Política sin 'abrefácil'

«Quiero decir a los fabricantes de envases 'abrefácil' que todos sabemos ya su secreto: el 'abrefácil' no existe. Y no solo no existe, sino que a veces es más difícil», escribe Inés Masip, de Barcelona. «Este es solo uno de los muchos mensajes que aparecen en los envases de productos que usamos en nuestro día a día y que prometen cosas que no son capaces de cumplir. Creo que ahora el márketing ya no va de decir lo que a los consumidores les gustaría oír, sino de mostrarles lo que de verdad se les puede ofrecer. La honestidad es un valor cada vez más apreciado y las marcas deberían empezar a actuar en consecuencia», añade. Lo que Inés expresa, en la estela del maestro Forges, a partir de la anécdota del dichoso 'abrefácil' que a menudo no es tal no deja de ser un estado de ánimo muy claramente perceptible en las aportaciones de los ciudadanos a Entre Todos y aplicable no solo al consumo, sino a todos los ámbitos de lo público. Sustitúyase 'envases' por 'discursos políticos', 'márketing' por 'política' y 'marcas' por 'líderes políticos' y estaremos hablando, una vez más, de la regeneración democrática que reclama con creciente insistencia una sociedad harta de cinismo y que exige ser tratada como corresponde a su madurez y a la complejidad de estos tiempos. De que hay cosas que ya no cuelan, vamos. Si es que alguna vez colaron.

No cuela el 'y tú más', ni escandalizarse ante la corrupción ajena y relativizar la propia. No cuela el recurso a la crispación ni demonizar al adversario: «Necesitamos con urgencia alguien que deje los intereses de partido a un lado y, sin temor a ser atropellado por un bando u otro, luche por el consenso. Otra cosa es promover el populismo, confundir una postura con la verdad, trazar una política de bloques e identificarse a sí mismo como la voz del pueblo» (Aleix Herreras, Barcelona). No cuelan los argumentos vacíos: «Mucho se habla de una reforma de la Constitución, pero ¿es posible un quórum dada la polarización ideológica actual? ¿Alguien confía en que se eliminarán intereses partidistas para lograr un consenso que satisfaga a todas las partes? La reforma de la Constitución debería ser una herramienta, no un objetivo en sí mismo» (Xavier Reinaldo, L'Hospitalet). No cuela el discurso del miedo: «Que nadie nos diga que es imposible, más cuando lo posible nos parece una pesadilla» (Paola Codina, Barcelona). «Ya no nos creemos el argumento de la experiencia, la de aquellos que han generado la inestabilidad de la economía de los ciudadanos, la de los políticos que aspiran a banqueros y de los banqueros a los que se deja jugar a ser políticos, ni la experiencia de las condonaciones, ni de las donaciones. En definitiva, ya no nos creemos a los de siempre» (José González, Barcelona).

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Y no cuelan, ni mucho menos, ni los medios de comunicación palmeros ni las pantallas de plasma. Así las cosas, a veces parece que Jordi Évole haya inventado un 'abrefácil' que sí funciona, pero en realidad siempre estuvo ahí, aunque se usara tan poco. «Un bar en un barrio humilde de Barcelona, tres cafés, dos políticos candidatos a la presidencia y un periodista. Qué mal tienen que estar nuestra política y nuestra sociedad para que esto choque y parezca raro», escribe Carlos Jiménez, de Santa Coloma de Gramenet, a cuenta del Salvados del pasado domingo con Pablo Iglesias y Albert Rivera. «Conversar, discutir, responderse y dejar hablar». Así de fácil y así de difícil.

Volviendo al 'abrefácil', Inés propone que en su lugar los envases luzcan esta advertencia: «Le va a costar abrir este paquete, pero su contenido vale el esfuerzo que va a realizar». Al fin y al cabo, lo que los ciudadanos piden a gritos a los políticos y a las marcas es lo mismo: que les digan la verdad y que les escuchen. En palabras de Inés, «es nuestro derecho (también nuestro deber) ser exigentes. Y si no se abre fácil, mejor no alardear de ello».