Andrea Prada: «En Catalunya hay muchos perros que sufren por malas políticas»

Andrea Prada (Buenos Aires, Argentina, 1977) llegó a Barcelona con 27 años. Los animales siempre le habían gustado porque se crio con ellos, así que empezó a colaborar en proyectos de terapia asistida con animales. "Hasta que me di cuenta del negocio que son", señala. El año 2015 creó con seis activistas más la asociación Vigilancia Solidaria, la cual preside. Desde entonces es el azote animalista de instituciones, asociaciones y, sobre todo, de políticos.

-¿Qué es Vigilancia Solidaria

-Somos una asociación que investiga y denuncia voluntariamente el tráfico y las malas gestiones de animales en instituciones y organismos. Hacemos activismo de verdad: no nos quedamos en las redes sociales, sino que vamos a los tribunales. Desde que nacimos no hemos perdido ni un solo caso.

-¿Cómo empiezan sus investigaciones?

-Habitualmente, por gente que nos envía mensajes denunciando situaciones. Cuando empezamos con un tema, llegamos hasta el final: curiosamente, muchos de los juicios que tenemos es porque nos denuncian a nosotros; por ejemplo, por dañar el honor de quien criticamos.

-¿Por qué zona se mueven?

-Vamos adonde nos lleve la investigación. Desde hace un tiempo estamos centrados en la perrera de Badalona: hemos denunciado sus malas gestiones, el maltrato animal y el robo de perros.

-En el 2014 estuvieron allí mucho tiempo. ¿Fue esa la experiencia que más le marcó?

-Sí. Estuvimos 255 noches de vigilancia y fue un esfuerzo terrible; hubo ocho robos de perros seguidos: ¡era un supermercado de perros! Fue la punta del iceberg: antes ya había habido robos con el objeto de usarlos para peleas ilegales. En realidad, estaban entrenados para defender lo que había detrás: la droga.

-¿Qué otros casos de activismo han realizado?

-Por ejemplo, un caso nos llevó hasta Cuenca, donde pillamos a gente a la una de la mañana cargando perros en un camión. Nos dedicamos a temas de los que nadie quiere hablar, como la exportación de animales que nadie sabe dónde terminan.

-¿Qué obstáculos han encontrado?

-Hemos tenido problemas con algunos políticos, pero el principal obstáculo han sido quienes dicen defender a los animales; entidades como el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) o la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA), a las cuales hemos criticado por su doble moral. Ellas no denuncian realidades que nosotros sí.

-¿Problemas con políticos?

-Sí, en Catalunya hay muuuchos perros políticos: perros que sufren por las malas políticas. Para los políticos son la jugada fácil porque no tienen voz: ellos deciden cuándo dictar o no su pena de muerte. Eso de que en Catalunya los animales no se pueden sacrificar... queda muy bonito, pero es mentira: tener a un animal 23 horas al día en una jaula sin cuidarlo también es sacrificarlo, pero poco a poco y con las manos limpias.

-¿Qué ha aprendido?

-Que cuanto más conozco a la gente, más quiero a los animales. Personas que realmente ayudan a los animales de forma desinteresada...las hay y muchas, pero la mayoría no están cara al público porque están quemadas de ver la realidad del farandulismo para recaudar a costa de los animales. 

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-¿Qué le diría a alguien que quiere ser activista?

-Que abra los ojos, aprenda cómo son las reglas del juego y que, si quiere investigar, lo haga por los animales y no por ser socialmente aceptado. A mí me dicen de todo, pero me pongo una coraza y, cuando ganamos un juicio, veo que la recompensa de descubrir la verdad y ayudar a los animales es muy grande.