Bailèn 70-72
El Taller Masriera, ajardinado y desnudo de añadidos arquitectónicos, renacerá como biblioteca y espacio vecinal y teatral
El Taller Masriera renace como teatro con un Chéjov por sorpresa

Recreación del futuro aspecto del Taller Masriera, en Bailèn 70-72. / Estudi Länk y DATAAE


Carles Cols
Carles ColsPeriodista
El Taller Masriera, singularísimo edificio de la calle Bailèn, un explícito homenaje a la Maisón Carrée de Nimes en mitad de la Dreta de l’Eixample, renacerá como nueva sede de la Biblioteca Sofia Bartat, también como teatro que fue durante varias décadas y, por último, como techo de la vida vecinal del barrio. El Ayuntamiento de Barcelona abrió el pasado lunes las plicas del concurso de ideas presentadas, que tenía como condición hacer compatibles esos tres usos, y el jurado se decantó finalmente por la propuesta del proyecto presentado por la alianza de talleres de arquitectura que han creado para la ocasión Estudi Länk y DATAAE. La propuesta plantea desnudar el Taller Masriera de algunos de los elementos añadidos a la largo de su historia que han afeado su original aire de templo romano y convertir esa conquista de terreno en una suerte de ágora ajardinada, incluso con la ilusión de que algún día el interior de la manzana sea recuperad también como espacio abierto al públio.
El Taller Masriera ha sido durante los últimos años el motivo de un pulso entre las intenciones iniciales del Ayuntamiento de Barcelona (que quería hacerle un traje más grande a la biblioteca y, de paso, replicar el éxito de imagen conseguido en Sant Martí con la García Márquez) y lo que deseaban los miembros de la Asssociació de Veïnes i Veïns de la Dreta de l’Eixample, es decir, disponer por fin, como cualquier otro barrio de la ciudad, de un equipamiento equiparable a la Sedeta o las Cotxeres de Sants, por poner dos ejemplos, pero en su caso con e aliciente de conservar la platea y el escenario del antiguo teatro Studium.

La Maison Carrée, joya romana de Nimes. / Dominio público
Fue el concejal del distrito, Jordi Valls, el que antes de que ese pulso se saldara de forma amarga, con la victoria de unos y la derrota de otros, que propuso lo que en principio parecía inviable, dar cabida bajo el mismo techo a todas las propuestas. El jurado del concurso, compuesto por representantes del distrito, de Biblioteques de Barcelona, del área municipal de Patrimoni, de los vecinos, de la empresa pública Bimsa (que es la que deberá llevar a cabo las obras) y del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya, opina que la idea ganadora cumple con creces ese planteamiento.
Lo que ahora hay sobre la mesa es solo un boceto general. Quedan varios pasos por delante. Habrá que redactar un anteproyecto, después un proyecto ejecutivo y, finalmente, quizá a finales del actual mandato municipal, licitar las obras. Con todo, con imaginación y la ayuda de las imágenes virtuales de lo que se pretende ya es posible visualizar lo que podría ser aproximadamente el resultado final.

El Taller Masriera, en su primera versión, a finales del siglo XIX. / E. Vilardell
El Taller Masreira fue levantado en 1882 por encargo de los hermanos pintores y orfebres Josep y Francesc Masriera. Los grabados de la época lo muestran tal cual como una versión reducida de la Maison Carrée, con sus cuatro fachadas bien visibles. Fue a partir de 1912 cuando comenzaron a añadirse ampliaciones al templo. Y en 1932 su uso dio un vuelco radical cuando el interior se reacondicionó como teatro, y no uno cualquiera. Sobre su escenario llegó a recitar Federico García Lorca un fragmento de ‘Doña Rosita la soltera’.
Tras la guerra, la actividad teatral renació, pero finalmente en 1950 se convirtió en el hogar de unas monjas de la congregación Pequeña Compañía del Corazón Eucarístico de Jesús. Tuvieron, eso sí, el detalle de mantener inalterada la sala del Studium. Incluso el cartel con el nombre seguía en su lugar, sobre el escenario.

El posible interior del futuro Taller Masriera, dominado por la luz natural / Estudi Länk y DATAAE
La compra de la finca por parte del ayuntamiento en 2020 no solo salvó el Taller Masriera de un destino incierto, sino que además permitirá ahora agitar el puzle de los equipamientos del barrio y hacerlo, además, con voluntad de que ese templo neoclásico dejé atrás ese aspecto tristón que le ha acompañado durante años.
La presencia de vegetación alrededor del edificio será una de sus características. Se vaciarán parte de su interior, de modo que se consigan estancias de generosas alturas e iluminadas en la mayor parte de los casos con luz natural. Con esa operación se liberarán los elementos patrimoniales más interesantes de todo aquello que los desfigura.
El espacio teatral será sin duda el alma principal del Taller Masriera, un espacio para la representación de obras, por supuesto, pero también un auditorio que será útil tanto para las actividades de la biblioteca como las de los vecinos.
No será hasta el próximo mandato que el Taller Masriera será por fin una realidad, pero, según Valls, tendrá todos los ingredientes para ser un equipamiento singular y único en un barrio claramente deficitario en equipamientos públicos.
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