La Manzana de la Discordia

La Casa Amatller rubrica su aniversario con el buen oficio de un grupo de recreación histórica modernista

La Casa Amatller, joya inmaculada del modernismo, celebrará el 12 de marzo tres aniversarios históricos

Un monumento de papel rinde homenaje al paseo de Gràcia en su bicentenario

La Casa Amatller, tal y como era

La Casa Amatller, tal y como era / FOTO Y VÍDEO: MACARENA PÉREZ

Carles Cols

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Fue un 12 de marzo, pero de 1898, cuando Antoni Amatller, que había amasado una fortuna con la buena mano de su familia para la elaboración de exquisitos chocolates, compró un anodina finca del paseo de Gràcia y le pidió a Josep Puig i Cadafalch que se la reformara al gusto de la época. Fue la Casa Amatller la primera de las obras que más tarde invitarían a conocer aquella pieza de la cuadrícula de Cerdà como la Manzana de la Discordia, nombre tan estupendo que aún perdura, y para celebrar aquella fecha, y también el hecho de que hace ahora 10 años esta joya abrió sus puertas como museo casi inmaculado de lo que fue hace un siglo, la fundación responsable de este tesoro ha organizado una jornada completa de visitas. Y lo ha hecho, cómo no, con una teatralización muy adecuada, la de un grupo de recreación histórica que nació hace más de 20 años en Terrassa. Como guinda de la celebración han estado, como siempre, insuperables.

Tienen los miembros de este grupo que, literalmente, tiene un gran fondo de armario, un nombre que si algo es no es corto. Associació Cultural de Recerca Històrica Modernista Llum i Color del 900. Ahí es nada. Su presencia por las calles del Eixample comienza a ser un clásico cuando se celebra la Fira Modernista en mayo y la fiesta mayor de la Dreta de l’Eixample, pero son conocidos en decenas de pueblos y ciudades más. No paran. Si el guion lo exige, hasta pueden presentarse caracterizados de indianos. Maria Dolors Farré suele ejercer de portavoz. De secretaria, pues ese era su oficio antes de jubilarse, ha ascendido socialmente a la categoría de burguesa. “En realidad todo esto nació hace 21 años en el Casal Roca de Terrassa, con una simple afición por coser”.

Tras tantos años de dedicación, los más de 40 miembros de esta asociación representan su papel con un oficio que ya le hubiera ido bien a alguno de los adinerados burgueses de cuando el paseo de Gràcia comenzó a ser la calle más noble de la ciudad. Cuenta en ocasiones el cronista Lluís Permanyer el caso de Maria Regordosa, gran fortuna del sector textil, a la que en una ocasión se le oyó decir a su chófer que la llevara a pasear por aquel bulevar casi como si fuera una condena por su condición social. “’Anem a fer el merdes’”, dicen que le dijo.

La Casa Amatller es (parece que no hay apenas discusión en ello) la casa modernista mejor preservada de Barcelona, tanto que los visitantes tienen que calzarse unos peucos protectores para visitarla. La jornada de celebración no ha sido una excepción. El hogar de Amatller y, después, de su hija Teresa, está prácticamente inalterado. Es un retrato en alta resolución de cómo era realmente la vida de puertas adentro en las fincas del paseo de Gràcia, con un acceso exclusivo para los dueños y una escalera menos noble para los arrendatarios de las plantas superiores. La visita suele proporcionar siempre esa sensación de viaje en el tiempo. Con el grupo de recreación histórica invitado para la ocasión, ese viaje ha sido único.