TURISMO

«Hay que agrupar los pisos turísticos»

Júlia Martínez, contable, frente al edificio de Gas Natural donde trabaja.

Júlia Martínez, contable, frente al edificio de Gas Natural donde trabaja. / ALBERT BERTRAN

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BEATRIZ PÉREZ

Barcelona es uno de los principales atractivos turísticos del mundo, con cifras de visitantes que superan los siete millones. Una fuente de ingresos de primer orden pero también un reto de gestión de idéntica dimensión. Y una fuente constante de debate, y en muchas ocasiones de preocupación, entre los ciudadanos.

Es el caso de Júlia Martínez, contable de 30 años y vecina del Eixample. Júlia vive en una finca de tan solo siete vecinos junto al paseo de Gràcia.  «Hace cuatro o cinco años había en el edificio un piso turístico -rememora—. Ahora ya hay tres». La joven es consciente de que el turismo «genera mucha actividad» en Barcelona y «mejora su imagen mundial». Pero todo tiene un límite: «Los pisos turísticos hacen muy difícil la convivencia. Entra y sale gente que no conoces, hay mucho ruido y la Guardia Urbana no soluciona nada».

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La caída del precio de la vivienda ha generado en Barcelona además una proliferación de pisos turísticos en régimen de alquiler por días que son irregulares. «Pero conseguir licencias de apartamento turístico es muy fácil», apunta Júlia. Para contar con una, basta con comunicarlo al distrito correspondiente y pagar una tasa de unos 220 euros, además de notificarlo a la comunidad de vecinos si esta no tiene un estatuto que lo prohíba. «Al otorgar licencias, debería tenerse en cuenta la opinión de los vecinos. Debería ser una decisión conjunta», sugiere. En el Eixample se ha triplicado la oferta de pisos turísticos en tres años después de que en Ciutat Vella se impusiera un control más férreo para poner coto a su proliferación. El plan de usos de Ciutat Vella fue modificado el año pasado para permitir la apertura de nuevos hoteles en el distrito.

CAPITAL EUROPEA / Barcelona es, de hecho, la cuarta capital europea con mayor ocupación hotelera, tras París, Edimburgo y Londres. El plan de usos obliga a los pisos turísticos de Ciutat Vella con licencia a concentrarse en edificios exclusivos. «Me gustaría que se hiciera lo mismo en el Eixample —opina Júlia—. Deberían agruparse». En el Eixample existen actualmente unos 2.700 pisos con licencia turística. Se calcula que, en este distrito, la Guardia Urbana recibe de tres a cuatro quejas cada fin de semana. Las sanciones que se aplican a los propietarios del inmueble por molestias a los vecinos van de 9.001 a 90.000 euros.