Obras en 2026
Sant Antoni estrenará en 2027 la versión definitiva y mejorada de su 'superilla'
Parlament con Borrell, la primera plaza de Barcelona diseñada 'a la carta'

Vista virtual de la nueva plaza que surgirá en la calle Parlament tras consolidar la 'superilla' / Ayuntamiento de Barcelona


Carles Cols
Carles ColsPeriodista
Con 11 miIllones y medio de euros de inversión y unas obras que se prolongarán a lo largo de todo 2026, la cruz principal de los que en su día se dio en llamar la ‘Superilla Sant Antoni’, o sea, la intersección de las calles de Parlament y Borrell dejará atrás en 2027 su actual aspecto de urbanismo táctico (vamos, el tan controvertido uso de pintura amarilla sobre el asfalto) y renacerá como una suerte de versión mejorada de los ejes verdes del Eixample. Al menos eso es lo que pretende y anhela el actual equipo de gobierno, que asegura haber tomado detallada nota de los éxitos y desaciertos de Consell de Cent para aplicar las lecciones aprendidas a Parlament y Borrell.

El cruce de Borrell con Parlament, justo frente a la esquina del Federal. / Macarena Pérez
El propósito, pendiente de que durante el tercer trimestre de este 2025 se apruebe el proyecto ejecutivo y se liciten las obras, significa que a su manera se pone fin a ese aire de provisionalidad del urbanismo ensayado en aquella parte de Sant Antoni antes incluso de la pandemia. El área a mejorar no es poca. Son 22.600 metros cuadrados, o, lo que es lo mismo sobre el mapa de la ciudad, la calle de Borrell entre Manso y Paral·lel, Parlament entre esa misma avenida y la ronda de Sant Pau y, aunque sea solo un apéndice de todo lo anterior, la calle de Aldana.
Según la teniente de alcalde Laia Bonet, de los ejes verdes del resto del Eixample se han sacado suficientes lecciones como para no replicar exactamente el mismo modelo en Sant Antoni. Desde el punto de vista de la vegetación, la conclusión ha sido que los parterres vegetales no se han adaptado a los tramos intermedios de las calles. Necesitan más luz, la que les niega la sombra de los árboles. Por eso, ni en Parlament ni en Borrell los habrá. Los nuevos, que los habrá, se concentrarán en la plaza que genera el cruce de esas dos calles. La masa verde, con todo, crecerá. Las calles pasarán de tener dos hileras de árboles a tres. Habrá dos paralelas en zigzag en una de las aceras de cada calle. La otra acera conservará su configuración arbórea actual, porque ese lado contrario de la calle se pretende que sea el lugar asignado para uno de los problemas de los ejes verdes, la carga y descarga.

Recreación virtual de una calle, con tres hileras de árboles. / A. de B.
La reforma prevé que tanto Borrell como Parlament tengan una configuración de plataforma única, igual que Consell de Cent, pero con una importante novedad. Las tipologías de suelo se reducirán a dos, el clásico panot que en Barcelona todo el mundo identifica como acera peatonal, y un suelo de granito que servirá tanto para la circulación de vehículos, que se prevé muy moderada, como para indicar de forma inequívoca las zonas de carga y descarga.
El objetivo, según Bonet, es que todo sea más intuitivo y no esa suerte de barra libre que practican los transportistas en el resto de ejes verdes del Eixample, pese a la existencia clara de señales que regulan el uso de esas calles.

Recreación de la reforma prevista, con los dos tipos de pavimento. / A. de B.
Maria Buhigas, arquitecta en jefe de la ciudad, no plantea este cambio de planteamiento como una enmienda a lo llevado a cabo con anterioridad. Más bien, dice, es lo que ha sucedido durante décadas en Barcelona, que de cada obra se ha aprendido algo. En esta ocasión, la meta es poner fin a la provisionalidad del ‘experimento’ que se llevó a cabo sobre todo en el cruce de Borrell con Parlament.
Aquella era una intersección más de las calles de la ciudad, una zona básicamente vecinal a la que desde otros puntos de la ciudad e iba ocasionalmente por sus célebre horchatas y granizados. La Sirvent era el único negocio de esa parte del barrio conocido fuera del barrio. El día que en la esquina de Parlament con Borrell abrió el Federal en un edificio de arquitectura inusual, con un aire, si se permite la expresión, entre neoyorquino y berlinés, se puso a cero el cuentakilómetros de una transformación que entonces era difícil de adivinar.
Parlament se reveló como una calle con un potencial comercial (sobre todo de restauración) inimaginable. La plaza de urbanismo táctico que hoy hay frente al Federal es fruto de aquella evolución. En 2027 comenzará una nueva etapa.
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