el dócil. No tiene miedo a los coches, no tiene miedo a la carretera, no sabe lo que es el peligro. Al salvaje lo ahuyentas con una palmada.

-¿Es anormal lo que ocurre en Collserola?

-No. Se da prácticamente en todo el Mediterráneo.

-Hay quien dice que el remedio es la caza.

-A los que me dicen que la caza es necesaria yo les digo que entonces el problema ya es mayor. A los jabalís ni hay que alimentarlos ni hay que cazarlos. De hecho, la caza contribuye al problema. Cuando un cazador mata a una matriarca, ¿qué hacen las crías? Quedan desprotegidas, no tienen a nadie que les enseñe el miedo, acampan por donde pueden y se guían por el olfato. El jabalí es oportunista, es vago.

-¿Qué solución propone?

-Todo depende de la prisa que tengamos. Para mí, la educación es la solución. El problema es que es una solución lenta.

-¿Educar a la gente para que no los alimente?

-Yo mismo doy charlas para concienciar, y sobre todo para explicar, porque hay poca información sobre el tema. Pero concienciar es lento. Tienes que luchar contra una cultura bienintencionada que encuentra que está bien alimentarlos.

-¿Y qué dice cuando le preguntan por soluciones más rápidas?

-El problema con las soluciones más rápidas es que también son las más costosas. Por ejemplo, habría que generar permeabilidad en las dos grandes infraestructuras de Collserola, el túnel de Vallvidrera y la línea de ferrocarril, que parten el parque en dos. Pasos de fauna, para que los jabalís puedan circular sin barreras. Lo que hay ahora son desagües, pero el jabalí difícilmente se aventura por ahí.

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-¿Se puede decir que están atrapados?

-Algo así. Los animales que quedan en ese valle acaban circulando en paralelo a las vías y así llegan a la ciudad. Son nuestros corredores, pero ahora también son los suyos.