entrevista

Sandra Barneda: "Si vas a l'Empordà, te enamoras seguro"

En Ruta Catalunya, con Sandra Barneda

La periodista Sandra Barneda recomienda sus lugares preferidos de Catalunya / periodico

Juan Fernández

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Vivir en Madrid y trabajar en la tele implica cabalgar un caballo desbocado que a veces amenaza la propia integridad, la física y la mental. Hace falta un antídoto contra tanto frenesí, una cápsula espacio-temporal donde aislarse de vez en cuando del ruido y la furia que conlleva la vida urbana y la exposición mediática extrema. La periodista y presentadora Sandra Barneda (Barcelona, 1974) tiene situado su "remanso de paz" en l’Empordà, la tierra de sus ancestros y donde acostumbra a escaparse siguiendo la llamada de la sangre.

En la casa que construyó su tatarabuelo en el siglo XIX viven hoy sus padres y aquí suelen tener lugar ahora los encuentros familiares. El último fue a finales de febrero, con motivo del 80 cumpleaños de su padre. El siguiente debía haber sido a mediados de marzo, por el aniversario de su madre, pero el estado de alarma la obligó a añorar los paisajes de la comarca gerundense desde la ventana de su piso de Madrid, donde ha pasado sola todo el confinamiento.

Cofre del tesoro

A l’Empordà la unen lazos biográficos y familiares, pero también la "profunda admiración" que profesa hacia las cualidades naturales del lugar y sus lugareños. "Tiene el mar, el campo, la montaña y pueblos bellísimos donde la gente sabe cuidar las tradiciones", destaca antes de lanzarse a enumerar topónimos como quien repasa las joyas de un cofre del tesoro: "Peratallada, Molló, Vilanova de la Muga, Cadaqués, Calonge, Llançà… Si los visitas, te enamoras seguro", asegura. Frente a quienes desconfían de la fama de ventosa que tiene la zona, Barneda advierte: "Dicen que la Tramontana es odiosa, pero los que viven allí saben que lo limpia todo".

El poder balsámico e inspirador que tiene para ella esta esquina de Catalunya, escenario de su segunda novela, 'La tierra de las mujeres', queda fuera de toda duda. Le avala la experiencia de tantos años de visitas familiares y en solitario. "Aquí me saqué las cuatro últimas asignaturas de Periodismo. Me encerré un mes en la casa familiar con la vista del Canigó y mi perro como únicas compañías, y cuando salí superé todos los exámenes", recuerda.

Estos pagos son también para la presentadora la definición más clara y certera que existe de la vida rural. "La prima de mi padre tenía vacas, aves y caballos. Me recuerdo de niña rebuscando entre las gallinas a ver si habían puesto un huevo. No sé si es por esas vivencias, pero cada vez tengo más ganas de campo. Y para mí el campo es l‘Empordà. Me bajan las pulsaciones cada vez que llego", revela.

La niña del Gótico

Este verano, mal que le pese, será difícil ver a Barneda por estas masías. En breve parte hacia República Dominicana, donde pasará los próximos meses grabando dos temporadas de ‘La isla de las tentaciones’, un "segundo confinamiento del año" que también le privará del otro paseo secreto que suele darse cuando vuelve por Catalunya: el que brinda el laberinto recoleto del Barrio Gótico de Barcelona.

De nuevo, la memoria añade brillo al encanto del sitio: "Mi padre tenía la peluquería en la calle Ferrán y mis abuelos vivían en la plaza del Rey. Mi infancia trascurrió en esas calles llenas de historia, donde adoro volver", confiesa. Esos paseos suelen incluir una visita obligada: "Soy fan y cliente de la cerería Subirà de la calle Llibretería. Llevan vendiendo velas desde el siglo XVII y el local es un viaje en el tiempo. Hay que apoyar a los comerciantes que saben cuidar el patrimonio histórico", sugiere.