GENTE CORRIENTE

Jordi Valls: «No siento rabia contra quienes mataron a mi padre»

La banda terrorista ETA asesinó a su padre, el arquitecto Xavier Valls, en 1987 en Hipercor

jcarbo43272266 jordi valls180520171953

jcarbo43272266 jordi valls180520171953 / ÁLVARO MONGE

3
Se lee en minutos
Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

Escribe desde área metropolitana de Barcelona

ver +

En 1987, cuando ETA asesinó al arquitecto Xavier Valls en Hipercor, su hijo Jordi Valls (Barcelona, 1981) tenía 6 años. De aquel día solo recuerda una llamada atendida por su madre, Maria Josep Olivé, que acababa de perder a su marido y hacía 15 días también a su madre. Valls habla con calma sobre sus sentimientos, sobre cómo trata la Administración a las víctimas y sobre su madre como inspiración vital.

-¿Cuándo tomó conciencia de lo ocurrido? Hasta los 10 o 12 años sabía que algo grave había pasado pero no era consciente. Ahí, con tristeza, comprendí que no tenía padre porque lo habían matado en un atentado terrorista. Desde entonces, palabras como 'Hipercor' o 'Herri Batasuna' siempre me han dado un poco de escalofrío inconsciente.

-Como víctima, ¿qué carencias ha visto en el sistema? Sobre todo, el tema de que para la Administración eres un número, un expediente más. Cuando ocurrió el atentado, las víctimas no recibimos el pésame ni del presidente de la Generalitat ni del alcalde de Barcelona. Entonces mi madre, con toda la intención, envió un telegrama a Pujol y Maragall dándoles el pésame y firmando como víctima del terrorismo. La sensación fue de desamparo.

-Sentirse como "un expediente más". Es bestia. Es bestia, sí, pero real: no conocen tu realidad como persona. Tras el gesto de mi madre sí recibimos algunos "lo sentimos mucho, nos hemos equivocado". A nivel institucional, el acto que montó el Ayuntamiento de Barcelona para los 30 años de Hipercor fue el primero en que tuve la sensación de que estaba hecho con un trato de humanidad, poniendo a las personas en el centro y de manera apolítica.

-¿Se ha interesado por conocer los detalles? Durante muchos años no es que lo negara, pero no hacía caso a los detalles. Desde hace diez años sí tengo más curiosidad y me he interesado por cómo fue o por los encuentros restaurativos como el de Roberto Manrique con Rafael Caride.

-¿Se ha planteado un encuentro así? A mí me parece bien que se haga: todo lo que sea 'proceso de paz' es bueno. Yo no tengo necesidad de hacerlo; no lo descarto, pero yo no me he de "reconciliar" con nadie porque no me he peleado con nadie. Ahora, si hubiera un tema de que yo pudiera contribuir, como me siento bien, pues por qué no. Hay otras víctimas que dicen que serían incapaces porque tienen mucha rabia, que no perdonan...lo respeto.

-¿Usted no siente esa rabia contra los terroristas que mataron a su padre? Yo esa rabia no la tengo, no la siento así. No quiere decir que perdone o que me sienta como si no pasara nada, pero eso de tener ahí una rabia interna… no. 

-¿Se sintió descansado con los comunicados de perdón y perdón disolución Yo me quedé descansado con el cese de la violencia del 2011. Todo lo que viene ahora son pasos hacia la paz. Hay que ser positivos: le hemos pedido a ETA que deje de matar durante 40 años; ahora que lo hace, asumamos que es una victoria de la democracia y no hagamos un discurso de vencedores y vencidos.

Noticias relacionadas

-¿Siente que le han pedido perdón? Si no ponen nombres y apellidos es difícil digerirlo, pero no comparto nada la opinión de quienes dicen que los comunicados son un insulto para las víctimas.

-¿Qué importancia tuvo su madre desde el 87? Muchísima. Mi madre hizo un gran esfuerzo para que mi hermano y yo no viviéramos estigmatizados como víctimas, para que construyéramos una vida con muchas otras cosas aparte de eso. Nunca nos trasladó palabras de venganza o de rabia: siempre actuó con ética y humanismo. Fue para mí un testimonio brutal.