Verano de proximidad

Las ganas de Costa Brava de Ángels Barceló

Juan Fernández

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Estos meses atrás, el Madrid fantasmal del confinamiento no animaba a evocar la Costa Brava. Sin embargo, en las playas de Begur, Calella de Palafrugell y Llançà se pensó, y de ellas se habló, en el estudio central de la Cadena Ser, ocho plantas por encima de la Gran Vía madrileña, un habitual bullicio de viandantes que esos días parecía el escenario de una película apocalíptica.

Lo hacía Ángels Barceló (Barcelona, 1963), la presentadora y directora de ‘Hoy por hoy’, el programa matutino de la cadena, que no ha faltado ningún día a los micrófonos desde que se decretó el estado de alarma y muchas madrugadas, al cruzar la puerta de la emisora, suspiró por sumergirse en las aguas frías de la costa gerundense para evadirse de todo lo que a continuación iba a tener que relatar a las ondas. “Echo de menos el sol, la arena, la sal, el agua, todo aquello que nos parecía normal en los veranos de antes y que ahora nos parece una quimera. Mojarme los pies en el mar y tomar un poco el sol, ya es un lujo. Es lo que más podría regenerarme”, reconoce.

Playas catalanas hay muchas, pero estas tres ocupan un lugar especial en el santoral veraniego de la periodista por la vinculación personal que mantiene con ellas y el atractivo natural que atesoran. “Son las playas de mi vida. Tienen el agua fía, esa sensación de que se te hielan los pies cuando entras, y el paisaje de la Costa Brava. En Calella tuve una casa alquilada mucho tiempo, en Bagur he vivido grandes momentos con mi familia, y en Llança conservo amigos que veranean allí y su playa me gusta mucho”, señala.

Barceló da por hecho que nos espera un “verano raro”, pero verano, al fin y al cabo. “Pensábamos que no lo veríamos, pero es que nuestra primavera ya ha sido rara e inexistente. Con que tengamos menos limitaciones y podamos estar en la calle, eso ya nos dará la vida”, apunta la periodista, quien destaca el lado positivo que también puede entrañar este período estival tan inusual. “Apenas habrá extranjeros, se podrá ver monumentos de España que antes estaba abarrotados y ahora no. Habrá limitaciones de aforo en todas partes, pero los afortunados que puedan ir, verán cosas como no las habían visto nunca antes”, sugiere.

De momento, Barceló prevé poner fin, el próximo 3 de julio, a la desasosegante experiencia que ha vivido los últimos tres meses y medio. Lleva desde principios de marzo sin pisar Catalunya y sin ver a su padre y a su marido. Durante estos meses solo ha tenido la compañía de su hija, que también reside en Madrid. “Esto ha sido muy duro, porque lo laboral se ha mezclado con lo emocional. Ha sido muy complicado hacer un programa diario mientras pensabas en tu familia. Mi padre es grupo de riesgo y estaba a muchos kilómetros”, confiesa.

El Mercat de Sant Antoni

En la antigua normalidad, aquella que teníamos antes del coronavirus, Barceló solía volver a Barcelona cada viernes para pasar el fin de semana con los suyos. Muchos sábados se la podía ver deambulando entre los puestos del Mercat de Sant Antoni, otro escenario de su vida donde también está deseando volver, y cuya visita recomienda, no solo para comprar, también para pasear. “Siempre que viajo a un país, procuro perderme por sus mercados. Sant Antoni es mi barrio, el barrio de mi infancia, y en condiciones normales, en el Mercat es una delicia. Se puede comprar, comer y beber”, señala.