Apoyo de Sanchéz

El socialismo se vuelca con Salvador Illa para "rescatar a Catalunya del odio"

Sánchez arropa al candidato del PSC en el cierre de campaña y avisa: "Vamos a romper el cordón sanitario"

Illa carga contra "el juramento solemne de la confrontación perpetua" del independentismo

Acto final de campaña con Pilar Lobo, Pedro Sánchez, Salvador Illa y Eva Granados.

Acto final de campaña con Pilar Lobo, Pedro Sánchez, Salvador Illa y Eva Granados. / EL PERIÓDICO

Daniel G. Sastre

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El 28 de noviembre de 2010 se celebraron las elecciones que acabaron con el mandato de José Montilla, el último presidente de la Generalitat socialista. Más de una década después, Salvador Illa parte con opciones de imponerse en las urnas el domingo, aunque lo tendrá mucho más difícil para gobernar. Todo el socialismo ha echado el resto y se ha volcado con su candidato en el cierre de campaña para “rescatar a Catalunya del odio”, en expresión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Ha sido una campaña extraña –por las circunstancias a las que obliga la pandemia- pero extenuante para Illa, al que las encuestas dieron desde su desembarco la condición de aspirante a la victoria y que se ha convertido en el ‘punching-ball’ preferido de casi todos los otros partidos. Especialmente vertiginoso ha sido el último tramo de campaña: cuando la negativa del candidato socialista a hacerse una PCR parecía darle problemas, vino a rescatarlo el cordón sanitario que todos los independentistas, incluida ERC, establecieron por escrito contra el PSC.

Y ese compromiso de no pactar con los socialistas fue la munición principal que tanto Sánchez como Illa utilizaron durante el cierre de campaña para corroborar la que ha sido su tesis en las últimas dos semanas: que solo ellos promueven el “reencuentro” entre catalanes, frente al “odio eterno” que persiguen introducir en la sociedad tanto los indepedentistas como la derecha.

El cierre de campaña, en la sede del PSC, fue, en lo estético, tan sobrio como el resto de actos de estos días. Nada más lejos del Palau Sant Jordi u otros recintos imponentes que el socialismo llenaba en sus mejores momentos. Pero el PSC se preocupó por transmitir, ciñéndose a las dimensiones a las que obliga la pandemia, que a Illa le llegan los apoyos de todos lados. En el acto participaron, además de Sánchez, la presidenta del Senado, Pilar Llop; el secretario general de UGT, Pepe Álvarez; la ministra de Salud de Suecia; el líder del Partido Socialista belga y la senadora chilena Isabel Allende.

"Al reencuentro no se le puede poner un cordón sanitario"

El presidente del Gobierno se empleó a fondo contra el veto soberanista a Illa. “Es el pacto del miedo, es la foto de Colón del independentismo”, dijo. “Pero se equivocan, porque al reencuentro entre catalanes no se le puede poner un cordón sanitario, y vamos a romperlo votando a Illa como ‘president’”, añadió.

Sánchez cargó contra “la propuesta de odio eterno” que rezuma en su opinión ese pacto, firmado por gente que “a sus hijos les quieren dejar no un país, sino una trinchera”. Frente a esa actitud, el presidente del Gobierno propuso que, “desde el 15 de febrero, el ‘president’ Illa rescate a Catalunya del odio y la discordia”.

El candidato a la Generalitat, que en esta ocasión tuvo la última palabra en el acto, insistió en la misma línea. Y llamó la atención de que en “ese juramento solemne de la confrontación perpetua” están “todos”, en clara referencia a ERC, un partido que sin embargo sí llega a acuerdos con los socialistas en el Congreso.

"'Goodbye' a los independentistas"

Acto seguido, Illa echó mano de otra idea que ha utilizado a fondo durante la campaña: la de que él, como único candidato no independentista con opciones de ganar, debería ser también apoyado por quienes no son socialistas. Se dirigió a los exvotantes de Ciudadanos, por ejemplo. “Un mensaje a todos los que votaron por el cambio en 2017: el afecto es más fuerte que el odio. Si vosotros ponéis los votos, yo pondré el cambio. No os abandonaré, y diremos a los independentistas adiós, se acabó, ‘goodbye’”, dijo.

Como muestra de que es el único aspirante a ‘president’ que se preocupa por los “problemas reales”, subrayó que los independentistas han permitido “el deterioro de los servicios públicos, la reducción del gasto social en un 20%, que cerca de un 30% de niños catalanes estén en riesgo de pobreza y que haya más paro”. “Ellos quieren seguir así cuatro años más, y los problemas reales no pueden esperar más”, insistió.

Los socialistas están convencidos de que, si la participación no cae en exceso, pueden ganar las elecciones. Por eso Illa dedicó las últimas frases de su campaña a llamar a la movilización de los electores. “El bucle independentista se alimenta en buena parte de la abstención. Quedan menos de 48 horas para doblegar la curva de la confrontación. Solo si nos movilizamos podremos superar la etapa de desastre”, aseguró. Y se despidió con un: “¡A ganar!”.