Tras el covid-19

El Pirineo de Lleida en autocaravana

El privilegio del viaje integrado en el paisaje, sin previas reservas ni horarios

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Carme Escales

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Motor en marcha y nos ponemos en ruta. Viajar con el dormitorio, la ducha y cocina con nosotros es el lujo de la verdadera libertad. Primero porque desplazarse en autocaravana no requiere grandes preparativos, tan solo el vehículo a punto mecánicamente, que si es de alquiler ya lo estará, y nuestra ropa de recambio. Incluso las provisiones alimentarias las podremos adquirir sobre la marcha, de camino a cualquier destino. Hacernos con productos como verduras y frutas frescas de km 0, o quesos, pan y embutidos elaborados artesanalmente, vino, aceite o miel, le sumará un gran estímulo a nuestra experiencia en ruta. Y siempre con ese plus que brinda el viaje en autocaravana, poder acostarse viendo la puesta de sol y despertar en medio de la naturaleza en plena calma al pie de las montañas o junto al mar. Para quien se inicie en el mundo de la autocaravana, en la web de fabricantes y comerciantes de estos vehículos, Aseicar, hay información sobre compra y alquiler de autocaravanas. Y existen diversas webs y aplicaciones móviles,  como Áreas AC, que informan sobre áreas de estacionamiento con servicios para autocaravanas, muy útiles para este tipo de viajes, la gran aventura de moverse con un hogar sobre ruedas, en vacaciones o en escapadas de un par o tres de días. Y nuestra ruta elegida para practicarlo en esta ocasión es el Pirineo de Lleida, una ruta entre montañas cruzando diversas comarcas. 

Km 0: La Pobla de Segur

Iniciamos el itinerario en La Pobla de Segur, en el Pallars Jussà. Allí ya podremos hacernos con algunas provisiones. Por ejemplo, carne ecológica de la firma Cal Tomás ratafia dels Raiers. Si queremos recrearnos algo más que en comprar, dos buenas opciones son dar un buen paseo por el camino que bordea el lago de Sant Antoni y la visita al Museu dels Raiers, un viaje a la historia del transporte de madera desde los bosques pirenaicos río abajo.

            Dejamos La Pobla en dirección a El Pont de Suert, en la vecina comarca de la Alta Ribagorça. El primer tramo sobre la N-260, el eje pirenaico que va siguiendo el Pirineo (de Portbou a Irún) nos aproximará a la Vall Fosca. Allí ya tenemos una magnífica opción de disfrutar del entorno natural, incluso de quedarnos a cenar en alguno de los restaurantes del valle y pernoctar por la zona. Para localizar un buen lugar, solo para dormir, hay que tener en cuenta no hacerlo en zonas donde esté explícitamente prohibido hacerlo, teniendo en cuenta siempre que dormir significa aparcar en un lugar donde no interfiramos la circulación ni de vehículos ni de transeúntes y, simplemente, parar el motor para pasar la noche, sin dejar fuera del vehículo ningún elemento como podrían ser mesas, sillas, puertas abiertas o toldos.

Si nos hemos decidido por dormir en la Vall Fosca, podremos aprovechar bien el día haiendo una caminata por alguno de sus senderos o visitando el Museu de la Hidroeléctrica de Capdella. Estamos en territorio de producción de electricidad, con la fuerza del agua de lagos y embalses. Desde el valle podríamos entrar en el Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici subiendo en teleférico.

El Vall de Boí

Continuando por la N-260 hacia El Pont, pasaremos por dos puertos de montaña, Viu de Llevata y Perves. Increíbles curvas para tomarse la conducción con calma. El paisaje, además, nos invitará a hacer alguna parada en alguna de las explanadas junto a la carretera. En el Pont disponemos de comercios para lo que precisemos, antes de adentrarnos en el Vall de Boí, donde podremos visitar las iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad o relajarnos en el balneario de Caldes de Boí. En Boí encontramos una de las dos puertas principales de entrada al parque nacional, que nos ofrece otras muchas posibilidades de excursión y observación de la naturaleza. En el pueblo de Barruera tenemos, además, un área de servicio y pernocta para nuestra autocaravana. Si hacemos noche en el valle, hay que abrir bien los ojos al cielo estrellado, porque cuenta con la calificación de Reserva Starlight por su gran nitidez. Podemos, incluso, contratar algún guía especialista en astronomía para orientarnos sobre todo lo que allí podemos ver en el firmamento.

            Antes de dejar el valle para proseguir hacia el Vall d’Aran, nos podemos hacer con algún tarro de miel del Tastet de Mel de Durro, y el pan del Forn de Llesp, un establecimiento a pie de carretera con mucho carisma donde hornean un auténtico pan de payés con la brasa de leña de los bosques del valle.

Val d’Aran y Pallars Sobirà

De nuevo en ruta, salimos en dirección a Viella, donde tenemos disponible un área para autocaravanas y camper, además de comercios para reponer provisiones. En el pueblo de Salardú también encontraremos un parking con servicios para nuestro vehículo y, si queremos, pernoctar. El valle merece al menos que pasemos una noche en él. El valle está lleno de senderos con paisajes de película, praderas verdes y bosques donde escuchar los sonidos de la naturaleza, la flora y la fauna nos cuentan la vida del lugar. En Bossòst podemos visitar el Aran Park, porque los osos como los que campan a sus anchas por todo el Pirineo allí los veremos con toda seguridad en su estado de semi-libertad.

            Y con nuestra libertad sobre ruedas, proseguiremos la ruta para cruzar el Port de la Bonaigua. Una parada en ese puerto de montaña, de día o al anochecer, para despertar en medio de prados donde pacen caballos y yeguas nos regalará otras buenas fotografías de nuestro viaje.

            De camino a Esterri d’Àneu, capital de una región de pequeños valles con carreteras que nos llevan a pueblecitos, cada uno con su encanto, podemos hacer una parada en Son del Pi. Allí podremos visitar la iglesia de Sant Just i Pastor, su impresionante torre lombarda de su campanario y su cementerio. En Son, además, está ubicado el centro de naturaleza Món Natura Pirineus, desde se organizan salidas de observación de fauna y flora y también contemplación de los astros, porque dispone de un planetario y observatorio astronómico.

            Regresando a la Tierra de nuevo, y después de comer en alguno de los restaurantes de València d’Àneu o ya en Esterri, es muy recomendable, en esta última población, la visita al Ecomuseu de les Valls d’Àneu. Nos permitirá conocer cómo era una casa típica del Pirineo de principios de siglo, con todo detalle y participar de actividades dentro y fuera de sus instalaciones.

            En los valles d’Àneu podemos quedarnos más de un día, si queremos. Cada pequeña entrada en las cabeceras de otros pequeños valles, como el de Unarre o el de Isil, nos deparan paisajes, pueblecitos y visitas como la de la Casa de l’Òs Bru del Pirineu, en Isil. En el valle de Unarre, nos espera una de las queserías artesanales de la comarca del Pallars Sobirà, Casa Roseta de Gavàs, elaborados con leche de cabras que pastan en los prados vecinos.

Vall Ferrera y el Port del Cantó

            Cuando retomemos nuestro itinerario, en dirección ya al Alt Urgell, podemos acabar de visitar rincones especiales del Pallars Sobirà, como la entrada a Aigüestortes desde el pueblo de Espot; excursiones por el Parc Natural de l’Alt Pirineu, como las que se pueden hacer en la Vall Ferrera, presidida por la cima más alta de Catalunya, la Pica d’Estats (3.143 m).

            Todo nuestro recorrido en autocaravana nos lleva por valles y subvalles que pequeños riachuelos recorren. Los del Pallars Sobirà los dejamos atrás para enfilar el Port del Cantó en dirección al Alt Urgell y el Solsonès. Es una carretera de montaña amplia y muy bien señalizada. En su punto más alto hay espacio para parar y disfrutar de la vista panorámica. Merece la pena tomar un tiempo de descanso y contemplación.

            Una vez salvado todo el paso de montaña, escaparemos al pueblo de Bassella para hacer una visita al Museu de la Moto de Bassella. Con esta excusa podremos tomar la carretera que se adentra en el norte del Solsonès, pasando su capital, Solsona y hasta el municipio de La Pedra i la Coma, para retomar ya el eje pirenaico de nuevo, en la Seu d’Urgell, en el final del itinerario. Es un tramo final espectacular por la gran calma del entorno y su paisaje, pero tanto en Solsona, como en La Seu d’Urgell, es interesante adentrarnos en el núcleo urbano y visitar, sobre todo, su barrio más histórico. En la carretera que nos llevará a La Seu, el desvío hacia el pueblo de Ossera nos depara la sorprendente actividad artesanal en la herborisería, los obradores de queso y mermeladas y el taller de un escultor. La mayoría de vecinos de Ossera llegaron de la ciudad y pusieron en danza su saber hacer en diferentes artesanías. Se enamoraron del lugar en el que nosotros iremos poniendo fin al viaje en autocaravana por el Pirineo de Lleida.

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