EMPRESAS

Hacia un nuevo modelo energético

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Pilar Enériz

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Europa camina con paso firme hacia una economía descarbonizada y eso pasa necesariamente por un cambio de modelo energético. El punto de partida de esta transformación es el impulso de las energías limpias junto con el fomento del desarrollo tecnológico. Pero no es suficiente. Para lograr un futuro más renovable y eficiente es condición sine qua non desarrollar marcos normativos que organicen, gestionen y promuevan la implantación de las energías renovables.

En España, para no perder el tren de la transición energética, Red Eléctrica reclama cambios en la normativa que regula el funcionamiento del TSO (transportista y operador del sistema eléctrico), con un fin prioritario: favorecer la integración masiva de renovables que promueve el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).

El PNIEC, considerada la hoja de ruta de la acción por el clima del Gobierno y remitida a la Comisión Europea para su aprobación, contempla una serie de medidas para conseguir que España dé la bienvenida al 2030 como una potencia renovable. De hecho, uno de los objetivos que se marca es que para ese año el 74% de la generación eléctrica tenga sello renovable. Este dato es significativo si lo comparamos con los más recientes. En 2018, las energías limpias representaron en nuestro país el 40,1 % del mix de generación.

Pero este incremento planificado de potencia renovable no tendrá éxito por sí solo. No bastará con sembrar los campos de huertos solares o coronar los montes con molinos de viento. Para el despliegue de esta nueva generación es indispensable el desarrollo en paralelo de las redes de transporte, porque son ellas las encargadas de evacuar la energía producida. En definitiva, la transición solo será posible si conseguimos que el desarrollo de la red se produzca de manera acompasada con la entrada en servicio de los nuevos megavatios renovables.

Para ello, tal y como señala Jordi Sevilla, presidente del Grupo Red Eléctrica, “resulta necesario contemplar medidas en nuestra regulación que permitan acelerar la expansión de red que requiere la transición energética”. Sevilla aboga en concreto por reducir la duración del proceso de planificación de la red de transporte, flexibilizar y reducir las tramitaciones de las instalaciones necesarias y culminar la modificación de la normativa que regula el acceso y la conexión a la red.

En este sentido, Red Eléctrica de España (REE), como operador y transportista del sistema eléctrico, ha recogido todas estas medidas en su reciente informe Red Eléctrica y la integración de renovables. Hacer posible la transición energética. En él, la compañía pone de manifiesto que la lentitud actual de los procesos administrativos es incompatible con el crecimiento imparable de las energías limpias. Por un lado, hay que tener en cuenta que nuestro país no dispondrá de una nueva planificación hasta principios de 2021, proceso que regula el desarrollo de la red. Y por si no fuera suficiente el retraso, a eso hay que añadirle que el tiempo medio de tramitación de proyectos de líneas de transporte suele estar entre los 3 y los 10 años.

Movilización de recursos

REE es consciente de los retos a los que se enfrenta el sector eléctrico en su conjunto y de su papel central en esta transición. Por eso, ya ha puesto en marcha un nuevo plan estratégico, con horizonte 2022, por el que movilizará los recursos y las inversiones necesarias para hacer posible este nuevo modelo energético. “Estamos viendo ya un sistema eléctrico muy diferente al que conocíamos. Un nuevo sistema, en el que somos una pieza clave. Por ello, es preciso que Red Eléctrica se transforme en paralelo y al ritmo al que se está integrando toda la nueva generación renovable, para hacer posible este cambio”, afirma Sevilla.

El nuevo Plan Estratégico de Red Eléctrica contempla una inversión de 6.000 millones de euros, de los cuales un 53% -3.221 millones de euros- se destinarán a reforzar su  papel como operador y transportista en el marco de la transición energética en España. De hecho, la integración de renovables representa una porción significativa de la inversión total del plan, el 25,5% o, lo que es lo mismo, 1.538 millones de euros.

La compañía invertirá para dotar a la red de transporte de más inteligencia para hacerla más eficiente; incluir nuevos equipos y sistemas basados en electrónica de potencia; fomentar la automatización y robotización de los procesos; potenciar el mantenimiento inteligente de los equipos y basar el análisis de datos en inteligencia artificial.

Una senda clara marcada por Europa

La Unión Europea ha trabajado con ahínco en los últimos años para erigirse como líder indiscutible de la lucha contra el cambio climático. Ya en 2014, Europa adoptó el llamado Marco sobre energía y clima que fija objetivos claros para alcanzar la ambiciosa meta de convertirse en la primera economía neutra en carbono en 2050. Los retos fundamentales de dicho marco son tres: 40% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (en relación con los niveles de 1990); al menos 27% de cuota de energías renovables; y al menos 27% de mejora de la eficiencia energética. En respuesta a este compromiso, los Estados miembros están adoptando medidas concretas para llevarlo a la práctica. El Gobierno de España ha presentado a la Comisión Europea recientemente su PNIEC 2021-2030 que plantea, entre otros, una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 21% respecto de los niveles de 1990, una cuota de renovables del 42% sobre la energía final y una mejora de la eficiencia energética del 39,6%.

El dato

En 2018 las energías renovables (hidráulica, eólica, solar fotovoltaica, solar térmica y otras) alcanzaron el 40,1% del total de la generación eléctrica frente al 33,7 % del año anterior. Esto se debió fundamentalmente al incremento del 84, 8 % de la producción hidráulica y del 2,9 % en el caso de la eólica. El pasado año, la eólica fue la segunda fuente de generación en el mix eléctrico, con un 19% y sólo superada por la nuclear. Según Jordi Sevilla, estos datos son claros indicadores de que "España camina sin pausa hacia un nuevo modelo energético y económico basado en la descarbonización y la sostenibilidad a largo plazo”.