PERIODISMO CON EL CIUDADANO

Rebelión contra un pipican en Sants

Los vecinos de la calle Priorat se movilizan contra la decisión del Ayuntamiento de construir un espacio para perros de 700 metros cuadrados frente a sus viviendas

La lectora Julia Miró envió una carta en la que trasladaba el malestar de los vecinos por el proyecto municipal de instalar un pipican en la placita de la calle Priorat, entre Sant Crist y Rei Martí. Si tú también tienes una denuncia, envíanosla. 

Carteles contra el pipican en la placita de la calle Priorat

Carteles contra el pipican en la placita de la calle Priorat / DANNY CAMINAL

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TRISTAN IBÁÑEZ SABRAN / BARCELONA

Los vecinos de la calle Priorat, en el distrito barcelonés de Sants, están en pie de guerra contra el proyecto municipal de instalar un pipican en la plaza que se abre frente a sus viviendas. La idea inicial, de la que los vecinos afirman que tuvieron noticia a través de los medios hace aproximadamente un mes, fue la que prendió la mecha. Esta consistía en transformar en correcan los 700 metros cuadrados de la placita, una especie de patio de manzana abierto sin nombre que, según relatan los vecinos, lleva años convertido 'de facto' en un enorme pipican. Después, el ayuntamiento anunció que el plan mutaba para construir en la zona un pipican. Correcan o pipican, ninguna de las dos ideas gusta a los vecinos.

"Actualmente, solo entra gente que pasea perros. Puede llegar a haber 10 perros a la vez en la placita", relata Sabrina Muñoz, una de las vecinas afectadas. Los vecinos han colgado en sus balcones carteles  en contra del pipican con dos grandes argumentos: la suciedad que puede generar el incivismo de los dueños de los perros y el ruido.

Maria Riba, concejala del distrito de Sants, se reunió el pasado miércoles con los vecinos, en un encuentro que ambas partes coinciden en calificar de positivo. Aunque para el consistorio nada está cerrado, fuentes del distrito afirman que se sopesa la posibilidad de convertir la plaza en un espacio compartido en el que convivan un espacio para los vecinos y una pequeña zona para mascotas. Según Muñoz, la oferta no satisface plenamente a los vecinos, ya que aquellas viviendas frente a la zona para perros se verían expuestas a las mismas molestias. "Los amos se toman los pipicanes como lavabos en los que no hace falta recoger los restos", afirma Muñoz, que como el resto de vecinos no confía en el civismo de los dueños.

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El distrito, que trabaja para presentar una propuesta a finales de junio, busca una solución que permita conciliar los objetivos del departamento de ecología urbana con el bienestar de los vecinos. En la zona hace falta un pipican, y los vecinos reclaman que se reconsidere la idea inicial de instalarlo en el parque de la España Industrial.

El problema de la placita de la calle Priorat es que no tiene uso concreto ni es atractiva para vecinos por su falta de instalaciones, lo cual la ha convertido en un espacio "residual, que ha ido siendo 'conquistado' por varios colectivos", ironiza Muñoz: “Primero moteros ruidosos, luego el botellón y ahora los perros”. El Ayuntamiento y los vecinos tienen ahora la oportunidad de recuperar este espacio desaprovechado.