Andrea Colombi: "La felicidad no nos la da poseer sino experimentar"

Su interés y curiosidad por el recorrido y dinámicas del dinero llevaron a Andrea Colombi (Milán, 1977) a estudiar Económicas. Lo hizo en la Universidad de Pavía, desde donde vino de Erasmus a la UAB y participó en el programa de negocios MIBP, que abraza las regiones bautizadas como los cuatro motores de Europa: Lombardía, Baden-Württemberg, Rhône-Alpes y Catalunya. Hoy, Colombi es Country Manager de la filial de Yamaha Motor en Italia, el país donde más motos circulan. Del motor económico al motor sobre ruedas, pasando por Barcelona.

–¿Qué se llevó de la capital catalana? Fue mi primera experiencia viviendo fuera de mi país, fuera de casa. Eso ya amplía tu comprensión del mundo, te da más apertura de mente y te ayuda a conocerte más. El contacto con otra cultura, aunque esta nos sea próxima, te muestra que tu modo de vida es solo una de tantas maneras de vivir.

–Era en 1999. ¿Sentía Barcelona un motor? Me pareció una ciudad muy viva, es la ciudad europea que mejor conecta mar, turismo y desarrollo económico, eso la hace un potente motor. La fuerza de Milano ha llegado más bien en estos últimos nueve años.

–¿Qué idea lo llevó al mundo empresarial? Llegué pensando en empujar ventas. Pero en Yamaha aprendí a pensar un negocio sostenible, mejor producir hoy una unidad menos y tener una relación mejor con el cliente y el mundo mañana y siempre.

–Dominar cifras y finanzas que lo fascinaban ¿A cuánto dista de cuidar al cliente? Si no conoces la evolución económica es muy difícil conducir un negocio. Yo soy analista de datos y estadísticas, pero datos y personas se vinculan por una relación causa–efecto. Y el puente entre ambos es la parte de mi trabajo que más me gusta.

–¿Qué parte es? Imaginar qué necesita la gente y cómo poder asegurárselo. Te sitúas así en un mundo en el que todos ganan: clientes, proveedores, concesionarios... Respondes a las diferentes necesidades con soluciones diversas o, a veces, con soluciones diferentes a una misma necesidad. Hace diez años las fábricas fabricaban productos y la gente los compraba. Era todo oferta y demanda.

–¿Y hoy? Ahora afinas más en las necesidades de la persona. Desde Japón, la filosofía del Kando –emocionar– nos guía en ello en nuestra compañía: enfocamos el sobrepasar las expectativas de las personas, ahora mejoramos entregando experiencias únicas.

–¿Valentino Rossi es parte de ello? Valentino es más que un piloto, es un mito, un héroe de carreras épicas. Logró introducir la MotoGP en los hogares y hoy la gente sigue reconociéndose en él. Es el más grande embajador de Yamaha en el mundo. Probablemente no atraiga más ventas, pero sí una gran notoriedad a la marca.

–¿Qué espera la gente de lo que puede ofrecerle el sector de la movilidad? La tendencia global es que la gente esté cada vez menos ligada a poseer su medio de transporte. Usaremos la moto, el barco, el coche para cubrir necesidades concretas en cada momento. La compra convive ya con el alquiler y con el compartir.

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–¿A qué responde ese cambio? Ahora somos mucho más conscientes de que la felicidad no nos la da poseer, sino experimentar. Por eso las marcas, además de diferenciarnos por la calidad de nuestro producto, nos ocupamos de servir experiencias. La posesión nos da tranquilidad, pero el verdadero placer está en vivirlo.

–Con moto propia, o de alquiler, ¿Qué ruta recomienda experimentar en Italia? El viaje a los Dolomitas. Tres días y dos noches. Curvas en montaña por la cordillera entre paisajes preciosos. Desde Barcelona, aterrizando en Verona o en Bérgamo.