EL 'GENTLEMAN' DE LAS ISOBARAS

El Raval de Albert Barniol, 'el hombre del tiempo'

En ruta Catalunya. Con Albert Barniol

En ruta Catalunya. Con Albert Barniol. / periodico

Juan Fernández

Juan Fernández

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Han pasado quince años desde que Albert Barniol (Barcelona, 1972) fichara por Televisión Española como meteorólogo del canal 24 horas y se mudara a vivir a Madrid. Desde entonces, el aire que respira y las nubes que ve pasar desde su ventana del barrio de Malasaña tienen el porcentaje de humedad y la textura propios de la Meseta, pero raro es que en este tiempo hayan pasado más de tres meses seguidos sin que volviera a empaparse del clima mediterráneo que transpira su ciudad natal. Tiran la familia, los amigos y los recuerdos.

Y tira también, según confiesa, uno de sus placeres privados favoritos, al que suele darse con delectación cada vez que regresa a Barcelona. Es gratis, sencillo y tan al alcance de la mano como bajarse del metro en la estación del Paral·lel y perderse por la trama de vías estrechas, plazuelas y callejones que conforman el mallado urbano del Raval. “La calle Parlament, la plaza Padró, el carrer dels Ángels, con su MACBA, el carrer Elisabets, que me encanta…”, enumera trazando rutas imaginarias por el callejero del barrio más popular de la ciudad.

Viaje en el tiempo

El Raval tiene para el forastero el atractivo de su urbanismo laberíntico y ancestral y el paisaje humano cosmopolita que lo puebla. En el caso de Barniol, además, se añade una permanente invitación a viajar en el tiempo –el de su memoria, no el meteorológico- ya que esta zona de Barcelona fue el escenario de su pasado. “A todos nos gusta volver al lugar de nuestra infancia. Yo estudie en los Escolapios de Sant Antoni, entre el Eixample y el Raval, y la casa de mis padres estaba en el Paral·lel. Es por estas calles por donde me movía”, revela.

Siendo su hábitat un territorio fronterizo, a mitad de camino entre dos barrios muy distintos, el espíritu canalla que habita bajo su presencia de 'gentleman' de las isobaras le hizo sentirse más atraído por el sur que por el norte. “Me gusta más el Raval que el Eixample. Cuando era pequeño, era ahí donde estaban el misterio y las aventuras. Luego, cuando me convertí en adolescente, los sitios por donde se movían mis amigos también estaban aquí”, aclara.

Barrio hípster

Ha cambiado mucho el Raval desde entonces, una transformación de la que Barniol ha sido testigo. “Antes era un barrio deprimido, luego se convirtió en un barrio hípster lleno de modernos. Algunas calles se hicieron más anchas, como la Rambla del Raval, y todo cambió. Bajar por Nou de la Rambla dejó de ser tan complicado como cuando yo era joven, que a veces daba un poco de miedo”, recuerda.

Desafiando el consejo de no volver jamás al lugar donde fuiste feliz, el meteorólogo siempre acaba perdiéndose por estas calles. A ser posible, en solitario. “Cuando regreso a Barcelona, me gusta pasear entre los comercios del barrio y tomar una cerveza en alguna terraza”, asegura.

En su ruta no suele faltar la obligada visita a la librería La Central (calle de Elisabets, 6). Inaugurada en el 2003 sobre la raspa de la antigua capilla de la Misericórdia del siglo XVIII, la tienda es, por contenido y continente, un auténtico templo para bibliófilos. Y si de algo le gusta presumir al hombre del tiempo de TVE es, precisamente, de eso.

Friki de las librerías

“En los últimos años me he convertido en un friki de las librerías. Me encanta pasar ratos en ellas sin conversar con nadie, simplemente leyendo, mirando o comprando libros en silencio. La Central me gusta por su suelo de madera, su edificio, el entorno... Me genera tranquilidad. Aquí suelo comprar literatura en catalán. A veces hay mucha gente, pero si encuentras el momento adecuado, es un lugar para pasar mucho, mucho rato leyendo libros y relajándote”, señala.

Desde Navidad no le han visto por aquí. El confinamiento le retuvo en Madrid y luego, a finales de mayo, le nombraron director del Área del Tiempo de Televisión Española. Aún tiene pendiente tomarse las vacaciones, así que algún día de las próximas semanas volverá a dejarse caer por su ciudad. “Los que hemos nacido junto al Mediterráneo echamos mucho de menos el mar”, confirma.