HISTORIAS QUE HACEN EMPRESA

Familias al servicio de la ciudad

Sagas familiares en FCC. A la izquierda, Carmen Zafra e Isaac Vergara. A la derecha, Mercè, Montserrat y Antoni junto a su padre, Antonio Rovira

Sagas familiares en FCC. A la izquierda, Carmen Zafra e Isaac Vergara. A la derecha, Mercè, Montserrat y Antoni junto a su padre, Antonio Rovira / MARTA JORDI

EDUARD PALOMARES / BARCELONA

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Un test rápido para comprobar si una empresa funciona o no correctamente consiste en averiguar si sus trabajadores hacen carrera en ella o bien cambian de empleo tan pronto como les surge una oportunidad. Y aún se puede ir un paso más allá, viendo si los hijos de esos trabajadores deciden seguir los pasos de sus padres o se alejan por completo. En el caso de FCC Servicios Ciudadanos –que se encarga, por ejemplo, de la limpieza viaria y recogida de residuos de Barcelona– ambos requisitos se superan con nota.

En la sede de la empresa en la Zona Franca hay apellidos que resuenan con fuerza, incluso muchos años después de la jubilación de sus propietarios originales. Es el caso de Rovira o Zafra. Personajes que comenzaron de peones o conductores y que fueron subiendo en el escalafón. Dejaron huella, pero también herencia, ya que sus hijos e incluso nietos les han seguido los pasos. Eso sí, como ellos, empezando desde abajo.

Recogida con caballos

Para conocer la historia de Antonio Rovira Campanyà, jubilado hace una década, se debe retroceder muy atrás, a la época de su bisabuelo. “Somos cinco generaciones dedicadas a la recogida de la basura. Yo incluso me acuerdo cuando se hacía con carros tirados por caballos. Y cómo se vendían el papel, el vidrio, los huesos… Con los restos se alimentaba a los cerdos y los agricultores se llevaban el estiércol. Era un reciclaje a la antigua”, recuerda Rovira, cuyos hijos Montserrat, Mercè y Antoni trabajan en FCC desde hace unos 20 años.

Testigos, por lo tanto, de cómo ha cambiado la profesión. “En la época de mi padre todo era más duro, muy físico y requería muchas horas”, comenta Montserrat, que fue operaria, conductora y ahora gestiona incidencias. “Era más bonito que ahora”, tercia su padre, aunque reconoce que la calidad laboral ha mejorado. No obstante, hay anécdotas que parecen ahora imposibles. “Los caballos se sabían la ruta de memoria. Muchos comenzaban a trabajar aquí sin conocer ni una calle de Barcelona. Y se les decía que estuvieran tranquilos, que el caballo les guiaría y haría todas las paradas. Y así era”, recuerda Antonio Rovira.

"En la época de nuestro padre todo era más duro. Ahora recoger residuos es un oficio como cualquier otro y con más estabilidad”

Montserrat, Mercè y Antoni Rovira

Mercè entró a los 18 años para trabajar durante los veranos y compaginarlo así con los estudios. Pero luego ya decidió quedarse, progresando también hasta llegar a encargada. Y también Antoni entró de joven y ha ido dando pasos adelante hasta conducir un camión de carga lateral. Los tres hermanos lo tienen claro: “Dedicarse a la recogida de basura quizás estaba antes mal visto, pero ahora es un oficio como cualquier otro. De hecho, muchos ya querrían la estabilidad que tenemos aquí y las posibilidades de progresar. Durante la última crisis, no paraban de llegar currículos. Además, ha mejorado mucho la seguridad laboral y la presencia de la mujer”. También coinciden al preguntarles si se ven muchos más años en la empresa. “Esperamos jubilarnos aquí”, afirman sin dudar.

Seguir el ejemplo

Otro apellido ilustre en FCC es el de Manuel Zafra, que falleció en el 2002, pero del que todavía hablan hoy los más veteranos. Después de llegar de Andalucía y dedicarse al transporte, se quedó sin trabajo por la crisis de los 80 y entró en la compañía, donde llegó a ser encargado general. “Casi no sabía leer y escribir, pero tenía mucho afán de superación y se hacía querer por todos. Era alguien con un carisma natural. Alguien descubrió esa habilidad y le propuso ser encargado. Entonces yo tenía unos 13 años y recuerdo que me regaló una máquina de escribir y me dijo: ‘Carmelilla, tú me vas a pasar las cosas a máquina’”, recuerda su hija, Carmen, que hace 21 años que está en la empresa. Y el nieto, Isaac Vergara, ya lleva cinco. Así que los genes de Zafra siguen muy vivos en FCC.

"Mi padre se hacía querer por todos. Lo tengo muy presente y cuando surge algún problema, siempre pienso en qué haría él”"

Carmen Zafra

Carmen tuvo un par de trabajos en Barcelona y luego se mudó a Sevilla con su marido. Pero no salió bien y volvió con Isaac, que tenía apenas 2 años. Así que le tocó arremangarse. “Empecé de limpiadora en colegios y fui haciendo muchas otras cosas, hasta que salió la oportunidad de acceder a un cargo intermedio. Nunca he tenido un trato de favor por ser hija de Zafra, pero sí he heredado su carácter extrovertido. Tengo muy presente a mi padre, y cuando me siento agobiada pienso siempre en qué haría él”, explica.

Isaac comenzó a trabajar en verano, con el objetivo de ganar algo de dinero para pagarse los estudios. Hasta que entró definitivamente en FCC. “Aunque, de hecho, creo que empecé de muy pequeño, porque mi madre a veces me tenía que llevar con ella cuando surgía algún imprevisto”, exclama. Isaac conduce camiones, pero no descarta seguir los pasos de su abuelo y de su madre: “Estoy muy a gusto donde estoy, pero sé que oportunidades en la empresa no me faltarán. Todavía es muy pronto y tengo que aprender más, pero no descarto optar a un puesto de más responsabilidad. Por ahora, intento dejar el pabellón muy alto”. Por tradición familiar no será…