Otra norma desobedecida
Los motoristas desoyen la prohibición de aparcar en los alrededores de las escuelas de Barcelona
Revolta Escolar chequea el exceso de contaminación y ruido de 70 colegios
Barcelona alcanza los 4.300 tramos de acera en los que la moto ya no puede aparcar
Barcelona, una ciudad de motos mal aparcadas

Motos estacionadas en la acera, bajo el cartel de zona escolar, frente a la Escola Diputació. / MANU MITRU
Revolta Escolar presentó la semana pasada un chequeo a los problemas de contaminación y ruido que sufren los niños de 70 escuelas de Barcelona y sus alrededores y, entre los resultados, despuntaron dos datos muy llamativos. Primero, que las rutas de camino al colegio están invadidas por motos estacionadas sobre la acera en un 75% de los casos. Segundo, que la estrategia municipal de Barcelona bautizada como ‘Protegim les escoles’, con la que se han blindado con jardineras y vallas los accesos a algunos centros educativos ha resultado, por insuficiente, insatisfactoria para los padres en un 64% de los casos. ¿Un ejemplo? La Escola Diputació. La Associació de Famílies d’Alumnes (AFA) no creen que el suyo sea un caso excepcional, sino que simplemente es un ejemplo de lo común. Visitado el lugar a una hora elegida al azar, a media mañana, no hay otra conclusión que no sea la de subrayar que tienen razón. Y, por supuesto, no es la única
La escuela está entre las calles de Borrell y Viladomat, lado mar. El plan ‘Protegim les escoles’ llegó hasta sus puertas. Efectivamente, una valla separa la calzada de la acera. Pero a punta y punta de esa valla hay motos aparcadas. Al otro lado de la calle hay como poco una veintena larga de motocicletas estacionadas sobre la acera. Están en batería, algo expresamente prohibido en las ordenanzas municipales. Camino del interior de manzana de los Jardins Paula Montal, en Viladomat, la situación es parecida. De nuevo las motos ocupan el espacio reservado a los peatones. Es una ruta habitual al salir de clase, porque aquel interior de manzana merece la pena, pero, como señala Pablo Peralta, presidente de la AFA, el problema se hace más evidente cuando se organiza una salida escolar. Los autocares paran en Viladomat para encochar y desencochar. Las motos son entonces un obstáculo más que evidente. Se han quejado. Nada ha cambiado.

Motos y, al fondo, niños, frente a la escuela IPSI, en la calle de Borrell. / MANU MITRU
Entre los meses de enero y febrero, la Guardia Urbana multó a 717 motoristas en toda la ciudad por aparcar indebidamente sobre las aceras. La cifra resulta, por decirlo, suave, ridícula si se tiene en cuenta que a media mañana alrededor de la Escola Diputació había no menos 50 motos mal estacionadas, con el añadido de que los entornos escolares y los hospitalarios están llamados a ser, según las ordenanzas, aceras absolutamente libres de estos vehículos a motor. Parece lógico, dice Peralta. A veces no se repara suficientemente en ello, explica el presidente de esta AFA, pero cuando esas motos están en marcha sobre las aceras, ya sea porque llegan o porque se van, los tubos de escape están a la altura de la nariz de un niño de cuatro años. No deberían jamás circular por las aceras. Lo hacen. Tampoco deberían aparcar delante de la zona habilitada para dejar las bicicletas. También lo hacen. Deja claro Peralta que la AFA sabe perfectamente dónde está la escuela, en pleno Eixample. "No somos naífs". Pero de ahí a dar por buena la situación actual hay un abismo.

Un operario trabaja en una señal de zona escolar junto al centro de primaria Francesc d'Asis, junto a la plaza Universitat. / MANU MITRU
Un problema añadido es, según Mireia Piqueras, responsable de la comisión de salud de la AFA, que la ordenanza que impide aparcar en escuelas y hospitales no define con ningún tipo de concreción qué es el entorno al que hace referencia el texto de la norma. “Lo que está claro es que los niños y las niñas no se teletransportan hasta la puerta de la escuela”, dice Piqueras. Por algún camino tienen que llegar, explica. Y en el caso de la Escola Diputació hay, en este sentido, un plus de maltrato añadido. Para muchos alumnos, la ruta más lógica es ir a clase, y después a casa, a través de dos de los ejes verdes del Eixample, Consell de Cent y Borrell, donde sistemáticamente cada día hay vehículos de carga y descarga fuera de las horas permitidas. Por la mañana, ese tipo de operaciones están prohibidas antes de las 9.30 horas. No solo hay furgonetas y camiones antes de esa hora, sino que son muchos los conductores que no respetan los 10 kilómetros por hora de velocidad máxima permitida. Por la tarde se repite la escena, con especial gravedad en la confluencia de Consell de Cent con Borrell, una suerte de plaza que los vehículos deberían rodear, pero que cruzan por en medio para desespero de las familias de las escuelas de la zona.
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