Un negocio golpeado

Los cámpings catalanes empiezan a animarse

El sector prevé, pese al aumento de reservas en los últimos días, una caída de la ocupación de entre un 40 y un 50%

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A finales de mayo, el Cámping Palamós (Girona) abrió la veda tímidamente a la apertura de este tipo de instalaciones en el marco de la pandemia del coronavirus. Como marcaba la fase 1, los primeros visitantes procedían de las comarcas de Girona, en su mayoría, familias. Fue un pequeño paso en este proceso de desescalada que avanza hacia una normalidad que empieza a vislumbrarse por el aumento de reservas en los cámpings catalanes. Aun así,  se espera una caída de la ocupación para este verano de entre un 40 y un 50 %, después de la avalancha de cancelaciones que se registró en los meses de marzo, abril y mayo por la pandemia.

El presidente de la Federació Catalana de Càmpings, Miquel Gotanegra, ha lamentado, en declaraciones a Efe, que desde el Gobierno se haya tardado en enviar "mensajes claros" sobre cuándo se iban a reabrir las fronteras y se ha quejado de la "confusión" que hubo respecto a la cuarentena. Ello ha hecho, según Gotanegra, que muchos turistas europeos, que suelen organizar con mucha antelación sus vacaciones, se hayan de decantado por otros destinos.

Pese a ello, se está viviendo un cambio de tendencia a medida que avanzan los días, aunque esto no evitará que esta sea una temporada "difícil y corta", califica Gotanegra, que asegura que el turismo nacional no va a compensar la poca asistencia del cliente internacional que se espera, en un sector con una alta dependencia de los extranjeros.

Y es que la pandemia mundial de coronavirus asestará un duro golpe al sector turístico, aunque también podría suponer una oportunidad para cambiar el sistema y volver a un turismo similar al de los años 70: familiar, en coche y de proximidad, según expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Algo que también será la única opción para muchas familias que han visto golpeada su economía durante esta pandemia.

Temporada más corta

Para Gotanegra, la temporada estará muy "condensada" en unas pocas semanas de julio y agosto, porque en septiembre las estancias suelen ser muy cortas, básicamente de fin de semana, y el coronavirus se llevó por delante a todo el turismo senior de pretemporada. "Quizás haya una punta muy concentrada durante 15 días de agosto, desde finales de la primera semana hasta el día 20, y lo demás, ya iremos viendo", ha dicho.

La mayoría de cámpings catalanes, que emplean a casi 16.000 personas, están todavía cerrados, aunque la situación varía en función de la fase de desconfinamiento en la que se encuentra la zona donde están ubicados. La previsión es que la mayor parte se pondrán en marcha antes de Sant Joan, entre el día 19 de junio y el 1 de julio, aunque no se espera que "hasta mediados de julio esto coja algo de velocidad", insiste Gotanegra.

Pese a las perspectivas, el sector cruza los dedos para que las reservas de última hora se activen y que la mayor afluencia de turismo catalán y español que se prevé sirva para dar a conocer las ventajas de este tipo de instalaciones entre los turistas de nuestro país, donde "es un gran desconocido", algo que no ocurre en otros países europeos.