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Valentín Río: «Un helicóptero puede ser un eficaz hospital móvil»

Este médico de emergencias lleva años socorriendo a personas a bordo de 'Ángeles con palas', su nuevo libro

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zentauroepp40412393 barcelona 04 10 2017 contra valent n r o m dic171029160345 / JORDI COTRINA

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Cuando realiza asistencia sanitaria en helicóptero, Valentín Río (Barcelona, 1960) salva dos vidas: la del paciente y la suya, pues a este médico de emergencias lo mantiene vivo la adrenalina de volar. Tras ser cooperador internacional en Perú o Zaire, volvió a Barcelona para fundar, junto con otros profesionales, Médicos Sin Fronteras España. Empezó a trabajar en asistencia sanitaria aérea, de donde ha recabado 112 –"emergencias, ¿dígame?"- testimonios profesionales -médicos, bomberos, pilotos- que compila en el libro ‘Ángeles con palas’, cuyos beneficios destinará a la oenegé Voz para la Oncología Infantil (VOI).

-¿Por qué ‘Ángeles con palas’?

-Porque los servicios de emergencias en helicóptero están llenos de ángeles anónimos que han salvado muchas vidas. Las palas, en nuestro argot, son el mecanismo del helicóptero que bate el viento.

-¿Cómo surge el libro?

-Mi idea era hacer un libro conmemorativo de los 20 años de la base de helicópteros de Sant Cugat. Al principio me costó, pero en un momento dado me empezaron a llegar multitud de respuestas. Quería cerrar el libro en 50 testimonios, pero me llegó uno especial, el de Marcos.

-¿Quién es Marcos?

-El padre de Iván, un niño con cáncer cerebral al que han intervenido quirúrgicamente 25 veces en el cráneo. Marcos es piloto de helicóptero y nadie se imagina su temple: mientras operaban a su hijo, él trasladaba a pacientes críticos. Su mujer, Patricia, también trabaja en medios aéreos de la Policía Nacional, y quise dedicarle el libro a Iván, quien ya ha superado el cáncer.

-¿Cuál es el testimonio más impactante?

-Me impresionó el de don Pablo Guerrero, que participó en un rescate en una mina asturiana. Un perrito quedó atrapado en arenas movedizas. El dueño, un crío, fue a rescatarlo y también quedó atrapado. Y luego su hermana. Y su madre. Tuvo que acudir un helicóptero. El niño, metido en el fango, dijo: “Primero sacad a mi perro”. Pudieron salvarlos a todos y la gente acabó abrazando a los rescatadores.

-¿Y de los servicios que ha realizado usted?

-Los más difíciles son los de niños que se parecen a tu hijo o los de compañeros. Recuerdo el de un hombre ecuatoriano a quien le había caído una bobina de papel de una tonelada en el vientre. Lo aplastó. No había nada que hacer. Cuando llegamos todavía estaba vivo, y le empecé a hablar de Ecuador, su tierra. Empezó a recordar cosas bonitas, y en aquellos últimos momentos nos emocionamos juntos. No me sirve un médico que sea la hostia si luego no tiene humanidad.

-¿Ha tenido muchos casos así?

-Una vez leí que todo médico tiene su capillita con sus muertitos, a los que les va a orar de vez en cuando. Quien lo niegue es un mentiroso y un cobarde.

-¿Qué significado le da al helicóptero?

-Es una parte muy importante de mi vida. Reivindico el helicóptero como servicio social: el destino del enfermo está en manos de la primera persona que lo socorre.

-¿Cuáles son sus ventajas?

- Un gran error es considerar que el helicóptero es simplemente un medio de transporte rápido. Es mucho más: también puede ser un eficaz hospital móvil que permite llevar el recurso o la inteligencia profesional lo más rápido posible al sitio más inverosímil posible.

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-Habla de helicópteros con mucha pasión.

-Cuando estudiaba Medicina, me hice experto en microscopia. Me encantaba sobrevolar el mundo microscópico rastreando células malignas. El helicóptero me ha permitido ver el mundo como un microscopio. Te subes, te emocionas, te estresas y sabes que, una vez dentro, te vas a enfrentar a la muerte.