Un mercado con 750 años de historia

Los Encants festejan la nueva Glòries como una oportunidad de dar salida a sus tesoros ocultos

Así son los rincones aún por descubrir de la gran ágora de Glòries que se inaugura el sábado

Encants, el mercado de Dorian Gray

Una vida vale 800 euros en los Encants

La Torre Glòries, reflejada en un espejo durante una subasta matinal.

La Torre Glòries, reflejada en un espejo durante una subasta matinal. / FERRAN NADEU

Carles Cols

Carles Cols

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De todos los vecinos de Glòries (el DHub, el centro comercial, el Teatre Nacional, tan raro que incluso le da la espalda a la plaza) puede que no haya ninguno más feliz que los Encants con el estreno del nuevo parque. No es que sea poco su público los días de mercado. Cerró el año 2024 con más de 6,2 millones de visitantes, un 13% más que en 2023. Pero como teme el presidente de los ‘paradistas’, José Nebot, hay aún demasiados barceloneses que desconocen qué mundo se cobija bajo aquel techo de espejos, un destino que, sin duda, merece la pena ser conocido. Crecieron las visitas de 2023 a 2024, es verdad, pero no lo hicieron las ventas en la misma proporción, como si hubiera en la ciudad un runrún de que aquello, más que un ‘marché aux puces’ capaz de toserle a cualquier feria francesa de ‘brocanteurs’, es un mercado de la pobreza. Nada más lejos de la realidad.

Los Encants cumplirán en 2028 sus primeros 100 años de vida en Glòries, la mayoría al otro lado de la plaza. Fue en 2013 cuando se trasladaron al deslumbrante (según le dé el sol) edificio actual, pero su historia es mucho más anciana. De forma ininterrumpida ha existido durante 750 años, primero en los alrededores de la plaza de Sant Jaume, después en la plaza Nova. Se mudó más tarde a lo que hoy es la plaza de Idrissa Diallo, a la Rambla, al Born y, en uno de sus momentos más críticos, a la avenida Mistral, con un aspecto tan desaliñado que aquello terminó por conocido como “las Hurdes catalanas”. Hasta que en 1928 los Encants (cuyo nombre es tan antiguo que procede de una expresión en latín, ‘in quantum’, o sea, por cuánto), desembarcó en la punta contraria del Eixample, Glòries.

El Mercat dels Encants y la promoción de pisos de Glòries, justo al lado.

El Mercat dels Encants y la promoción de pisos de Glòries, justo al lado. / ZOWY VOETEN

Un estreno esperanzador

El estreno del edificio actual fue esperanzador, recuerda Nebot. En aquel 2013 de ‘zapatos nuevos’ pasaban por los Encants unas 150.000 personas cada semana, muchísimas con cara de primera vez. La pandemia fue terrible, pero las cifras vuelven a ser notables. La media semanal de visitas es de unas 120.000 personas. Basta ir cualquier lunes, miércoles o viernes, días de subasta cuando despunta el sol, para certificarlo. También los sábados la plaza central y los pisos superiores son un hormiguero.

Mercado de los Encants de Barcelona

Juego de espejos en el techo interior del mercado de los Encants de Barcelona / Ajuntament de Barcelona

Pero algunos ‘paradistas’ tienen la sensación de que parte sus productos, pequeños tesoros procedentes muy a menudo de vaciados de pisos, son invisibles para sus potenciales compradores por la sencilla razón de que estos no van a los Encants. Porcelanas, muebles, ropa de marca se quedan a menudo sin vender, mientras los artículos más económicos sí que encuentran comprador. El hecho de que la inauguración del nuevo parque pueda trasladar en parte el centro de gravedad de la vida vecinal de los barceloneses es, en opinión de Nebot, una oportunidad para que, como si esto fuera un ‘tinder comercial’, se produzca el deseado ‘match’.

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