Familia Torres | Premio Empresa +Sostenible por su compromiso con la reducción de las emisiones de CO2

Miguel A. Torres: «Nuestro objetivo es ser una bodega de emisiones netas cero antes del 2040»

Consciente de que el cambio climático es la mayor amenaza para el sector, el presidente de Familia Torres impulsó en el año 2008 el programa Torres & Earth para reducir la huella de carbono de la bodega

Miguel Torres, presidente de Familia Torres

Miguel Torres, presidente de Familia Torres / Sr Miguel Torres-jordielias 2017-3

Beatriz García

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Con una tradición viticultora que hunde sus raíces en el siglo XVI, los paisajes del vino han sido el escenario de su vida y la de su familia durante generaciones. De ese apego por la tierra nace la responsabilidad de cuidarla. Con sus hijos ya al frente de la compañía, Miguel A. Torres se reservó para sí el liderazgo del programa medioambiental y ha hecho de la lucha contra el cambio climático su caballo de batalla.

¿Cómo está afectando al sector del vino?

Siempre digo que la viña se parece en cierto modo a los canarios que antiguamente llevaban consigo los mineros al bajar a la mina cuando había peligro de grisú: si el canario se asfixiaba había que salir rápidamente al exterior. Estamos observando y sufriendo las consecuencias climáticas mucho antes que cualquier otro sector. Las tormentas son más fuertes, las sequías más extremas, las heladas primaverales y los golpes de calor más frecuentes… Lo vemos cada año pero en el 2022 se han batido todos los récords y la viticultura se va haciendo cada vez más difícil.

¿Cuáles serían las consecuencias de no pasar a la acción? 

No podemos permitirnos no pasar a la acción. Vivimos de la tierra y es nuestra obligación protegerla y asegurar que las siguientes generaciones puedan seguir cultivando la vid. La emergencia climática cambiará el mapa de las denominaciones de origen, habrá variedades que ya no se podrán cultivar en determinados lugares y se buscarán nuevos escenarios donde plantar viña, a mayor altura u otras latitudes. Se seguirá haciendo vino, pero será diferente.

¿Cómo y cuándo tomó usted conciencia de la necesidad de impulsar el programa Torres & Earth y cuál es su misión?

En el 2007 vi el documental Una verdad incómoda, de Al Gore, y entendí la gravedad de la situación. Al año siguiente pusimos en marcha nuestro programa ambiental, al que acordamos destinar cada año el 11% de los beneficios para implementar medidas de adaptación y mitigación. El objetivo era reducir un 30% las emisiones de CO2 por botella en todo el alcance, desde la viña al consumidor, en el 2020. Ya hemos superado el 35% de reducción y la nueva meta es llegar al 60% en el 2030 y convertirnos en una bodega de emisiones netas cero antes del 2040.

Ha recibido usted diferentes premios, señal de que su labor es reconocida. Pero, ¿está el mundo del vino tomando cartas en este tema o tiene la sensación de predicar en el desierto?

Tenía esta sensación años atrás. Por suerte, las cosas están cambiando, son cada vez más las bodegas que hacen esfuerzos para reducir su huella de carbono, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer. En el 2019 cofundamos la asociación International Wineries for Climate Action junto a Jackson Family Wines de California, un grupo de trabajo colaborativo para avanzar juntos hacia la descarbonización del sector a nivel global y con un compromiso real y auditado de reducción de emisiones. Ya contamos con unas 80 bodegas de 10 países y somos la primera organización agrícola en ser admitidos a la iniciativa Race to Zero de las Naciones Unidas.

¿Pasar del dicho al hecho es una cuestión de inversión? ¿Cuál es la importancia del I+D?

Sin duda hay que invertir en energías renovables y medidas de eficiencia energética, y también incentivar a nuestros proveedores a hacer lo mismo, si no es imposible reducir las emisiones de CO2. Nosotros hemos invertido 18 millones de euros desde que empezamos en 2008 en acciones de mitigación y adaptación como la compra de terrenos en altura y proyectos de reforestación. También destinamos importantes recursos a la investigación, un área que dirige mi hija Mireia, para estudiar cómo adaptarnos al nuevo escenario climático, por ejemplo, buscando variedades y portainjertos más resistentes o aplicando una viticultura de precisión mediante sensores o imágenes por satélite para un riego y aplicación de fitosanitarios más eficientes y ecológicos.

¿Cuáles son las principales actuaciones que la empresa ha llevado a cabo para proteger el medio ambiente?

Es la suma de muchas acciones pero la principal es sin duda el uso de energías renovables. En nuestra bodega de Pacs del Penedès, con las placas fotovoltaicas y la caldera de biomasa generamos el 50% de la energía que necesitamos y nuestra intención es llegar al 70%. También promovemos la movilidad con vehículos eléctricos y medidas de eficiencia energética, y hemos ido reduciendo gradualmente el peso de las botellas. Además, compensamos las emisiones gracias a la gestión de bosques, proyectos de reforestación en la Patagonia chilena y la viticultura regenerativa.

Ustedes pusieron en marcha algo que no se había hecho nunca, la captura y reutilización del CO2 de la fermentación. 

Sí, es un sistema relativamente sencillo y poco costoso que idearon nuestros ingenieros. Consiste en colocar unos globos encima de los depósitos fermentadores de manera que puedan capturar el CO2 liberado durante el proceso de fermentación del vino, que es el que la planta había absorbido antes mediante la fotosíntesis. Luego el gas se comprime y es transferido hasta otro depósito donde se almacena, para ser reutilizado posteriormente como gas inerte de relleno en los depósitos donde se almacena el vino para evitar su oxidación, hasta el momento de ser embotellado. Con este sistema, hemos reutilizamos unas 20 toneladas de CO2 anuales, que equivalen a un tercio del gas que hasta ahora teníamos que comprar fuera, y este año llegaremos a las 30 toneladas.

Después de una vida dedicada en cuerpo y alma al vino y a la viña. ¿Qué es lo que le hace sentir más orgulloso?

Que mis hijos continúen con el legado familiar y mantengan una tradición familiar centenaria. Y también saber que con el vino contribuimos a hacer un poco más feliz a la gente.