SA CONCA

'Carpe diem' playero

Quienes viven en S'Agaró todo el año y los veraneantes veteranos suelen elegir esta playa por su encanto aunque está más apartada

La playa de Sa Conca.

La playa de Sa Conca. / GLÒRIA SÁNCHEZ / ICONNA

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EROS LÓPEZ MONTURIOL / S'AGARÓ

La playa de Sa Conca posee una de las 678 banderas azules concedidas en España. Algo así como un certificado de calidad que va mucho más allá de la evaluación de las aguas de baño:premia la excelencia en todos los sentidos. Al noreste de S'Agaró y delimitada por rocas a un lado y un acantilado al otro, esta no es una playa al uso. Quienes viven aquí todo el año o veranean en la zona desde hace tiempo la eligen porque mantiene la esencia del lugar, pese a que la playa de Sant Pol esté más próxima al centro y en ella se puedan contratar actividades acuáticas. Sa Conca está apartada, ese es su particular encanto, y por mucho que pueda accederse a ella en coche a los autóctonos no les importa andar 15 o 25 minutos, según se vaya por el interior o por el camino que bordea la costa, para asentarse en su arena gruesa.

Familias enteras desfilan con parasoles, neveras portátiles o bolsas enormes con comida y refrescos para pasar la jornada en este rincón alejado de la masa turística. No hay cuerpos esculturales -y si los hay nadie repara en ellos-, sino personas normales que pasean sus torsos descuidados junto a sus hijos o nietos. Como antes. Elena López recuerda este paraje con especial cariño, pues en este entorno pasó una etapa vital que jamás olvidará.

Ella fue muy feliz aquí desde 1986 hasta finales de los 90 junto a su marido y sus dos retoños, un niño que por aquel entonces tenía tres años y una niña de uno y medio. Acudían siempre que les era posible, durante el verano, la Semana Santa y algunos puentes festivos. Las mañanas, tardes y largas noches que se convertían en madrugadas se sucedían con una rapidez pasmosa a causa del frenesí del carpe diem que compartían con sus amistades, dos parejas de su misma edad que también tenían hijos. Los chiquillos anhelaban coincidir en esas fechas y los padres aprovechaban para forjar su relación amistosa, que aún conservan casi 30 años después con una de las familias. Y los nenes, que ya son adultos formados en las redes sociales, mantienen contacto por Facebook.

VIDA AL AIRE LIBRE

Elena recuerda que su esposo, muy deportista, jugaba con los muchachos en la orilla o en el agua, con las colchonetas, los llevaba a hacer excursiones por el bosque e incluso les instruía en la pesca al anochecer. Aunque a veces no hacía falta, pues ellos solos se entretenían en la arena, cavando agujeros o construyendo efímeros castillos. Eso sí, en aquellos ratos el apacible sonido de las olas al romper se camuflaba entre los gritos de los chavales emocionados que buscaban la aprobación paterna ante tales logros: "¡Mira, papá! ¡Mira, mamá!". Igual que sucede ahora en esta playa, en la que los padres equipan a sus hijos con el kit completo de cubo, pala y rastrillo y les acompañan a bucear con gafas y tubo en las aguas turquesa en busca de peces y de cangrejos.

Esta enfermera barcelonesa reconoce que esa época que tanta satisfacción le reportó debe agradecerla en parte a la función crucial de los yayos, quienes se encargaban de los pequeños cuando ella y su marido tenían que trabajar. Los abuelos, repletos de vitalidad, entretenían a los nietos con divertidas actividades, como ir a buscar piñones. A la vuelta no hacía falta que dijeran de dónde venían: llegaban a casa con las manos negras.

Y luego, cuando se volvían a juntar todos, cenaban al fresco y reían hasta la saciedad, una complicidad que Elena valora especialmente porque ella creció junto a su abuela y eso marcó su vida para siempre.

ACCESO

Por la AP-7, salida 9, hacia Sant Feliu de Guíxols y S'Agaró por la

C-35. Coger la avenida de Sa Conca y seguir las indicaciones.

ALOJAMIENTO

La oferta en la zona es amplísima. Por poner dos ejemplos, el S'Agaró Hotel (entre 109 y 139 euros la habitación doble) y el Hostal Cliper de Platja d'Aro (de 40 a 70).

LUGARES DE INTERÉS

La iglesia de Nostra Senyora de l'Esperança y las nueve calas paradisíacas a las que se accede a través del camino costero entre la playa de Sant Pol y Sa Conca.

SERVICIOS

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La playa cuenta con alquiler de hamacas y sombrillas, dos chiringuitos, aparcamiento, acceso para minusválidos, baños públicos y socorrista.

www.platjadaro.com