La gestión de una calle de éxito
Anatomía del atropello que sufrió el actor Toni Sevilla por parte de un ciclista en Consell de Cent
La Central quería abrir una nueva librería en Madrid y encontró el local perfecto a 627 kilómetros..., en Barcelona
La iconografía de las calles y parques de Barcelona, obra de un 'hombre de las cavernas', cumple 20 años

.


Carles Cols
Carles ColsPeriodista
Fue el segundo sábado de marzo cuando el actor (y ese día peatón) Toni Sevilla fue atropellado por una bicicleta en el cruce (salvando las distancias) más vietnamita de Barcelona. Acabó en el suelo y con la bicicleta literalmente encima, como una manta de metal y ruedas. “Te has movido”, se quejó el ciclista. Sevilla, que no renunció a su habitual sentido del humor pese a lo malhumorado que estaba, respondió: “Pues te ha salido una foto perfecta”. El pasado 3 de abril pidió la palabra en la audiencia pública del Eixample, esa suerte de ágora en la que los vecinos del distrito pueden hablarle de tú a tú a los concejales de la ciudad. Solo quería avisar de que algún día el daño será mayor que cojear tres semanas, como fue su caso, y entonces todo serán lamentos y denuncias de que se veía venir.
El accidente, por aclarar lo de la vietnamización del tráfico en los ejes verdes, ocurrió en el lugar exacto en el que se entrecruzan el urbanismo de Xavier Trias y Ada Colau. El primero, en su etapa como alcalde, llevó a cabo una significativa reforma del paseo de Gràcia. Bajo su gobierno, los carriles laterales se nivelaron con las aceras con una estética que no deja claro si aquello es una conquista para los peatones o simplemente una calzada más. La reurbanización nació, además, con sorprendentes defectos. Quienes cruzan transversalmente a pie el paseo de Gràcia con el semáforo en verde, como corresponde, se encuentran de repente, al subir a la acera, que por allí suben y bajan vehículos a los que ninguna luz en rojo les conmina a detenerse antes del paso de los peatones.

Toni Sevilla se hace el asustado en la 'escena del crimen' un mes después del accidente. / JORDI OTIX
El eje verde de Consell de Cent es un proyecto posterior y el encaje con las vías transversales que cruza presenta muchas particularidades. Coches, motos, furgonetas y camiones puede ir de Llobregat a Besòs por esa calle a la altura del paseo de Gràcia. Patinetes y bicicletas, también, pero en ambos sentidos de la marcha. Los peatones, por último, no siempre retranquean su ruta para pasar por el paso de peatones. En volumen de tráfico, por supuesto que aquello no es una calle del centro de Saigón, pero para cruzar hay que tener la vista de un camaleón.
Fue allí donde estaba Toni Sevilla. Caminaba por el lugar correcto. “Me paré medio segundo”, relató. Fue un instante de duda, por si tomaba otra ruta. Al segundo siguiente estaba en el suelo, como un doble de una película de acción.
Su extensa trayectoria sobre el escenario o delante de la pantalla la conocen bien los aficionados al teatro y el cine. Miembro fundador del Teatre Lliure, a lo largo de su carrera se ha puesto en la piel de personajes imaginados por Chéjov, Molière, Brecht, Jarry, Genet y, por supuesto, Shakespeare, al que merece la pena citar expresamente porque en sus obras hay 74 muertes violentas, 14 de ellas por suicidio, varios apuñalamientos, envenenamientos y hasta decapitaciones, pero ningún finado por atropellamiento. Su carrera en el cine y la televisión es también envidiable. “En la serie ‘Policías’ hasta accioné yo mismo los explosivos de un coche en la escena de una persecución”. Salió indemne. Ni un rasguño. Y en una zona peatonal, ¡patapam!, al suelo.

Toni Sevilla, de pie justo ahí donde hace un mes estaba por los suelos. / JORDI OTIX
Tras la foto de rigor en el lugar del crimen (con un poco de actuación, como resulta evidente) y ya con un café sobre la mesa, Sevilla se presta a reflexionar sobre lo que la semana pasada, en solo dos minutos de tiempo, quiso subrayar en la audiencia pública. El Ayuntamiento de Barcelona, vino a decir, es como Alejandro Magno, incapaz a veces de gestionar el éxito. Los ejes verdes son una conquista, pero mal administrada o, peor aún, arbitrariamente regulada. No hay apenas motos aparcadas en calles como Consell de Cent. Nada más estrenarse los ejes verdes, la Guardia Urbana fue implacable en el cumplimiento de esta prohibición. En cambio, furgonetas y coches parados a deshoras y de cualquier manera los hay todo el día, de un modo especialmente preocupantes a las horas de entrar y salir del cole.
Tampoco hay patinadores sin casco en Consell de Cent. Fue convincente el gobierno municipal cuando avisó de que los agentes serían muy celosos con esta norma. Sin embargo, la mayoría de los ciclistas pedalean por los ejes verdes más rápido de lo que dicta el sentido común y las señales de tráfico, y más cerca de los peatones de lo que deberían hacerlo. Así terminó Sevilla por lo suelos.
Aunque no es un dato crucial para esta anatomía de un atropello, no está de más subrayar que la víctima esta vez ha sido un vecino del barrio. Nació en Poblenou, en un tiempo que hasta merece el calificativo de pretérito: “Mi padre le preguntaba al sereno a qué hora había llegado yo a casa, y este se la chivaba”. Reside en la Dreta de l’Eixample desde hace unos 20 años, o sea, en un barrio sobresaturado de camas turísticas y, desde hace un tiempo, territorio ‘brunch’. Desde cierto punto de vista, Sevilla representa una especie amenazada y su supervivencia no es solo interesante a efectos de padrón. Es de los que varias veces por semana compran en el mercado municipal del barrio, la Concepció, con el plus de que, porque cree que hay que ser respetuoso con la pirámide alimenticia, le conocen en todas las paradas. Es fácil verle en la cola de la pescadería, en la de la carne y esta semana, sin ir mas lejos, regresaba a casa con una coliflor en el carrito. Nada de todo esto le importó al ciclista, claro: “Ni siquiera me pidió perdón”.
- ¿Dónde están los siete radares de velocidad de Terrassa?
- Vecinos de Pubilla Cases reclaman soluciones ante los ‘after’ sin licencia: “Los ruidos son insufribles”
- La presión policial en el aeropuerto y en Barcelona desplaza a los multirreincidentes a L'Hospitalet
- El genial pueblo de cuento a solo 45 minutos de L'Hospitalet
- Adiós a Óscar Muñoz, el periodista que hizo de la vida un arte
- La farmacéutica Sanofi escoge Barcelona para instalar su nuevo 'hub' de innovación
- El vecino de Sants que no puede salir a la azotea de Sant Jordi a Sant Joan por el acecho de una gaviota
- Dos años conviviendo con 35 pisos turísticos en el 'Bloc Tarragona': 'Es interminable lo que sufrimos